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Ed. Grupo Editor Latinoamericano, año 1988. Tamaño: 23 x 15 cm. Traducción de Juan Carlos Gorlier. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 386

Dos son los objetivos de nuestra obra. Por una parte, examinamos los complejos acertijos de !a crisis de misiles en Cuba. Algunos de los que participaron en esta confrontación nuclear ya han contado la historia, pero cada uno lo ha hecho desde su punto de vista. Por añadidura, ninguno de esos relatos responde, de manera expresa, a las preguntas claves relativas a esta cuestión. Precisamente, eso es lo que nos proponemos con este trabajo.

Por otra parte, exploramos la influencia que tienen ciertos supuestos implícitos sobre la concepción que nos forjamos acerca de acontecimientos tales coma la crisis de los misiles. Las respuestas a la pregunta por las razones que tuvo la Unión Soviética para tratar de introducir en secreto misiles ofensivos estratégicos en Cuba están afectadas por los supuestos que tenemos, por las categorías que usamos, por nuestro ángulo visual. Pero, ¿cuál es la índole de nuestros supuestos? ¿Cómo canalizan nuestro pensamiento? ¿Qué otras perspectivas es posible utilizar? En este estudio identificamos el marco de referencia básico que la gente utiliza cuando piensa sobre cuestiones internacionales. Además, proponemos aquí dos marcos de referencia alternativos. Cada uno de estos marcos constituye una suerte de «lente conceptual». Comparando y contrastando los tres marcos en cuestión estamos en condiciones de apreciar lo que cada uno magnifica, ilumina y revela o, por el contrario, oscurece y descuida.

La estructura de este libro refleja la dualidad de nuestros objetivos. Tres capítulos conceptuales suministran una exposición, un tanto esquemática, de los marcos de referencia ya mencionados. Hemos desarrollado estos tres capítulos tomando como base tres estudios de caso, cada uno de los cuales utiliza uno de los marcos de referencia en el intento de responder a las cuestiones centrales relativas a la crisis de los misiles. Focalizando tales cuestiones desde tres ópticas distintas y sucesivas, estos capítulos no sólo profundizan más en los acontecimientos, descubriendo perspectivas adicionales, sino que también demuestran cómo el uso de lentes conceptuales alternativos para el análisis de este tipo de acontecimientos conduce a enfatizar y a problematizar aspectos que, desde cada óptica, son muy distintos.

Por una parte, cuestiones de contenido; por la otra, argumentos conceptuales. Debemos confesar que en la actualidad ya no estamos seguros de los límites precisos de esas dos instancias; ni siquiera sabemos cuál es su orden más apropiado. Con todo, aún poseo la certidumbre del impulso que me llevó a tratar conjuntamente esos dos aspectos.

Esta obra intenta dirigirse al grupo formado por la comunidad de los observadores comprometidos en el análisis de la política exterior; una comunidad que comprende tanto a los «artistas» como a los «científicos». Para los primeros, los capítulos
conceptuales tendrán acaso relativo interés. Constituirán una suerte de nutrición que sólo será beneficiosa en la medida que
sea capaz de estimular en ellos una nueva visión de los viejos problemas y una percepción más clara de los aspectos adicionales; en definitiva, la posibilidad de elaborar mejores estudios de contenido. Pero para los científicos los capítulos teóricos constituyen la verdadera contribución, pues señalan la existencia de marcos conceptuales implícitos dentro de los cuales se desenvuelven las investigaciones y subrayan algunas implicancias sistemáticas contenidas en los distintos modelos. Al dirigirnos simultáneamente a las dos audiencias, nos exponemos a la objeción según la cual, por una parte, los casos analizados carecerían de la sutileza y el poder como atributos del «arte», y por la otra, los capítulos teóricos no abundarían en el rigor y la sistematicidad que suelen atribuirse a la «ciencia». Dejamos a los lectores la iniciativa de evaluar la justicia de esa objeción, pero consideramos que no debe existir ambigüedad alguna en lo referido a las razones de nuestro intento.

Si entre artistas y científicos existe alguna base en común, tal es la base de la explicación. Ni la apreciación artística del
carácter único de los acontecimientos, ni la captación científica de los acontecimientos en tanto meras instancias referidas a
proposiciones más generales están limitadas por la explicación. Pero el intento de comprender y explicar la ocurrencia de determinados eventos es central a ambas empresas. El artista puede aparecer (a los ojos del científico) abiertamente fascinado por
matices y singularidades que recibirían un mejor tratamiento si se los reputara como derivaciones extrañas en el flujo común
de elementos recurrentes. El científico puede aparecer (a los ojos del artista) dejando de lado detalles particulares y relevantes, en su búsqueda de la generalidad. Pero la arrogancia y la negligencia carecen de todo justificativo, tanto en uno como en otro
grupo de la comunidad ligada a la política exterior. Por ende, nuestro intento de suministrar explicaciones y, al mismo tiempo,
de formular sistemáticamente los conceptos y proposiciones en función de los cuales se suministran dichas explicaciones parece apropiado.

Cualquiera sea la brecha existente entre artistas y científicos, debería en última instancia quedar suturada por la conciencia expresada en el epígrafe: «La esencia de la decisión última resulta impenetrable al observador -e incluso, con frecuencia,
al sujeto mismo de la decisión…Siempre existirán oscuridades y enredos en el proceso de toma de decisiones -un proceso que es misterioso también para los que están íntimamente envueltos en él» (John F. Kennedy)

Como advirtiera el mismo John F. Kennedy refiriéndose a la crisis de los misiles en Cuba, «Todo historiador que se aventure por este campo minado de marchas y contra-marchas debe proceder con algún cuidado». Nuestra discusión sobre esta crisis utiliza toda la información accesible a través de información escrita y publicada. Como lo atestiguan las notas de pie de página, esta información, pública y de primera fuente, es extraordinariamente voluminosa. Asimismo, hemos tenido el privilegio de entrevistar y conversar con la mayor parte de aquellos que, desde el más alto nivel, participaron de la crisis. Más aún, hemos podido hablar con muchos individuos que rememoraron con los participantes centrales la evolución del acontecimiento que nos ocupa. Por último, hemos entrevistado también a gran cantidad de gente que estuvo envuelta en las operaciones de menor nivel realizadas por el gobierno de los Estados Unidos durante la crisis. Ellos nos han suministrado valiosa orientación para el manejo de la inmensa masa de material de carácter público. Algunos informantes insistieron en permanecer en el anonimato. Otros recibieron la promesa de que toda cita donde hubiera referencias directas a ellos sería puesta a su disposición para que la revisaran. No aspiramos a escribir una historia que se pretenda definitiva, sino a mostrar la posibilidad y utilidad de enfoques alternativos con referencia a acontecimientos de esta índole (dada la información accesible a través de las fuentes públicas). Es así que los tres relatos acerca de la crisis de los misiles que proponemos aquí utilizan documentación cuyo carácter es enteramente público.

INDICE
Prefacio
Guía para el lector
Una observación sobre las fuentes
Agradecimientos
Introducción
Razonamiento general
Algunas reservas
I- MODELO 1: EL ACTOR RACIONAL
Ilustraciones del modelo clásico
Sovietología
Sinología
Postura nacional acerca de la fuerza militar
Política exterior norteamericana
Teoría con «T» mayúscula
Un modelo de acción riguroso
Un paradigma del actor racional
Variantes del modelo clásico
II- CUBA II: EL PRIMER CORTE
¿Por qué la Unión Soviética decidió instalar misiles ofensivos en Cuba?
Primera hipótesis: negociar y regatear
Segunda hipótesis: trampa distractora
Tercera hipótesis: defensa cubana
Cuarta hipótesis: política de la guerra fría
Quinta hipótesis: poder misilístico
¿Por qué 1os Estados Unidos respondieron con un bloqueo?
¿Por qué la Unión Soviética retiró los misiles?
III- MODELO II: PROCESO ORGANIZACIONAL
Teoría organizacional y economía
Paradigma del proceso organizacional
Aplicación del paradigma del proceso
Estrategia nuclear
IV- CUBA II: EL SEGUNDO CORTE
El despliegue de los misiles soviéticos en Cuba
Implementación organizacional
El tablero organizacional y las opciones
La imposición del bloqueo estadounidense a Cuba
Opciones organizacionales
Implementación organizacional
Los soviéticos retiran sus misiles de Cuba
Dentro de la Unión Soviética
Dentro de los Estados Unidos
V- MODELO III: POLITICA GUBERNAMENTAL
Ilustraciones al modelo de política gubernamental
Un paradigms de la política gubernamental (burocrática)
Aplicación del modelo de la política gubernamental
Estrategia nuclear
VI- CUBA II: EL TERCER CORTE
La imposición del bloqueo estadounidense
La política de las cuestiones
La política de la elección
La remoción de los misiles soviéticos instalados en Cuba
Del bloqueo a la remoción
El «Arreglo»
La instalación soviética de los misiles
¿Cuán clara fue la advertencia norteamericana?
Muchos problemas: una solución
VII- CONCLUSION
Sumario de las diferencias de interpretación
¿Respuestas distintas o preguntas distintas?
¿Y ahora qué?
EPÍLOGO. CONSECUENCIAS Y CUESTIONES ABIERTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN FUTURA, 1971
Otros problemas de política exterior y relaciones internacionales enfocados desde los Modelos II y III
EI problema «burocrático»
Análisis, acciones gubernamentales y resultados
Consideraciones normativas
Predicciones y advertencias
Aplicaciones de los modelos a otras áreas de la política pública
Teorías sobre la política exterior y las relaciones internacionales
Clarificación y refinamiento de los modelos I, II y III
Relaciones entre los modelos: análisis parcial versus análisis general
El problema tipológico
Paradigmas adicionales
Factores más allá de la acción gubernamental