Precio y stock a confirmar
Ed. Fondo de Cultura, año 2003. Tamaño 23 x 15 cm. Traducción de Ricardo Ibarlucía y Laura Carugati. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 240

walter-benjamin-y-su-angel-001«El 26 de septiembre de 1940 Walter Benjamin se quitó la vida ingiriendo una dosis letal de morfina mientras huía de los alemanes, cuando en la frontera de Francia con España la autoridad española de Port-Bou amenazó con deportarlo de nuevo a Francia junto con el grupo que lo acompañaba en el intento de cruzar los Pirineos. Benjamin tenía entonces cuarenta y ocho años.

Benjamín fue un filósofo. Lo fue en todas las fases de su actividad y en cada una de las que ésta adoptó. Visto desde fuera, escribía por lo general sobre asuntos de la literatura y el arte, con frecuencia también acerca de fenómenos situados en la frontera de la literatura y la política y sólo raras veces sobre objetos reconocidos y juzgados convencionalmente como temas de la filosofía pura. Pero, aun así, era movido por las experiencias del filósofo. Con la palabra “metafísica” se alude a la experiencia filosófica del mundo y su realidad, y ciertamente era éste el uso que le daba Walter Benjamin. Él era un metafísico. Diría incluso: el caso puro de un metafísico. El hecho de que en esta generación el genio de un metafísico puro pudiera manifestarse mejor en todos estos terrenos que en aquellos que la metafísica tradicional consideraba de su competencia corresponde precisamente a las experiencias que acuñaron la propia naturaleza de Benjamin y su originalidad.

De manera insistente -y en esto es un curioso compañero de Georg Simmel, con quien, por lo demás, no suele vinculárselo- se hallaba atraído por objetos que en apariencia poco o nada tenían que ver con la metafísica. Hace a lo singular de su genio el modo en que, bajo la mirada de Benjamín, cada uno de esos objetos revela una dignidad y un aura filosófica propias, cuya descripción justifica semejante esfuerzo.

Su ingenio metafísico se basaba en que esta experiencia de una inaudita plenitud constituía, sit venia verbo, una producción simbólica, y era este aspecto de su experiencia el que, en mi opinión, daba a muchas de frases más luminosas un carácter oculto. Y esto no es nada sorprendente. Benjamín era un hombre al que las experiencias ocultistas no le eran para nada extrañas, de modo que algunas veces, si no por lo general, se hacen visibles como tales, inalteradas, en su obra. (Tal es la causa también de por qué pudo indagar de manera tan precisa e insuperable el carácter oculto de las experiencias decisivas de Proust).

Vi a Benjamin por primera vez hacia el final del otoño de 1913, mientras partiucipaba en Berlín de un debate sobre Wyneken y el Libre Estudiantado alemán, entre la juventud sionista y los miembros judíuos del círculo Anfang (Comienzo), como portavoz principal de éste último grupo. Ya no sé exactamente qué decía, pero conservo el más vivo recuerdo de su talante como orador. Su imagen se me ha quedado grabada en la memoria, ya que Benjamin, sin mirar nunca a los oyentes, fijaba la vista durante su alocución en un ángulo alejado de la sala, hacia el que se dirigía mirando con la mayor intensidad, como aún puedo verlo…»

Gershom Scholem

Este libro reúne catorce ensayos y artículos referidos a la vida y la obra de Walter Benjamin.

Entre los primeros sobresalen el estudio de la relación entre su genio metafísico y la dialéctica materialista, la investigación genealógica sobre sus antepasados y parientes, y la interpretación del hermético texto «Agesilaus Santander» basada en sus nombres secretos, dos mujeres amadas y el ángel de la pintura ‘Angelus Novus’ de Paul Klee. Entre los segundos se cuentan prólogos o epílogos a obras de Benjamin, y una encendida respuesta a la acusación de hacer de él un destacado judío y no un destacado alemán.

Todos estos trabajos testimonian el compromiso de Scholem con el legado del escritor más significativo de la lengua alemana. El estrecho vínculo personal e intelectual que mantuvieron, fundado tanto en afinidades como en discrepancias, resultó crucial para ambos. Mientras Benjamin vivió, Scholem fue su lector ideal. Tras su trágica muerte, se convertiría en su mejor intérprete.

INDICE
A- ENSAYOS
1- Walter Benjamín
2- Walter Benjamin y su ángel
3- Los nombres secretos de Walter Benjamín
4- Walter Benjamin y Felix Noeggerath
5- Antepasados y parientes de Walter Benjamín
B- ARTICULOS
1- Recordando a Benjamín
2- Prefacio a las ‘Cartas’ de Benjamín
3- Epílogo a ‘Crónica berlinesa’ de Benjamín
4- «El alemán Walter Benjamin» de Peter von Haselberg
5- Prólogo a la ‘Correspondencia’ con Benjamín
6- Un aporte a la ‘Correspondencia’ con Benjamín
7- Prólogo al ‘Diario de Moscú’ de Benjamín
8- Benjamin y Baader. Una carta a Walter Boehlich
9- Sobre la huida fatal de Benjamin
‘A propósito del informe de Lisa Fittko’. Epílogo
Evocación de Scholem, de Rolf Tiedemann
Nota editorial