Precio y stock a confirmar
Ed. Alfaguara, año 2008. Tamaño 24 x 15 cm. Incluye 76 fotografías en blanco y negro. Traducción de Pilar Vázquez. Estado: Excelente. Cantidad de páginas: 190

Un Hombre afortunado, de John BergerEn 1967 John Berger y el fotógrafo Jean Mohr acompañaron a John Sassall, un médico inglés que ejercía su profesión en una comunidad rural. La obra narra varias historias del trabajo de Sassall con sus pacientes, a la vez que revela pensamientos sobre su profesión y su vida para acercarnos gradualmente al hombre.

Las fotografías de Jean Mohr marcan rasgos indispensables de la historia y dialogan con un texto lleno de reflexiones del propio Berger y otras procedentes del mundo literario y filosófico: de Conrad a Gramsci, de Piaget a Sartre.

Con una prosa hipnótica, a mitad de camino entre la narración y el estudio antropológico, Un hombre afortunado es un libro de absoluta vigencia, una lúcida meditación sobre el valor que le asignamos a una vida humana y sobre cuál es el verdadero rostro de la medicina.

John Berger se siente afortunado de haber conocido a John Sassall, médico rural inglés: un hombre afortunado. El Dr. Sassal atiende con pasión y emoción a unos dos mil habitantes de una comarca rural inglesa en los años 60 -los del bosque- donde comparte con ellos, desde una posición cercana pero inevitablemente superior, las desdichas, alegrías y devenires de sus vidas. John Berger no escribe un relato novelado, analiza en primera persona las reflexiones que le surgen al observar al médico, a sus pacientes, a las relaciones de la comunidad con su médico y viceversa.

El escritor-observador disecciona con elegancia y sutileza el comportamiento del doctor en las relaciones con los pacientes, la fuerza de su liderazgo global sobre sus habitantes, la entrega incondicional del mismo para buscar soluciones, para entender su sufrimiento, condicionado por el bagaje cultural de una zona atrasada y con pocas expectativas de futuro. El Dr. Sassall es un incansable trabajador, día y noche atiende todas las necesidades de sus pacientes desde el nacimiento a la muerte de una manera admirable.

Pero tanta energía y capacidad tiene su cara oculta, los períodos depresivos donde se siente incapaz de mantener su compromiso y aún así es un excelente doctor, por encima de la media como define el escritor-observador.

[..] Se le considera un buen médico. Puede que no se aprecien en lo que valen la organización de su consulta, los adelantos que ofrece, su ojo clínico y sus técnicas. Puede que sus pacientes no se den cuenta de la suerte que tienen con él. Pero en cierto sentido es inevitable. Sólo los más conscientes consideran que es una suerte tener tan bien cubierta una necesidad primordial. Y es a un nivel muy básico, elemental, donde se reconoce que es un buen médico.

Los pacientes dirían que es honrado, que no le asusta el trabajo, que es fácil hablar con él, que es amable, comprensivo, que no es estirado, que sabe escuchar, que siempre acude cuando se le necesita, que es muy concienzudo.También dirían que no es temperamental, que no es fácil de entender cuando habla de uno de sus temas teóricos. como el sexo, que es capaz de hacer cosas sólo para sorprender, que es atípico […].

El escritor-observador disecciona la forma en que Sassall busca comprender a sus pacientes para entenderse a si mismo de una forma casi compulsiva. Necesita saber, entender para poder ayudar mejor. Asimismo, la comunidad admira y acepta a su médico como uno más, y de esa manera, respetarle todavía más.

El libro es un excelente relato antropológico de las relaciones de un médico con sus pacientes y la comunidad donde trabaja. Una fuerte personalidad singulariza al doctor. La personalidad de Sassal recuerda a la del capitán Fitz Roy -Sassal también fue médico marino en su juventud-. Podríamos hablar de este personaje y su relación con Charles Darwin, el que tenga interés que lea: Hacia los confines del mundo de Harry Thompson. Sus destinos y esfuerzos vinculan ambos personajes.

Leer el libro genera admiración por el personaje, para a la vez reconocer que tal grado de compromiso y entrega es imposible de generalizar.