Precio y stock a confirmar
Ed. Amorrortu, año 1997. Tamaño 22 x 13 cm. Estado: Excelente. Cantidad de páginas: 296
Ferenczi escribe entrada por entrada la letra de este diario el año anterior a su muerte. Es una escritura marcada por las fuertes diferencias teóricas que tuvo con su maestro Sigmund Freud ese año de 1932. El autor rechaza una «técnica» psicoanalítica positivista que implica un operador -el analista-, un instrumento -la técnica- y un objeto -el paciente-.
El análisis es trato humano. Presupone simpatía en el rico sentido de este término que se ha empleado también en la teoría social. En el análisis mutuo al que se expone Ferenczi, el paciente se hace analista, y esta reciprocidad en la relación con el otro, de dos seres que son iguales ante el rigor de la inteligencia y la receptividad de la empatía, ofrece un contraste con el pasado que permitirá superar la repetición de sus horrores. Asistimos en este diario al esfuerzo constructivo y creador de una inteligencia potentísima que elabora un nuevo paradigma para el psicoanálisis.
Su publicación después de una dilación tan grande restituye un capítulo olvidado de su historia.
Sobre el autor
Sándor Ferenczi (Hungría, 1873-1933), médico y psicoanalista, fue el octavo de doce hermanos (quinto de los varones), hijos de un padre librero y editor que moriría durante su adolescencia. En esta época Sándor, que había nacido en un hogar donde los libros y la música estaban presentes, se interesaba por la poesía y la hipnosis.
Estudió medicina en Viena, a principios de la década de 1890. Se graduó en 1894, y ejerció como psiquiatra en su ciudad natal.
Fue designado en el Hospital Saint Roch, en el que hace su experiencia con pacientes que se encuentran en estados intensos de
sufrimiento físico y psíquico. Prostitutas, viejos, homosexuales, reciben de él su preocupación e interés. Participa en un comité de defensa de los homosexuales perseguidos, junto a médicos alemanes y austríacos.
En un primer momento, rechazaba las ideas psicoanalíticas acerca de la interpretación de los sueños, por considerarlas carentes de carácter científico. Más tarde, tuvo también noticias de los experimentos realizados por Jung en relación a la asociación de palabras, y se decidió a realizar una visita al Hospital Burghölzi.
En 1908 conoce a Freud, con quien traba amistad rápidamente, quedando signada una intensa comunidad de vida e intereses. Fue analizado por Freud durante algún tiempo, y a poco de conocerlo ingresó a la Asociación Psicoanalítica Vienesa. Compartieron vacaciones y vida familiar, y Freud se refería a él como mi hijo querido, deseando tenerlo como yerno.
En 1914, en su artículo sobre la historia del movimiento psicoanalítico, escribía Freud: «Hungría, tan próxima a Austria en lo geográfico y tan distanciada en lo científico, hasta ahora no ha brindado al psicoanálisis sino un sólo colaborador, S. Ferenczi; pero tal que vale por toda una sociedad». Sándor Ferenczi fue también miembro del Comité de los Siete Anillos.
Durante muchos años, Sándor estuvo enamorado de una mujer mayor que él, Gizella, que estaba casada y tenía dos hijas. Estas circunstancias hacían que tuviera pocas esperanzas en el futuro de la relación, pero después de complicadas derivaciones terminó casándose con ella en 1919. Sus detractores encontrarían en esta unión y sus vicisitudes material para descalificarlo.
Freud encomendó a Ferenczi la tarea de crear la Asociación Psicoanalítica Internacional, en ocasión del Congreso de Núremberg.
Dicha asociación debía poseer, según Ferenczi, las ventajas de la organización familiar con un máximo de libertad individual,
para evitar la megalomanía pueril, la vanidad, el respeto a las fórmulas huecas, la obediencia ciega y el interés personal.
El tiempo se ocuparía de demostrarle que sus temores y reticencias a encargarse de dicha tarea no eran infundados. Ernest Jones, que fuera paciente suyo, más tarde se volvería en su contra, provocando una clara censura de su obra, e influiría negativamente en Freud y la comunidad psicoanalítica en general.
Sus aportes al psicoanálisis más fecundos, y también los más discutidos, corresponden a la técnica: tenía un don especial para
la empatía y una singular capacidad para expresar y despertar amor. Su obra en general es destacable por su agudeza de criterio,
la amplitud de los temas teórico-clínicos que aborda y la libertad con que lo hace, sin caer en los dogmatismos de la época.
Como consecuencia de la Primera guerra mundial, debió enfrentar un período de penurias económicas. Fue reclutado por el ejército húngaro y nombrado médico jefe de una guarnición militar. Poco tiempo antes, había fundado la Sociedad Psicoanalítica Húngara, que presidió hasta su muerte. En 1918 le ofrecen la primera cátedra de Psicoanálisis en la Universidad de Budapest.
Dio gran impulso a la aplicación práctica de los hallazgos de Freud, siendo uno de sus más fieles seguidores. Su producción de los últimos años se revela como parcialmente autónoma respecto de algunos conceptos freudianos y genera una tirantez en la relación con él y con la mayoría de sus colegas. De hecho, la publicación de sus obras completas, demorada por la censura a la que fueron sometidas sus ideas, sólo se concretó tras haber transcurrido varios años de su muerte.
En 1928, Ferenczi visitó España para impartir la conferencia Aprendizaje del psicoanálisis y la transformación psicoanalítica
del carácter.
Murió el 22 de mayo de 1933. Jones llegó a decir que durante los últimos años Ferenzci había sufrido de delirios y otros síntomas psicóticos, manera de descalificar a la persona y a sus desarrollos científicos, especialmente las propuestas técnicas. Sin embargo, los colegas que lo acompañaron hasta el final, entre los cuales se encontraba Michel Balint, desmintieron tales afirmaciones: Ferenczi falleció a consecuencia de una larga enfermedad, el síndrome neuro-anémico característico de la enfermedad de Bermier, que le iba a producir una mielitis ascendente y, de esta manera, iba a dar fin a
su vida.
Indice
Prólogo
Por Judith Dupont
Introducción al Diario
Por Michael Balint
El diario
La insensibilidad del analista (7-1-1932)
La naturalidad y sinceridad del comportamiento
Pensar con el cuerpo equivale a histeria (10-1)
Esquizofrenia progresiva
Caso (12-1)
El análisis mutuo y los límites de su aplicabilidad (17-1)
Continuación del análisis mutuo (19-1)
Sugestión, amedrentamiento, imposición de una voluntad ajena (24-1)
Sobre el aburrimiento (26-1)
Represión histérica, conversión; revelación de su génesis en la retroversión catártica (28-1)
El empantanamiento en la catarsis y su remedio (31-1)
Un dilema del análisis mutuo (2-2)
Sobre la psicogénesis del shock psíquico (4-2)
Sobre la «afirmación» del displacer (14-2)
Limitaciones del análisis mutuo (16-2)
Sobre la mutualidad (20-2)
Fragmentación (21-2)
Modo de trabajo de la fisis y de la psique
Sobre el principio masculino y femenino en la naturaleza (23-2)
(Análisis mutuos; título de la compiladora) (24-2)
Trauma en estados de inadvertencia (24-2)
Sobre el tema de la mutualidad (3-3)
Sobre el terrorismo del sufrimiento
Mutualidad (6-3)
Punto de vista general sobre lo tendencioso del extrañamiento de la realidad en las psicosis (6-3)
El analista como funerator (8-3)
Lo curativo en la psicoterapia (healing) (10-3)
Dos análisis infantiles (13-3)
Necesaria alabanza
El yo autóctono y el yo heterogéneo (15-3)
Ventajas y desventajas de la empatía intensa (17-3)
Dificultades que nacen de no tomar como real la división de la personalidad (17-3)
Sobre el ataque histérico (20-3)
Retorno del trauma en síntomas, en sueños y en la catarsis, represión y división de la
personalidad, deconstrucción de la represión en la catarsis y tras esta (22-3)
Vendaje psíquico (25-3)
Trasformación del análisis mutuo en un simple ser analizado (29-3)
Análisis mutuo: decisión por la praxis
Complicación por tener más de un paciente en análisis (31-3)
Ex- e implantación de contenidos y energías psíquicos (3-4)
Todo odio es proyección, es en verdad psicopático (5-4)
Diferencia esencial entre homosexualidad masculina y femenina
Piezas complementarlas indispensables para el conflicto edípico
Sobre el efecto duradero de exigencias genitales activas y pasivas «obligatorias» impuestas a niños pequeños (5-4)
Destino de los hijos de enfermos mentales (7-4)
Erotomanía como base de toda paranoia (10-4)
La relajación del analista (12-4)
Paranoia y sentido del olfato (24-4)
Pornofasia como condición de la potencia genital (26-4)
Contribución al culto fálico (26-4)
Anti-homosexualidad como consecuencia de la «protesta» masculina (26-4)
¿Quién está loco, estamos locos nosotros o los pacientes? (1-5)
Lucha inconsciente de sensibilidades entre paciente y analista (3-5)
(Historia del «análisis mutuo»; título de la compiladora) (5-5)
Vacío interior esquizoide que una industriosidad exterior y una neurosis obsesiva recubren; homosexualidad femenina
Mejoría repentina tras un «estancamiento» de casi dos años (8-5)
Autoahogo traumático (10-5)
Obligación de repetir el trauma (12-5)
Trauma heterosexual, huida en la homosexualidad (femenina) (17- 5)
De los momentos genéticos del sentimiento de culpa (19-5)
Ab-negación (del yo) (29-5)
Descubrir una verdad científica
Posposición consecuente del yo en el pensar (abstracción)
Hablar (1-6)
¿Qué es apercepción? (1-6)
Consecuencias teóricas para la teoría de la libido y de las neurosis (3-6)
Regresión al tiempo anterior a la primera angustia
¡Nada de análisis didáctico especial! (3-6)
Caminos del apasionamiento
Final (3-6)
Pasión (3-6)
Psicosoma (9-6)
Deber de callar (10-6)
Doctor hating patients (12-6)
Confusión sobre la persona propia (12-6)
Técnica: Error (emoción en lugar de objetividad) (12-6)
Población contraria psíquica para sensaciones que se hacen insoportables (12-6)
Un trato amistoso con el mundo de los espíritus
Fracaso con los discípulos
Desorden permanente de la libido de objeto (14-6)
Normalis femine homosexualitas (14-6)
La despedida de la homosexualidad
Sentimiento de personalidad (sentimiento del grandor, la forma, el valor propios) como producto del reconocimiento por los
otros (16-6)
Una nueva etapa en la mutualidad (18-6)
Olor específico de los enfermos mentales (19-6)
Diversa motivación para el deseo del pene en la mujer (20-6)
Dificultades respiratorias traumáticas crónicas al dormir (21-6)
Continuación (22-6)
Anestesiar el trauma (23-6)
Efecto duradero (quizá también acción a distancia) de maldiciones terroríficas (26-6)
De la compulsión a aliviar dolores ajenos a la de prestar asistencia para promover talentos de otros (26-6)
Acerca del trasoír (24-6)
Feminidad como manifestación del principio de alivio del penar con relación a un caso de impotencia (28-6)
Utopía: erradicación de los impulsos de odio, término de la cadena de crueldades como la venganza
de sangre; doma progresiva de toda la naturaleza por controles cognitivos (28-6)
Proyección de la psicología de los adultos sobre los niños (falsum) (30-6)
Hipocresía y enfant terrible (30-6)
La esquizofrenia es una reacción mimética «fotoquímica»
Influjo de las pasiones de los adultos sobre las neurosis de carácter y el desarrollo sexual de los niños
Proyección de nuestras propias pasiones o apasionamientos sobre los niños (6-7)
Ventajas y desventajas, o el límite óptimo de la contratransferencia
Espejamiento y puesta del revés (7-7)
Visión de la propia paranoia como «logro brillante» (¿el primero?) de la consecuencia lógica y
del «aguantar» (fuerza del carácter) (19-7)
Autoconciencia adulta en B. (niña)
Orden en el caos (19-7)
Algo sobre la vergüenza (21-7)
Experimentum (23-7)
Sobre la abreacción (24-7)
Identification versus hatred
Identificación en el trauma
Represión
Perversiones no fijaciones, sino productos del terror
Clítoris y vagina (26-7)
Revisión del complejo de Edipo (26-7)
¿Cumple la ira un papel en el proceso represivo? (27-7)
Relaciones sexuales normales y patológicas en la familia
¿Qué es traumático: un ataque o sus consecuencias?
Juego cruel con el paciente
La repetición «literal» indefinida, y ningún recuerdo (30-7)
¿Qué es «trauma»?
Causas personales del extravío del psicoanálisis (4-8)
Un sentimiento de culpa autóctono (7-8)
Tolerar estar solo (8-8)
La sola reproducción del trauma no tiene eficacia terapéutica
El peligro del sadismo latente y de la erotomanía en el analista
Algo sobre criminalidad (11-8)
Figuración subjetiva de la escisión funcional (12-8)
Registro de los pecados del psicoanálisis (13-8)
Trauma y división de la personalidad: desgarramiento del sentir y la inteligencia (14-8)
Proyección de las propias tendencias incestuosas reales sobre niños y pacientes; incomprensión de
la diferencia entre el fantasear infantil y la realización de ellas (17-7)
Complemento sobre fragmentación (17-8)
La espontaneidad refresca, la provocación deprime (22-8)
¿Es el rigor del tabú del incesto la causa de la fijación al incesto? (24-8)
Salud desmesurada o capacidad de adaptación del cuerpo como medida de protección frente a una incapacidad mental
Revisión del registro de pecados
El miedo del psicoanálisis a la sugestión
Del estar solo
«Terrorismo del sufrimiento»
Regresión en * (Psi), embrionalidad * (Psi) (2-10)
Mutualidad, sine qua non
Progresión
Epílogo
Por Pierre Sabourin
Agradecimientos