Precio y stock a confirmar
Ed. Edaf, año 2010. Tamaño 18 x 11 cm. Versión y notas de Simon Leys. Nuevo, 308 págs.

Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C.

El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo período.

En el corto ensayo que escribió sobre Confucio, Elias Canetti resaltó algo que se le ha pasado por alto a la mayoría de los estudiosos. Señaló que las Analectas constituyen una obra cuya importancia no reside sólo en lo que dice, sino también en lo que no dice. Esta observación es iluminadora. Sin duda, las Analectas hace un señalado uso de lo no dicho, lo cual es también un recurso característico del espíritu chino; más adelante encontraría sus aplicaciones más expresivas en el campo estético: el uso de los silencios en la música, el del vacío en la pintura y en los espacios sin nada de la arquitectura.

Los silencios de Confucio se producían fundamentalmente cuando sus interlocutores intentaban llevarlo a la cuestión del más allá. Consideremos este pasaje: «Zilu preguntó sobre la muerte. El Maestro respondió: «Si no conoces la vida, ¿cómo puedes conocer la muerte?»». Canetti añadió el siguiente comentario: «No conozco a ningún sabio que haya tomado más en serio la muerte que Confucio». La negativa a responder no es una forma de evadir el tema, sino que, por el contrario, es la afirmación más poderosa, puesto que las preguntas sobre la muerte siempre se refieren, de hecho, a un tiempo más allá de la muerte. Cualquier respuesta salta por encima de la muerte, haciendo desaparecer tanto ésta como su imposibilidad de comprenderla.

Indice:

Prólogo
Introducción
Analectas de Confucio
Notas