Precio y stock a confirmar
Ed. Booket, año 2013. Tamaño 19 x 13 cm. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 182

rapsodia gourmet, BarberyEste libro es una obra gastronómica dulce, muy dulce.

Es una forma original de relatar los últimos momentos de la vida de una persona. Lejos de lamentaciones, tristezas, lágrimas, miedos o angustias, Pierre Arthens, el crítico gastronómico más famoso de Francia e incluso del mundo, dedica sus últimos días a recordar recetas, olores y, sobre todo, sabores. Hasta el punto de obsesionarse con encontrar el sabor, el único, el mejor, el que ha marcado su vida.

Y al hacerlo, su memoria le lleva a recordar un picnic en el campo junto a unos desconocidos, su primera visita a una bodega de la mano de su abuelo, las sardinas asadas que cariñosamente le ofrecía su abuela, los bocados de pan en la playa rodeado por su familia, el sabor del tomate recién arrancado de la huerta de su tía, la primera vez que probó el whisky o las veces que ha arruinado o elevado la carrera profesional de cocineros de todo el mundo a través de sus críticas gastronómicas.

Sin embargo, a lo largo de la historia, Pierre Arthens no es el único que rememora su vida. Al verlo en su lecho de muerte, su mujer, sus hijos, sus sobrinos, sus vecinos, los cocineros a los que ha criticado positiva o negativamente e incluso hasta su perro y su gato recuerdan la vida del protagonista de la novela. Algunos lo hacen con añoranza, con nostalgia, con cariño y otros, por el contrario, con dolor, con rabia, con envidia, con odio.

Gracias al pretexto de encontrar ese sabor que tan feliz le hizo en el pasado, Pierre Arthens finalmente logra encontrarlo pero, sobre todo, consigue comprender que lo importante de la vida no es su profesión, que lo esencial no son los sabores, sino saber porqué se vive, el sentido de la propia vida.

Y es gracias a este valioso mensaje que a lo largo de todo el libro nos transmite Muriel Barbery como los lectores somos seducidos por Pierre Arthens, a quien al principio vemos como un hombre hedonista, insensible, egoísta y narcisista que sólo se preocupa por su trabajo, olvidándose del resto del mundo y, sobre todo, de las personas que le rodean, muy especialmente de su mujer y sus hijos.

Así, ya no sentimos repugnancia por Arthens, a quien en muchos momentos del libro sus seres más cercanos llegan a definir como un monstruo, sino lástima, comprensión, ternura y, ante todo, cariño. Porque él, como todos nosotros, sólo quiere saber por qué vive.