Ed. Salvat, año 1984. Tamaño 13 x 20 cm. Traducción de Camila Batlles. Prólogo de Juan Luis Cebrian. Incluye 120 ilustraciones en blanco y negro. Usado excelente, 170 págs. Precio y stock a confirmar.

Este libro no es un estudio psicológico de la personalidad de Dickens, ni siquiera una investigación histórica sobre su vida. Es, más bien, una consideración literaria de su obra, al hilo de la cual se nos cuentan las principales efemérides personales del autor. Priestley logra comunicar aquí que la vida de un autor son esencialmente sus obras. Y que muchas veces éstas son en gran medida pensadas y realizadas por el mismo desde la decisión previa de convertirlas en la memoria histórica, pero también en el presente vivo, de su personalidad.

Tres rasgos esenciales caracterizan el presente estudio. Primero, la capacidad y profesionalidad de Dickens como periodista. Segundo, su dedicación a las nuevas formas de comunicación y expresión. Tercero, su empecinamiento mil veces frustrado en ser autor y actor teatral. Y los tres aparecen unidos por una especie de hilo conductor que es el deseo palpitante de Charles Dickens de influir en su tiempo, de no ser un poeta o un autor desgajado de su sociedad, de participar activamente en la denuncia de las lacras sociales de la Inglaterra del siglo XIX .

La condición de periodista de Dickens le acompañaría toda su vida. En realidad, no sólo cuando trabajaba de reportero y cronista parlamentario o cuando dirigía el Daily News desempeñaba esa profesión. Ni el crudo humor de Los papeles de Pickwick ni las amargas descripciones del submundo de la pobreza y las cárceles a las que nos tiene acostumbrados, revelan otra cosa que la audacia satírica de un crítico y la percepción expresiva de un reportero.

Estas conexiones entre periodismo y literatura, en la mejor tradición de las letras universales y en la más explícita de la narrativa inglesa y norteamericana, ayudan por lo demás a entender la popularidad y el dinero a que se hizo acreedor. Frente a la figura del intelectual maldito o marginado, Dickens es el ejemplo del escritor triunfante e influyente que, sin embargo, es capaz de no doblegarse ante su entorno y de imponer sus convicciones y su entendimiento de la existencia.

Por eso, el aspecto mundano de su vida, teñido a veces de falsa frivolidad, es tal vez uno de los atractivos más indiscutibles que posee. Dickens no fue un pensador sino un narrador, un observador agudísimo de la realidad y un hombre convencido de la capacidad de entretenimiento de la literatura, al mismo tiempo que de los condicionamientos profesionales de su ejercicio.

Indice:
La herida de una infancia desgraciada.
Un joven reportero.
Pickwick entra en escena.
El escritor en familia y en sociedad.
Las primeras novelas.
La experiencia americana.
Estancia en Italia.
Hacia la madurez como novelista.
La etapa de David Copperfield.
Un ferviente reformista.
Al encuentro del desastre.
Un adiós lleno de gratitud, respeto y afecto.
Cronología.
Testimonios.
Bibliografía.