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Ed. Barral/Corregidor, año 1976. Tamaño 18 x 12 cm. Traducción de Ana María Moix. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 166

Esperando a godot Fin de partida, Beckett134Esperando a Godot

Dos personajes esperan la llegada de un hombre llamado Godot. El diálogo entre ellos, mientras esperan, junto con la espera misma, representa el absurdo de la existencia humana. Beckett describe el lugar como un camino de campo con un árbol, durante la tarde. El escenario vacío hace que la atención se centre sobre los personajes y su aislamiento.

No existe un argumento específico en Esperando a Godot, y los personajes son escasos. La obra se divide en dos actos, y cinco partes básicas idénticas en cada acto. Estas partes son: Estragón y Vladimir solos; entrada de Pozzo y Lucky; salida de Pozzo y Lucky; llegada del mensajero; y Estragón y Vladimir solos una vez más. La ausencia de argumento y de acción dirige al espectador y al lector a centrarse en las palabras. Esto da a Beckett la oportunidad de comentar de filtrar la existencia humana a través de la filosofía existencialista. Godot representa también la búsqueda humana del sentido de la vida. La batalla por encontrar significado es en sí misma insignificante para los existencialistas, porque no existe tal sentido. La vida es absurda y sin sentido, y eso es lo que muestra la espera de Vladimir y Estragón.

Para Beckett la humanidad sabe que no hay significado en la vida, pero se resiste a aceptar este hecho porque significaría que hay una aterradora libertad en la aceptación de que no existen verdades universales, ni verdaderos o falsos universales. Beckett lleva a sus personajes a decir que cuando uno acepta un Dios, o entrega su vida a la búsqueda de un significado a través de la religión u otros medios, se niega a sí mismo la libertad y se ata a los ideales falsos de una verdad desconocida. Cuando Estragón pregunta si están comprometidos, está diciendo que hay una posibilidad de rechazo a estas verdades falsas, la cual podría abrir las puertas a una total libertad de elección. Esta posibilidad les asusta y les fuerza a rechazar esta idea, prefiriendo permanecer en la comodidad de las reglas y las verdades sin sentido. El que continúen esperando a Godot representa la preferencia humana por lo “seguro”.

El género humano conoce la imposibilidad de la verdad, pero elige confinarse a sí mismo, porque una vida sin sentido es insoportable. Esta obra muestra la adicción humana a la búsqueda de conocimiento y de Dios, y la futilidad de esa busca.

Fin de partida

Fin de partida es la segunda obra de teatro que escribió Beckett. La hizo en Francia entre 1954 y 1956, poco después de Esperando a Godot (1953) y su famosa trilogía de novelas: Molly, Malone muere y El innombrable (1951-1953). Aunque nació en Dublín, el escritor se estableció en París en 1936. Trabajó como secretario del genial autor irlandés James Joyce, pero adoptó el francés como su lengua literaria, aunque su obra adquirirá pronto un carácter universal, recibiendo el Premio Nobel en 1969.

En Fin de Partida, como en otras obras de Beckett, los personajes aparecen encerrados. Están recluidos en una habitación, cuando las campanas del mundo parecen haber anunciado la hora final.

Los personajes son los únicos supervivientes de un cataclismo que ha asolado la tierra, dejándola inerte y sin vida. En ese espacio convive Hamm, ciego y paralítico, con su sirviente Clov, al que mantiene esclavizado desde su silla, sin poder sentarse. Junto a ellos vegetan los padres de Hamm, Nagg y Nell, hundidos sin piernas, en dos cubos de basura. Fuera no parece haber nada…

Hamm y Clov se odian, pero tienen que seguir juntos, como si la separación constituyera su suicidio. Mientras nada pasa, ni sucede a su alrededor… Nagg y Nell, cuando no duermen, charlan continuamente, evocando escenas de amor del pasado, paseando junto a un lago o montando en bicicleta… Clov repite una y otra vez su decisión de marcharse, pero siempre se acaba deteniendo al borde de una puerta, que no logra abrir… Hamm lo tortura con sus palabras, humillándolo con la crueldad y amargura que corroe su vida:

′Un día quedarás ciego, como yo. Quedarás sentado en algún sitio, plenitud pequeña perdida en el vacío para siempre, y en la sombra. Como yo… Mirarás un rato a la pared y luego te dirás voy a cerrar los ojos, tal vez dormir un poco, después de todo, será mejor, y tú los cerrarás. Y cuando vuelvas a abrirlos ya no habrá pared… un infinito vacío te rodeará. Todos los muertos de todos los tiempos no bastarían para llenarlo. Tú serás como una gavilla en la estepa…′

′Estoy tan asqueado -dice Clov-, que cuando abro los ojos sólo me veo los pies y un pequeño rastro de polvo entre mis piernas. Me digo a mi mismo que la tierra se ha apagado, aunque nunca la vi, encendida…′

Los personajes sólo hablan por miedo a quedarse solos. Sus monólogos son meros soliloquios en voz alta, donde sus pensamientos se entremezclan en un libre fluir de asociación de ideas… El absurdo de la vida se decide en un juego a una sola carta, que va a determinar el final de la partida.

Hamm comienza la obra bostezando: ′Así que… me vuelve a tocar a mí′. Cuenta entonces una historia por entregas, que no logrará acabar y de hecho va alargando con vanas promesas de una próxima conclusión. Pero la historia no interesa a nadie ya. Hace tiempo que perdió todo su sentido…

Acto sin palabras

Acto sin palabras es una representación realizada mediante recursos de teatro puro: mímica, juego trágico fundamental.

En otras obras, Beckett ya se había referido a la futilidad del lenguaje hablado, pero, en esta pieza, las palabras ya se dan por desvanecidas. Un hombre es arrojado a un escenario, intenta salir, pero es obligado a permanecer en él. La necesidad hace que el escenario se convierta en su único campo de acción, en su único mundo, en el cual, además del escenario, existen unos pocos objetos.

Con todo, la misma fuerza que le señaló aquel espacio, le pide tocar y servirse de dichos objetos. El protagonista de Acto sin palabras es un hombre libre, pero su libertad es vetada por el orden que rige su conducta. He aquí la tragedia.

INDICE
Esperando a Godot
Fin de partida
Acto sin palabras