Ed. Fondo de Cultura Económica, año 1947. Primera Edición en castellano. Tapa dura. Tamaño: 22 x 14 cm. Edición, prólogo y notas de Ramón Iglesia. Usado excelente, 344 págs. Precio y stock a confirmar.
Nació Hernando Colón en España, en Córdoba, por agosto de 1488. Los Reyes Católicos están atareados viendo de acabar con el reino moro de Granada. Cristóbal Colón merodea por Córdoba, que por entonces es cuartel general de operaciones. Viudo, con poco más de treinta años, conoce a Beatriz Enríquez de Arana y tiene con ella un hijo, Hernando. Siendo éste todavía muy niño, logra ver el padre realizados sus planes.
Lleva a cabo el gran viaje de 1492 y se abren todas las puertas, incluso las de la corte, para él y los suyos. Hernando y su hermano mayor Diego son admitidos como pajes del príncipe Don Juan, heredero de las coronas de Aragón y Castilla. No obstante haber acompañado al descubridor en su cuarto viaje (mayo 1502-noviembre 1504), no obstante una estancia de meses en la isla de Santo Domingo en 1509, no obstante una solicitud para continuar los descubrimientos del Almirante, hecha en 1511 y no aceptada, Don Hernando es hombre del Viejo Mundo, europeo y renacentista.
El núcleo de su vida, los años que transcurren entre 1509 y 1539, fecha en que muere, los pasa en Europa. Si se ocupa de las nuevas tierras de América es en su biblioteca y en sus escritos, estudiando geografía y cosmografía, interviniendo en las juntas donde se trazan las líneas de demarcación y se discute con los portugueses, rivales entonces de los españoles en la carrera de los descubrimientos, asesorando a Carlos V, nieto de Fernando e Isabel, de cuyo séquito forma parte cuando sale de España para coronarse emperador de Alemania.
Don Hernando se puso a escribir la vida de su padre cuando vio la fama del descubridor puesta en entredicho. Tal vez no la hubiera escrito nunca de no haberlo impulsado el ambiente de polémica que crearon los pleitos de la familia del descubridor con la Corona y las afirmaciones de algunos escritores que se ocuparon del descubrimiento.
La Corona había hecho a Colón unas concesiones desmesuradas antes de que iniciase sus descubrimientos, nombrando almirante, virrey y gobernador a él y a sus descendientes, de todas las tierras que se descubriesen y por descubrir en las partes de las Indias. No hubo que esperar a las grandes conquistas de México y Perú para que la Corona recortara las alas a los descendientes del primer Almirante, pues ya en 1511 se limitó su virreinato a las Antillas. La Corona, apurada por los descendientes de Colón para que cumpliese lo que con él había pactado, tuvo que apelar a una serie de subterfugios, llegando a haber un fiscal, Villalobos, que procuró desacreditar a Colón por todos los medios, rebajando su papel en la empresa del descubrimiento, con lo cual suministró materiales magníficos a los autores hipercríticos de los siglos siguientes.
No sabemos si Don Hernando enfermó y murió antes de poder publicar su libro. En todo caso, había en él materia suficiente para que no se permitiera su publicación dentro de España. No se sabe lo que ocurrió con el manuscrito desde 1539, año en que muere Don Hernando, hasta 1571, en que aparece publicado en Venecia. Si bien se han derrochado ingenio y erudición para demostrar que ese texto no podía ser obra de Don Hernando, atribuyéndoselo a por demás disímiles autores, el libro en cuestión no puede ser sino de Don Hernando.
Indice:
Proemio del autor. De la patria, origen y nombre del Almirante Cristóbal Colón. Quiénes fueron los padres del Almirante y cuál fue su condición; y de la falsa relación que un cierto Justiniano hace de su ejercicio antes de que adquiriese el título de Almirante. De la disposición de cuerpo del Almirante y de las ciencias que aprendió. De los ejercicios en que se ocupó el Almirante antes de venir a España. De la venida del Almirante a España y de lo que le sucedió en Portugal, que fue causa del descubrimiento que hizo de las Indias. De la razón principal que movió al Almirante a creer que podía descubrir las Indias. La segunda causa que movió al Almirante a descubrir las Indias. Las cartas de Pablo, físico florentino, al Almirante acerca del descubrimiento de las Indias. La tercera causa e indicio que en algún modo incitó al Almirante a descubrir las Indias. Donde se demuestra ser falso que los españoles tuviesen antiguamente el dominio de las Indias, según Gonzalo de Oviedo se fuerza en probar en sus historias. De cómo el Almirante se enojó con el Rey de Portugal con motivo del descubrimiento de las Indias que le ofreció. De la marcha del Almirante de Portugal y de las pláticas que tuvo con los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel. De cómo el Almirante, por no ponerse de acuerdo con los Reyes de Castilla, pensó en ir a ofrecer su empresa a Francia. De cómo el Almirante volvió al campo de Santa Fe y se despidió de los Reyes Católicos sin haber llegado a ninguna resolución con ellos. De cómo los Reyes Católicos mandaron volver al Almirante y le concedieron cuanto pedía. De cómo el Almirante armó tres carabelas para llevar a cabo la empresa de su descubrimiento. De cómo el Almirante llegó a las Canarias, y allí se proveyó cumplidamente de todo cuanto necesitaba. De cómo el Almirante salió de la isla de la Gran Canaria para proseguir o dar principio a su descubrimiento; y lo que le sucedió en el Océano. De cómo todos estaban muy atentos a los indicios que veían en la mar, con deseo de llegar a tierra. De cómo la gente murmuraba con deseo de volverse y viendo otras señales e indicios de tierra, caminó hacia ella con alegría. De cómo no sólo siguieron viendo los indicios y señales anteriores, sino también otros mejores, que les dieron algún consuelo. De cómo el Almirante encontró la primera tierra que fue una isla en el archipiélago llamado de los Lacayos. De cómo el Almirante saltó a tierra y tomó posesión de ella en nombre de los Reyes Católicos. De la condición y costumbres de aquella gente; y de lo que el Almirante vio en la isla. De cómo el Almirante partió de aquella isla y fue a ver otras. De cómo el Almirante descubrió la isla de Cuba y de lo que allí lo encontró. De cómo volvieron los dos cristianos, y lo que dijeron haber visto. De cómo el Almirante dejó de seguir la costa occidental de Cuba y dio la vuelta hacia Oriente, rumbo a la Española, y lo que en ella vio. De cómo vino a las naves el rey principal de aquella isla, y de la grandeza con que venía. De cómo el Almirante perdió su nave en unos bajos por negligencia de los marineros, y del auxilio que le prestó el rey de aquella isla. De cómo el Almirante decidió poblar donde habitaba aquel rey, y llamó al poblado Navidad. De cómo el Almirante salió para Castilla y encontró la otra carabela con Pinzón. De cómo en el golfo de Samaná, en la Española, se originó la primera escaramuza entre los indios y los cristianos. De cómo el Almirante partió para Castilla, y por la gran tempestad que hubo se separó de su compañía la carabela Pinta. De cómo el Almirante llegó a la isla de los Azores, y los de la isla de Santa María retomaron la barca con la gente. De cómo el Almirante corrió otra tormenta y al fin recuperó la gente con la barca. De cómo el Almirante salió de las islas de los Azores y llegó con temporal a Lisboa. De cómo los de Lisboa iban a ver al Almirante como a cosa maravillosa; y de cómo fue a visitar luego al Rey de Portugal. De cómo el Almirante partió de Lisboa para ir a Castilla por mar. De cómo se acordó que el Almirante volviese con una gran armada a poblar la isla Española, y se obtuvo del papa la aprobación de la conquista. Privilegios concedidos por los Reyes Católicos al Almirante. De cómo el Almirante salió de Barcelona para Sevilla, y de Sevilla para la Española. De cómo el Almirante salió de la Gomera, y atravesando el Océano halló las islas de los caribes. De cómo el Almirante descubrió la isla de Guadalupe, y de algunas islas que halló en su camino. De cómo el Almirante llegó a la Española, donde supo la muerte de los cristianos. De cómo el Almirante fue a la villa de Navidad, y la halló quemada y despoblada; y cómo se avistó con el rey Guacangarí. De cómo el Almirante salió de la Navidad y fue a poblar una villa que llamó la Isabela. De cómo el Almirante fue a la provincia de Cibao, donde encontró las minas de oro y fabricó el fuerte de Santo Tomás.. De cómo el Almirante volvió a la Isabela, y halló que aquella tierra era muy fértil. De cómo el Almirante dejó ordenadas las cosas de la isla y fue a descubrir la de Cuba, pensando que fuese tierra firme. De cómo el Almirante descubrió la isla de Jamaica. De cómo el Almirante volvió desde Jamaica a seguir la costa de Cuba, creyendo todavía que fuese tierra firme. De cómo el Almirante sufrió grandes fatigas y trabajos al navegar entre infinitas islas. De cómo el Almirante dio vuelta para la Española. Del gran hambre y trabajos que el Almirante padeció con su gente, y de cómo volvió a Jamaica. De cómo el Almirante descubrió la parte meridional de la isla Española, hasta que volvió por el Oriente a la villa de Navidad. De cómo el Almirante sometió la Española, y lo que dispuso para sacar de ella utilidad. De algunas cosas que vieron en la isla Española, y de las costumbres, ceremonias y religión de los indios. De cómo el Almirante volvió a España para dar cuenta a los reyes Católicos del estado en que dejaba la isla Española. De cómo el Almirante llegó a la Corte, y de la expedición que le encomendaron los Reyes Católicos para su vuelta a las Indias. De cómo el Almirante salió de Castilla para descubrir la tierra firme de Paria. De cómo el Almirante salió de las islas de Cabo Verde a buscar tierra firme, y del gran calor que sufrió y la claridad que daba al norte. De cómo el Almirante descubrió la isla de la Trinidad y vio la Tierra Firme. De cómo el Almirante fue a la punta del Arenal y una canoa vino a hablarle. Del peligro que corrieron los navíos al pasar por la boca de la Sierpe; y cómo fue descubierta Paria, que fue el primer descubrimiento de la Tierra Firme. De cómo en Paria se hallaron muestras de oro y perlas, y gente de buena condición. De cómo el Almirante salió por la Boca del Dragón, y del peligro que corrió. De cómo el Almirante atravesó desde la Tierra Firme a la Española. De la sublevación y alborotos que el Almirante encontró en la Española promovidos por la maldad de Roldán, a quien había dejado por alcalde mayor. De cómo Roldán intentó sublevar la villa de la Concepción y puso a saco la Isabela. De cómo Roldán incitó a los indios del país contra el Adelantado y se fue con los suyos a Xaraguá. De cómo llegaron los navíos de Castilla con vituallas y socorros. De cómo los tres navíos que el Almirante envió de las Canarias llegaron al lugar de la sublevación. De cómo los capitanes hallaron al Almirante en Santo Domingo. De cómo Roldán fue a ver al Almirante y no llegó a ningún acuerdo con él. El acuerdo que se hizo entre el Almirante, Roldán y los demás rebeldes. De cómo, después de haber hecho el convenio, fueron los sublevados a Xaraguá diciendo que iban a embarcarse en los dos navíos que les enviaba el Almirante. De cómo los sublevados mudaron propósito en lo de ir a Castilla e hicieron nuevo pacto con el Almirante. De cómo vuelto Hojeda de su descubrimiento causó nuevos alborotos en la Española. De cómo por informaciones falsas y fingidas quejas de algunos, enviaron los reyes Católicos un juez alas Indias para saber lo que pasaba. De cómo el Almirante fue preso y enviado a Castilla con grillos, juntamente con sus hermanos. De cómo el Almirante fue a la Corte a dar cuenta de sí a los reyes Católicos. De cómo el Almirante salió de Granada para ir a Sevilla y hacer la armada necesaria para su descubrimiento. De cómo el Almirante salió de la Española, siguiendo su viaje, y descubrió la isla de los Guanajes. De cómo el Almirante no quiso ir a la Nueva España sino volver hacia el Oriente en busca de Veragua y del estrecho de la Tierra Firme. De cómo el Almirante pasó la costa de Oreja por el cabo de Gracias a Dios y llegó a Cariay, y de lo que allí hizo y se vio. De cómo el Almirante partió de Cariay, fue a Cerabaró y Veragua y navegó hasta que llegó a Portobelo. De cómo el Almirante llegó al puerto de Bastimentos y al Nombre de Dios y navegó hasta que entró en el del Retrete. De cómo por fuerza de los temporales volvió el Almirante hacia el Occidente para saber de las minas e informarse de Veragua. De cómo el Almirante entró con sus navíos en el río de Belén y determinó edificar allí un pueblo, y dejar en él al Adelantado su hermano. De cómo el Adelantado visitó algunos pueblos de la provincia; y de las cosas y costumbres de la gente de aquella tierra. De cómo para mayor seguridad del pueblo de los cristianos fue preso el Quibio con muchos indios principales; y cómo huyó por negligencia de sus guardianes. De cómo, habiendo salido el Almirante de Belén para ir a Castilla, asaltó el Quibio el pueblo de los cristianos; y en el combate hubo muchos muertos y heridos. De cómo huyeron los indios que estaban presos en las naves, y el Almirante supo de la derrota de los de tierra. De cómo el Almirante recogió la gente que había dejado en Belén, y después fuimos a Jamaica. De cómo el Almirante envió con canoas de Jamaica a la Española a dar aviso de que estaba allí perdido con su gente. De cómo los Porras, con gran parte de la gente, se sublevaron contra el Almirante diciendo que se iban a Castilla. De lo que hizo el Almirante después que los sublevados partieron para la Española y de su ingenio para valerse de un eclipse. De cómo entre los que habían quedado con el Almirante se suscitó otra conjuración, la cual se apaciguó con la venida de una carabela de la isla Española. De cómo se supo lo acontecido en su viaje a Diego Méndez y a Fiesco. De cómo los sublevados se volvieron contra el Almirante y no quisieron acuerdo alguno. De cómo llegados los sublevados cerca de los navíos, salió el Adelantado a darles batalla y los venció, y fue preso su capitán Porras. De cómo el Almirante pasó a la Española y de allí a castilla, donde nuestro Señor le llevó a su Santa Gloria en Valladolid.