Ed. Sudamericana, año 2000. Tamaño 22 x 14 cm. Traducción de María Eugenia Valentié. Usado excelente, 80 págs. Precio y stock a confirmar.

Simone Weil nació en París en 1909 y murió en Inglaterra en 1943. Se crió en el seno de una familia judía y estudió en la Sorbonne junto a Simone de Beauvoir. En 1937, su apasionado interés en el sufrimiento de los otros la llevó a trabajar un año en las fábricas de Francia y a viajar a España para luchar del lado de los anarquistas en la Guerra Civil. Cinco años después tuvo que seguir el destino común a tantos judíos europeos y huyó a los Estados Unidos junto a sus padres, pero sólo ante la promesa de que volvería a Inglaterra para unirse a las tropas de De Gaulle. Ya enferma de tuberculosis, empeoraba día a día porque se negaba a comer más de las raciones que Hitler permitía a sus congéneres en la Francia ocupada. En el último año de vida escribió sus ensayos más importantes sobre política, religión y filosofía. Escritores tan diversos como T. S. Eliot y Albert Camus la consideraron una de las pensadoras más destacadas del siglo.

Escribió: “Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar la misa, siento con una especie de certeza que esa fe es mía, o más exactamente que sería mía sin la distancia que entre ella y yo establece mi propia imperfección. Esto crea una dolorosa situación espiritual. Quisiera tornarla no menos dolorosa sino más clara. Cualquier dolor es aceptable en la claridad».

Pocas certidumbres de la civilización contemporánea se dejan leer hoy con la claridad de esta «especie de certeza» de Simone Weil.