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Ed. Troquel, año 1997. Tamaño 19,5 x 14 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 156

Los Versos de Oro, Pitágoras214Los Versos de Oro constituyen la esencia de la enseñanza y prácticas de la comunidad dirigida por Pitágoras. Nacido en Samos, probablemente en el 580 a. C., Pitágoras recibió formación en aritmética, geometría, astronomía y religión de diversas fuentes: asistió a la Escuela Jónica; fue discípulo de Ferécides (el primero en escribir sobre la inmortalidad del alma), Tales de Mileto y Anaximandro; viajó por Fenicia, Egipto, Caldea y Persia (de donde adoptó la teoría de la metempsicosis o reencarnación).

A causa de la tiranía de Polícrates en Grecia, se exilió en Crotona y allí fue donde abrió su propia escuela, considerada más bien una orden religiosa. A su escuela asistían grupos de características bien distintas según el grado de cercanía al maestro, o grado de iniciación: el grupo de los exotéricos u oyentes estaba constituido por los aspirantes en los primeros años del ciclo preparatorio; los más cercanos eran los discípulos esotéricos, también llamados directamente pitagóricos. La admisión de los aspirantes requería un muy estricto ciclo preparatorio previo a cualquier participación en la sociedad pitagórica, a partir del cual se era admitido en alguna de las categorías de discípulos.

El ciclo inicial pasaba por distintos períodos: primero un examen previo de la familia, educación y carácter del aspirante; luego un período de tres años, durante el cual se observaba si el discípulo tenía verdaderos deseos de aprender; después cinco años de silencio y de vida austera, durante los cuales no se tenía contacto directo con Pitágoras; y por fin, si el aspirante era juzgado digno de ello, se le permitía ver al maestro y asistir a sus lecciones privadas.

Pitágoras estudiaba rigurosamente la vocación de los que llegaban hasta él. Antes de admitirlos en las primeras iniciaciones trataba de leer en sus rostros, de adivinar en su actitud, en su porte, en todos los hábitos y costumbres de su persona, las inclinaciones de su alma, el fondo verdadero de su carácter y las aptitudes propias de su espíritu. A partir de cierto grado de iniciación, los discípulos pasaban a integrar una comunidad poniendo todos sus bienes en el fondo común de la escuela. Vestían hábito blanco, practicaban ayunos periódicos, no comían carne, destinaban gran parte del tiempo a la contemplación y la meditación y se consideraban hermanos entre sí.

El carácter religioso de la asociación pitagórica se manifiesta, entre otros hechos, en que se admitían mujeres, cosa que entre los griegos no se comprendía sino en virtud de fines religiosos.

Se conoce que en la época de apogeo de la sociedad pitagórica unas doscientas familias formaban parte de la comunidad. Es difícil, si no imposible, separar en las concepciones pitagóricas las nociones de mística, metafísica y matemáticas. La búsqueda de la explicación de la existencia estaba referida a la noción de un Dios, principio de todas las cosas, determinadas a su vez por el número y la armonía numérica.

Aunque existe poca información sobre las doctrinas de Pitágoras y es difícil discriminar cuáles escritos que se le atribuyen son apócrifos, su filosofía esquemáticamente giraba en torno de los siguientes puntos:

-El principio de todas las cosas es Dios, unidad absoluta de espíritu y materia
-El resto del mundo consiste de cosas y seres imperfectos y duales
-De Dios emanan los espíritus, los demonios y las almas de los hombres
-El alma, por el hecho de participar de la unidad (puesto que emana de Dios) y la dualidad (puesto que pertenece a los hombres), es un número
-Las almas, de existencia eterna, emigran de un cuerpo a otro y se van purificando progresivamente hasta alcanzar la divinidad
-La medida y la armonía de las cosas constituyen la ley suprema del universo. Los números (la regularidad, el orden y la simetría) son el principio esencial de las cosas

INDICE
Introducción
Primera Parte
Los Versos de Oro
Segunda Parte
Comentarios de Hierocles a Los Versos de Oro de Pitágoras
Introducción de Hierocles
Verso I
Verso II
Verso III
Verso IV
Verso V
Versos VI a VIII
Versos IX y X
Versos XI y XII
Versos XIII a XVI
Versos XVII a XX
Versos XXI a XXIII
Versos XXIV a XXVI
Versos XXVII a XXIX
Versos XXX y XXXI
Versos XXXII a XXXIV
Versos XXXV a XXXVIII
Verso XXXIX
Versos XL a XLIV
Versos XLV a XLVII
Verso XLVIII
Versos XLIX a LIII
Versos LIV a LX
Versos LXI a LXVI
Versos LXVII a LXIX
Versos LXX y LXXI