Precio y stock a confirmar
DVD Original
Estado: Nuevo
Origen: Estados Unidos
Color
Formato: Widescreen
Idioma: Inglés
Subtítulos: Castellano / Inglés / Portugués
Duración: 90′
Director: Peter Bogdanovich
Actores: Boris Karloff, Tim O’Kelly, James Brown, Nancy Hsueh, Sandy Baron, Peter Bogadnovich

Peter Bogadnovich había estado trabajando desde 1966 para Aerican International Pictures, la compañía que producía las películas
de Roger Corman, quien era una especie de «padrino cinematográfico» del joven de 29 años. Así que, cuando se enteró que Peter iba a
realizar su debut como director, le ofreció donar el valor de 20 minutos de metraje de su película El Terror y los servicios de Boris Karloff, quien le debía a Corman el valor de dos días de trabajo.

Cuando el anciano de 81 años conoció a su próximo director, se vio tan inundado del entusiasmo del joven Peter, que accedió a trabajar un adicional de dos días más por el salario mínimo. El guión, escrito por Peter y por su esposa, Polly Platt, estaba inspirado en la
masacre de Charles Whitman, que ocurrió en 1966.

Whitman, ex marine de 25 años, asesinó a su esposa y a su madre, y luego se instaló en el piso más alto de la Universidad de Texas, desde donde se dedicó a disparar a las personas que que caminaban por el campus, hasta que fue muerto por un policía. En la autopsia del cadáver de Whitman, se reveló que tenía un tumor, pequeño pero maligno, en el cerebro, en la zona que controla las respuestas emocionales.

Además, con la certeza de la presencia de Karloff, se agregó un personaje llamado Byron Orlok, una vieja estrella del cine de terror que ha decidido retirarse (en la vida real, Karloff era adicto al trabajo y jamás pensó en retirarse). La película se rodó en 23 días a un costo de 125.000 dólares, y Corman, que ofició de productor
ejecutivo, anunció que Bogdanovich «la filmó al estilo Hitchcock». Se estrenó en 1968 y causó cierta polémica a causa de que aún estaban
frescos en la mente de la opinión pública los magnicidios de John Kennedy y de Luther King, así que Paramount, la compañía productora, no la distribuyó de manera conveniente.

El personaje de Byron Orlok -Karloff casi interpretándose a sí mismo- es un actor octogenario cansado de ser un «cuco» y dándose cuenta que la realidad es mucho más escalofriante que cualquiera de sus viejas cintas de horror anteriores. A pesar de sus años y su salud quebrantada, Karloff está ciertamente maravilloso (el rol fue rechazado en un principio por Vincent Price).

Hay una escena que es memorable para todo aficionado al cine de Boris Karloff y es aquella en que conversan el personaje del director de la
película (interpretado por el mismo Bogdanovich) y Orlok. Durante esa charla, Boris tiene ocasión de proyectar escenas de un viejo filme suyo, The criminal code (1931), una película de Howard Hawks no muy tenida en cuenta hoy en día que fue anterior a su personificación del monstruo en Frankenstein (1931). Incluso narra un breve e interesante cuento a su interlocutor, «Un Encuentro en Samara», cuya moraleja es que por mucho que escapemos, siempre nos encontramos con nuestro destino, concluyendo que en el mundo actual ya no hay lugar para esa fantasmagoria del pasado. Orlok mismo se siente como un anacronismo viviente, un dinosaurio.

Una vez que nos hemos compenetrado con la situación del anciano intérprete, la película pasa a mostrarnos casi sin solución de continuidad una nueva historia, la de Bobby Thompson (magnífica
personificación de Tim O’Kelly, un actor que no se le ha visto frecuentemente en pantalla), un joven vendedor de seguros, veterano de Vietnam cuya predilección obsesiva por las armas, inculcada según se trasluce, por su padre, se combina con algún tipo de alienación mental, lo cual da lugar a que, munido de varias armas, dé muerte a su esposa y a su madre y que, luego de dejar una nota, comience un raíd de muerte escalofriante.

Cuando Orlok llega al autocine se produce la escena más climática de toda la cinta: una de las balas hiere a su secretaria y amiga. Orlok mira hacia las sombras y ve el escondite del asesino, detrás de la pantalla. Y, con su andar penoso, ayudado por el bastón, comienza a caminar hacia ese lugar. En ese mismo momento en la pantalla, también aparece Orlok, y el asesino, por primera vez, es presa de dudas y del temor: ese monstruo que creía ya no poder asustar a nadie atemorizó a quien tenía el poder de las armas de fuego para aterrorizar a los demás. En medio de esa metáfora hay más disparos, y uno de ellos
roza al viejo Orlok en el rostro. Pero esto no lo detiene, y sigue avanzando, hasta que está frente al asesino y lo golpea con el bastón. El muchacho es presa de un ataque de pánico y queda a los pies del viejo adalid del género terrorífico, lagrimeando y sollozando. Orlok exclama, con una expresión de ira y desprecio:
«Is that what I was afraid of?» (¿Es de esto, de lo que temía?).