La tradición de lo nuevo, de Harold Rosenberg. Ed. Monte Avila, año 1969. Traducción de Celso Fasio. Estado: Muy Bueno. Cantidad de páginas: 288

Los ESTILOS «más modernos» del arte están con nosotros desde siempre; para muchos sus manifestaciones se han hecho parte de la naturaleza. Hay gente que se pone nostálgica, si es que se pone de alguna manera, a la vista de lo moderno: un parque «Bonnard» a través de la ventana, carteles «surrealistas» en Broadway, el «neoplasticismo» de un edificio en proceso de demolición.
En las artes, el apetito por las formas nuevas es ahora una exigencia profesional, como lo es en Rusia contar como revolucionario para estar en la línea de los privilegios.
La famosa «ruptura con la tradición» ya duró lo suficiente para producir su propia tradición. Han pasado exactamente cien años desde que Baudelaire invitó a quienes querían escapar del mundo estrecho de la memoria para embarcarse en su viaje en busca de lo nuevo.
Desde entonces surgió un arte cuya historia, aparte de los credos de sus practicantes, consistió en saltos de vanguardia en vanguardia, y en movimientos políticos de masas cuyo fin ha sido la renovación total no sólo de las instituciones sociales sino del hombre mismo.
Lo nuevo no puede hacerse tradición sin plantear singulares contradicciones, mitos, absurdos —absurdos creativos, con frecuencia.
Con el lema de POR UN ARTE NUEVO, POR UNA NUEVA REALIDAD, se exhumaron las supersticiones más antiguas, se repitieron los ritos más primitivos: el manoteo de fuerzas generadoras metió máscaras de demonios africanos en el templo de las musas e introdujo los argumentos del Zen y la Asidad en el diálogo de la filosofía. Por
estas dislocaciones del tiempo y la geografía apareció la primera tradición verdaderamente universal, con la historia mundial por pasado y con la necesidad de un escenario mundial para prosperar.
Quien se propone crear pronto se encuentra creándose. La autotransformación y la transformación de otros constituyeron el interés esencial de nuestro siglo, ya sea en pintura, psiquiatría o la actividad política. Gente bien común se sintió tentada de asumir el riesgo de decidir si seguir siendo lo que era o cambiar para tener un papel más seductor; hubo a quienes obligaron a ser otros.
La metamorfosis incluye los mecanismos de la comedia y la tragedia. Nunca hubo una participación tan general en los secretos de lo ridículo, lo morboso y lo idílico. Y es por ésto por lo que habrá de reconocerse la fisonomía de una época.
En tales circunstancias la crítica no puede dividirse en crítica literaria, crítica de arte, crítica social, sino que debe empezar por establecer los términos del conflicto entre el trabajo en sí y su contexto ilusorio.

Indice
Prólogo a la segunda edición
La tradición de lo nuevo
PRIMERA PARTE. LA PINTURA NORTEAMERICANA DE HOY
1 Parábola de la pintura norteamericana
2 Los pintores acción norteamericanos
3 Arte extremista: Crítica de la comunidad
4 Revolución virtual
5 Todo el mundo profesional
6 La revolución y el concepto de la belleza
SEGUNDA PARTE. LA PROFESIÓN DE LA POESÍA
7 Silencio francés y poesía norteamericana
8 La profesión de la poesía y Maritain
9 «Oh, esta es la criatura que no existe»
10 La comedia de lo divino
TERCERA PARTE. GUERRA DE FANTASMAS
11 El cambio de personaje y el drama
12 Romanismo resucitado
13 Los héroes de la ciencia marxista
14 La danza de la política
CUARTA PARTE. EL REBAÑO DE CEREBROS INDEPENDIENTES
15 La caída de París
16 El liberalismo de diván y el pasado culpable
17 La muerte en el desierto
18. Cultura Pop: Crítica Kitsch
19 La fantasía orgamericana