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Ed. CEDES, año 1982. Tamaño 21,5 x 14,5 cm. Estado: Usado muy bueno (con la contratapa afectada por humedad en el extremo inferior sin influir para nada en el estado y la lectura de la obra. Ver fotos). Cantidad de páginas: 72

La conquista del orden político y la formación histórica del estado argentino Oscar Oszlak086El vertiginoso progreso material que experimentó la sociedad argentina a partir de 1880, ha sido exaltado y denostado en la literatura desde posiciones voluntaristas y deterministas, originando polémicas que han orillado el mito y la teoría conspirativa. Así se han enfatizado las “ventajas naturales” de la economía pampeana, el rol decisivo de los “hombres providenciales” que llevaron a cabo la gran empresa histórica o, alternativamente, «la mano del imperialismo» orquestando este proceso. Desde ambas perspectivas, se ha tendido a ignorar el problema de la constitución de un orden político como componente esencial de la rápida expansión económica y consolidación nacional de la Argentina durante e! último cuarto del siglo 19. La conformación de un orden capitalista, cuyo génesis implicó la configuración simultánea de un mercarlo, una sociedad, y un estado nacionales, no puede ser entendida como mero resultado de una lógica inexorable del devenir histórico, ni como simple hilvanamiento de hechos gobernados por el azar y la voluntad. Este trabajo analiza la conflictiva etapa posterior a Pavón, en la que se conformó ese orden capitalista. Lo hace prestando especial atención a la constitución de un orden político nacional y, particularmente, de un aparato burocrático estatal a través del cual se materializó la penetración del estado en la nueva trama de relaciones sociales que se estaba conformando.

“La guerra de la independencia argentina fue el primer capítulo de un largo proceso, caracterizado por cruentos enfrentamientos y variadas fórmulas de transacción, mediante los cuales los sectores que pugnaban por prevalecer en la escena política intentaron sustituir el orden colonial por un nuevo sistema de dominación social. El origen local del movimiento emancipador y las resistencias halladas por Buenos Aires para constituirse en núcleo La conquista del orden político y la formación histórica del estado argentino2 Oscar Oszlak087de la organización nacional, pronto dieron lugar a movimientos separatistas y guerras civiles que, durante cuatro décadas, impidieron la formación de un estado nacional. El resurgimiento de la provincia como ámbito de lucha por la dominación local y actor institucional en el esce­nario político más amplio que integraban las Provincias Unidas del Río de la Plata, tendió a otorgar a los enfrentamientos un carácter «territorial» que ocultaba sus más determinantes motivaciones económicas. Las preca­rias coaliciones de provincias, que a través de pactos y tratados intentaron erigirse en estados, fueron prontamente desbaratadas por disidencias inter­nas y fracasos militares. De hecho, las provincias funcionaron como cuasi-estados dentro de una federación cuyos vínculos de nacionalidad radicaban esencialmente en la aún débil identidad colectiva creada por las guerras de la independencia.

Por inspiración y acción de Rosas, Buenos Aires alentó durante dos décadas esta organización federal del sistema político-institucional, poster­gando la constitución de un estado nacional que, en las condiciones de la época, poco hubiera beneficiado a los intereses de los sectores terrate­nientes pampeanos que sostenían el régimen rosista. La coalición de fuerzas del litoral, que con apoyo extranjero y de sectores disidentes de Buenos Aires derrotó a Rosas en Caseros, se constituyó -no casualmente- en circunstancias en que las oportunidades de progreso económico abier­tas por el sostenido aumento de la demanda externa y los nuevos avances tecnológicos disponibles al promediar el siglo, ponían crudamente de ma­nifiesto las restricciones a que se hallaban sometidos la producción y el intercambio de las provincias litoraleñas.

Sobre las cenizas de Caseros se realizó entonces el primer intento orgánico de creación de un estado nacional, que al no contar con la adhe­sión legitimante ni los recursos de la auto-excluida provincia porteña, sobrevivió tan sólo una década. Debilitada por los enfrentamientos con Buenos Aires, la Confederación Argentina resignó en Pavón su efímero liderazgo del proceso de organización nacional.

Sobre las cenizas de Pavón se hizo un nuevo intento, a partir del apoyo de las instituciones y recursos de Buenos Aires y la subordinación económica y política de las provincias interiores. A partir de allí, el nuevo pacto de dominación se basó en cambiantes coaliciones intra-burguesas, en las que se alternaban las fracciones políticas dominantes de Buenos Aires y a las que gradualmente se incorporaban sectores de las burguesías del Interior. La falta de acuerdo sobre una fórmula política que asegurara el control de la renovación de autoridades se manifestó entonces en la persistencia de la lucha entre facciones y el recurrente surgimiento de fuerzas contestatarias. Aunque estas circunstancias pulieron a menudo a prueba su viabilidad, el estado nacional pudo consolidar su presencia insti­tucional a través de diversos mecanismos de penetración en la sociedad que, al tiempo que aumentaban su legitimidad y poder, tendían a la institución de un nuevo orden.

La conquista del orden político y la formación histórica del estado argentino3 Oscar Oszlak088El presente trabajo examina las diversas modalidades con que se ma­nifestó dicha presencia institucional: la represión y control de las situacio­nes provinciales, la cooptación de aliados políticos, la articulación y garantía de las actividades económicas y la difusión de mecanismos de control ideológico. A través de estas formas de penetración, el estado nacional fue apropiando ámbitos operativos, redefiniendo los límites de la acción indi­vidual e institucional, desplazando a la provincia como marco de referen­cia de la actividad social y la dominación política. Por medio de este pro­ceso de centralización del poder y descentralización del control, el estado fue afianzando su aparato institucional y ensanchando sus bases sociales de apoyo, desprendiéndose poco a poco de la tutela de Buenos Aires. La consolidación definitiva sobrevino, precisamente, cuando el estado consi­guió «desporteñizarse» purificando en el fuego de las armas el estigma de una tutela ya inadmisible. Por eso puede decirse que sobre las cenizas de Puente Alsina y los Corrales (zonas de la ciudad de Buenos Aires en las que tuvieron lugar los combates más sangrientos que en 1880 enfrentaron a fuerzas del gobierno nacional y la Provincia de Buenos Aires), el presidente Roca intentaría una «ter­cera fundación» del estado.

Pero esta sería ya otra historia: la de la consolidación del aparato institucional del estado de la Argentina moderna. La presente, en cambio, es una interpretación del proceso que en el breve lapso de 18 años, dio contenido real, «estatidad», a los que previamente no eran sino atributos formales del estado nacional”.

Oscar Oszlak

Indice
Introducción
«El estado ha muerto; viva el estado»
Ámbitos de actuación y formas de penetración del estado
Penetración represiva
Penetración cooptativa
Penetración material
Cristalizaciones institucionales
Nueva división social del trabajo
Relación nación-provincias