Ed. La Marca, año 2008. Tamaño 21 x 15 cm. Nuevo, 106 págs. Precio y stock a confirmar.

El autor nació en Nuñez, Buenos Aires, el 23 de enero de 1950. Se recibió de bachiller a los 17, hizo inútilmente el curso piloto de la Facultad de Arquitectura y luego asistió a clases durante un año en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Una amplia producción discográfica lo ubica como referente indiscutido del rock en la Argentina.

Este es su único libro publicado, escrito durante 1977 y editado en 1978. Se articula en siete partes sin título y una octava denominada “escorias diferenciales del alma de la letra poética”. Es evidente la influencia de Antonin Artaud.

“Se torna difícil escribir con la misma brutalidad con que se piensa. Se torna raro advertir los desmanes de algún término equivocado porque la valentía de estos signos nos va proponiendo otro idioma despierto pero en la brutalidad en esa orfandad de tersura de los pensamientos de tanto drenar el adobe corrupto de los otros, no hay salvación posible que no contenga a la muerte que necesariamente no reanime su sopor con una parálisis perfecta quizás un shock electrocutor o un despiadado estrellarse de corpulencia inacabada la totalitaria vergüenza de estos pensamientos locos se desenmascara sólo para proyectarlos contra las fragmentadas evoluciones de la carcaza conciente, redimiendo esa incontenible borrasca animal con un grito, una contracción del gesto teatral de la sílaba veo que la brutalidad del pensamiento es tan sólo otro pensamiento que se ejecuta con violencia y parece estampado contra su propia sombra como los objetos arrasados por la bomba de Hiroshima es obvia la deducción: el pensamiento animal que proyectamos es tan selecto y vigoroso que sólo dura el instante fugaz de una mariposa concebida al azar pero en el atropellado desfiladero de la mente expuesta al sufrimiento de las miserias sociales distintas -por siempre distintas sean las miserias de vivir en la poesía de aquellas en las que vivir en la poesía representa un complot para saciar al estómago-, la soledad de estas barbaries mentales ejerce sobre el resto de los pensamientos una corriente de energía liberadora por los agujeros que profanaron estos brutales delirios al detonar en su corta existencia, pasan centenares de delicadezas y son estas prometidas certidumbres las que nos permiten iniciar y luego ahogar el verdadero diálogo con el universo”.

Luis Alberto Spinetta