Ed. Akal, año 2006. Edición de Rolf Tiedemann con la colaboración de Gretel Adorno, Susan Buck-Morss y Klaus Schultz. Traducción de Joaquín Chamorro Mielke. Nuevo, 240 págs. Precio y stock a confirmar.


Cierto que la persona de Kierkegaard no se puede ahuyentar de la obra simplemente con la forma de proceder de una filosofía objetiva de la que no en vano era Kierkegaard un encarnizado enemigo. Pero la persona sólo debe aparecer citada en el contenido de la obra, el cual se identifica con ella tan poco como ella con la obra.

Por eso, la construcción de lo estético en Kierkegaard no debe partir del esteta. La categoría de lo estético es, contra lo que aquél supone, una categoría del conocimiento. No se puede anticipar como tal en una definición, y por eso hay que separarla claramente de toda mezcla. Incluso cuando se contempla una convergencia final de arte y filosofía, habría que evitar toda estetización del proceder filosófico. Cuanto más puramente cristaliza la forma filosófica como tal, más firmemente excluye toda metafórica que la aproxime exteriormente al arte, y más puede ella, en virtud de su ley formal, afirmarse artísticamente. Hay que empezar buscando los equívocos del término «estético» en Kierkegaard. La síntesis de sus significados no puede encontrarse ni en el arte ni en la actitud de Kierkegaard: sólo puede ser construida a partir de los elementos purificados. De éstos hay que distinguir tres que siempre aparecen confundidos.

En primer lugar, estético es en Kierkegaard, como en el uso general del lenguaje, el dominio de las obras de arte y de la consideración teórica del arte. Así en la mayoría de las partes del primer volumen de «O lo uno o lo otro»; en el gran ensayo sobre Don Juan; en el breve e importante tratado «Sobre el reflejo de lo trágico antiguo en lo trágico moderno»; en las «Siluetas de personajes dramáticos»; en la interpretación del Primer amor de Scribe. Ellas indican ya, en la elección de los objetos, el segundo empleo, central en Kierkegaard, del término: lo estético como actitud o, en su lenguaje posterior, «esfera».

El seductor sensual representa la tesis dialéctica en antítesis con el Johannes reflejado; las voces de Marie Beaumarchais, Elvire y Gretchen responden tristes a la llamada de la seducción; totalmente aparente es el amor por mero recuerdo en la comedia de Scribe. Pero los ensayos pueden ser a la vez considerados, en cuanto piezas de teoría del arte, como autónomos, independientes de la intención del seudónimo Eremita o del anónimo A. El artículo sobre lo trágico principalmente contiene motivos que reaparecen inalterados en la teología de Kierkegaard. Y el artículo sobre la actriz no se identifica con los planes maquiavélicos de su publicación. Él evoca claramente la teoría «ética» kierkegaardiana del envejecimiento en el matrimonio, que no merma el amor; y contradice la concepción de lo estético como mera presencia e inmediatez, tal como Kierkegaard la desarrolló, y de forma cada vez más consecuente, en la exposición de la «esfera».

Lo estético como lo artístico pudo haberse amalgamado en el Kierkegaard maduro con la fórmula de lo «poético», con cuyo uso quería él afirmarse tomo alguien sin autoridad. De otro modo no se entendería que hubiera declarado estética toda su obra seudónima anterior a las «Migajas», y también los escritos manifiestamente teológicos, como «Temor y temblor» y «El concepto de la angustia». Ya en «O lo uno o lo otro» definió Kierkegaard expresamente la segunda manera de emplear el término: Lo estético en el hombre es aquello por lo cual él es inmediatamente lo que él es; lo ético en él es aquello por lo cual se convierte en lo que se convierte. El que vive en y de lo estético, por y para lo estético en él, vive estéticamente». Desde el punto de vista de la actitud «ética», la actitud estética aparece en Kierkegaard como un no-decidirse. Luego, la actitud ética retrocederá y quedará detrás de su doctrina de lo religioso-paradójico. Con el «salto» a la fe, lo estético se convierte deprecativamente, de grado en el proceso dialéctico —el del no-decidirse-, en pura y simple inmediatez de la criatura. Pues precisamente esta inmediatez debe ser rota por la paradoja, de la cual constituye lo contrario absoluto. Con ello, lo estético como arte, que en los primeros escritos aún afirma, al menos dialécticamente, su derecho, se somete finalmente, aunque con reservas, al veredicto. Al cambio terminológico corresponden los ataques al arte que comienzan con el «Ejercicio» y que poco tienen ya en común con el anterior rechazo de la existencia estética.

La tercera manera de emplear el término ocupa un lugar marginal en el lenguaje de Kierkegaard. Se encuentra solamente en «La Apostilla conclusiva no científica». Aquí, lo estético queda referido a la forma de la comunicación subjetiva, y se legitima en el concepto Kierkegaardiano de existencia. «El pensador subjetivo» tiene «como pensador existente un interés esencial en su propio pensamiento, en el cual existe. Por eso hay en su pensamiento una forma distinta de reflexión, a saber: la de la interioridad, la de la propiedad, por las cuales este pensamiento pertenece al sujeto y a nadie más». La «doble reflexión» del pensamiento subjetivo, esto es, la reflexión sobre la «cosa» y sobre la «interioridad» del pensante, tiene que «manifestarse también en la forma de la comunicación, es decir: el pensador subjetivo tiene que procurar que en la forma haya artísticamente tanta reflexión como él mismo, existiendo, tiene en su pensamiento. Nótese bien: artísticamente, pues el secreto no está en que el pensador exprese directamente la doble reflexión, ya que tal forma de expresión es justamente una contradicción». De acuerdo con ello, estética es la manera en que se manifiesta la interioridad, esto es, el cómo de la comunicación subjetiva, porque, según su doctrina, tal comunicación nunca puede llegar a ser «objetiva»: «Dondequiera lo subjetivo tiene su importancia en el conocimiento, dondequiera la apropiación es lo principal, la comunicación es una obra de arte»; o brevemente: «Cuanto más arte, más interioridad».

La categoría kierkegaardiana de lo estético reúne estos empleos dispares. Pero ni es el resultado de su adición, ni cabe obtenerla de su antagonismo abstracto al igual que tampoco de una psicología dispar como la que supone Przywaras: «El Kierkegaard de la actual filosofía de la existencia» es «un primer plano que permite pasar al Kierkegaard de «O lo uno o lo otro» entre el psicoanálisis y la estricta religión». De ello resulta un juego de sombras chinescas de conceptos en lucha, en cuyas masas gigantes todo color y toda forma determinados de los objetos desaparecen. Nunca los pomposos conflictos de lo universal alcanzan el verdadero estado de cosas. Este sólo puede obtenerse en las células concretas de la dialéctica, la misma que la propia obra de Kierkegaard despliega. La vaguedad de la categoría no se puede corregir con un método general, sino sólo con una intuición aguzada de los fenómenos particulares…

Theodor Adorno

INDICE
I- Exposición de lo estético
1- Poesía y concepto dialéctico
2- La reivindicación poética
3- La poesía como ilustración
4- “Esteticismo”
5- Máscaras y método
6- Equívocos
7- La estética clasicista del contenido
8- Formalismo
II- Constitución de la interioridad
1- Escritura
2- La interioridad sin objeto
3- Dialéctica inmanente
4- Filosofía de la historia
5- Situación
6- El intérieur
III- Explicación de la interioridad
1- La sociología
2- El cuerpo espiritual
3- Contenido mítico
4- Conjuro dialéctico
5- Melancolía
6- Barroco
7- Paradojas de lo estético
IV- El concepto de existencia
1- Existencia y verdad
2- Paradoja y ambigüedad
3- El sí mismo abstracto
4- Existencia mítica
5- Desesperación objetiva
6- Inversión de la dialéctica existencial
V- De la lógica de las esferas
1- Existencia y sistema
2- Origen de las esferas
3- Constelación
4- Recubrimiento de elementos idealistas y ontológicos
5- Humor, azar, ocasión
6- Confines y salto
7- Dialéctica de las esferas
8- Intermitencia
9- Proyección
10- Trascendencias
VI- Razón y sacrificio
1- Autodestrucción del idealismo
2- Sacrificio mítico
3- Gnosis
4- El sacrificio paradójico del puro espíritu
5- Pasión
VII- Construcción de lo estético
1- Inversión de la melancolía
2- Desaparición de la existencia
3- Imágenes y esferas
4- El cómo subjetivo y la hostilidad hacia el arte
5- Fantasía en fragmento
6- Trascendencia de la nostalgia
Notas
Primer Anexo
La doctrina kierkegaardiana del amor
Segundo Anexo
De nuevo Kierkegaard