Ed. Los Libros de Nuestro Tiempo, año 1949. Tapa dura. Tamaño 22 x 15 cm. Usado muy bueno, 292 págs. Precio y stock a confirmar.

Curzio Malaparte Falconi (Prato, 1898 – Roma, 1957), de nombre real Kurt Erich Suckert, combatió en la Primera Guerra Mundial, ganándose una capitanía en el Quinto Regimiento Alpino y algunas condecoraciones al valor. En 1922 formó parte de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini. En 1924 fundó el periódico romano La Conquista dello Stato. Como miembro del Partido Nacional Fascista fundó varios periódicos, contribuyendo con otros a través de sus artículos y ensayos, escribiendo numerosos libros desde comienzos de los años 20 y dirigiendo dos periódicos metropolitanos. En 1926 fundó junto a Massimo Bontempelli (1878–1960) la publicación trimestral 900. Más tarde se convirtió en co-editor de Fiera Letteraria (1928–1931) y uno de los editores de La Stampa, en Turín.

Su novela de guerra confesional La revuelta de los santos (1921) criticó la Roma corrupta como al verdadero enemigo. En Técnica del golpe de Estado (1931), Malaparte atacaba a Adolf Hitler y Mussolini. Así fue expulsado del Partido Nacional Fascista y enviado al exilio interno desde 1933 a 1938 en la isla de Lipari. Fue liberado por la intervención personal del yerno de Mussolini, Galeazzo Ciano. El régimen de Mussolini arrestó a Malaparte de nuevo en 1938, 1939, 1941 y 1943, encarcelándolo en Regina Coeli, infame prisión romana. Sin embargo, desde noviembre de 1943 hasta marzo de 1946 fue adjunto al American High Command en Italia como agente italiano de enlace. Después de la guerra las tendencias políticas de Malaparte viraron a la izquierda, convirtiéndose en miembro del Partido Comunista Italiano.

En 1947 Malaparte se estableció en París y escribió obras de teatro sin demasiado éxito. Murió de cáncer durante 1957. «La piel» comienza con los ejércitos aliados firmemente posicionados en el sur de Italia, con una nación que ha cambiado de bando de un día para otro, y con un pueblo que ha sido capaz de mantener su dignidad durante la ocupación alemana, y que ahora “se vende” y vende a las tropas liberadoras su dignidad tan duramente ganada por aceite, chocolate, cigarrillos o medias de seda. La historia, contada en primera persona, con Malaparte como protagonista, desgrana aspectos anecdóticos, descarnados, humorísticos y grotescos del día a día del conflicto bélico en Italia entre 1943 y 1945.

La acción se desarrolla fundamentalmente en la retaguardia, en una ciudad, Nápoles, que ha sido “tomada” literalmente por un ejército multinacional y babeliano, y donde existe un encontronazo cultural e ideológico entre los italianos y sus “liberadores” aliados. Malaparte hace gala de una fina ironía y una acerada crítica en la descripción de la vida cotidiana en esa retaguardia. El pueblo napolitano, acostumbrado a vivir y malvivir bajo dominadores de diverso signo y nacionalidad prácticamente desde el principio de los tiempos, descubre de improviso que, bajo el gobierno de los “libertadores”, la vida no se diferencia mucho de la anterior.

Esta obra constituye una crítica acerada y mordaz hacia un país y sus gentes como sólo puede tenerla un ciudadano de ese país. Porque la visión de Malaparte hacia “su” Italia está cargada de pesimismo y tristeza, de desencanto y desesperanza: la explicación del negocio de venta de soldados negros entre los chiquillos napolitanos; la visita que realizan Malaparte y el teniente Jimmy a una miserable casa para poder comprobar que aún existían “vírgenes” en Nápoles; la “peste” que asola la ciudad, enfermedad que aqueja al pueblo napolitano, consistente en una concupiscencia desmedida en busca de comida y artículos varios; las “pelucas” que utilizaban las mujeres napolitanas para disimular su vello púbico, ya que a los soldados afroamericanos del Quinto Ejército preferían las mujeres rubias; la peregrinación de la “quinta columna” homosexual desde Europa hacia el liberado sur de Italia, huyendo de los alemanes; la prostitución de niños para las tropas coloniales francesas; el avance sobre Roma por la vía Apia, con paradas turísticas en todos los monumentos históricos; el atropello y aplastamiento de un civil por un tanque americano a la entrada de la Ciudad Eterna, y la asistencia de Malaparte y un pastor protestante a su velatorio; la conquista de Florencia, y los juicios sumarios y fusilamiento de los voluntarios fascistas por parte de los partisanos…