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Ed. Ediciones del Mar Dulce, año 1982. Primera edición. Tamaño: 18 x 13 cm. Estado: Muy Bueno. Cantidad de páginas: 138

Fuerzas Armadas y nacionalismo económico, de Blas AlbertiLos fragmentos que a continuación se presentan constituyen en su conjunto una significativa síntesis del pensamiento militar
en materia de estrategia industrial a lo largo de nuestra historia. Pero la particularidad más destacada de los referidos textos estriba, más allá del enunciado que los caracteriza, en que de su lectura podrán extraerse las líneas generales de lo que definimos como el campo de la revolución nacional, a partir del momento mismo del estallido y propagación de la revolución emancipadora de comienzos del siglo XIX.

El nacionalismo jacobino que caracterizó al gobierno instalado el 25 de mayo de 1810 en sus primeros tramos, representará sin duda la primera tentativa efectiva de un plan de gobierno orientado a «la protección de las artesanías y manufacturas para la localización de industrias en el interior, junto con el laboreo agrícola, la extirpación del latifundio para la proliferación de labradores, la realización de obras de riego, la nacionalización y explotación estatal de minas metalíferas para mejorar las condiciones sociales con su producto, la confiscación de bienes de los enemigos emigrados, la obligación de mantener en el país el 50 o/o del capital aplicado al comercio exterior y la prohibición de todo cuanto tendiera a la erradicación de capitales».

Dicha orientación expresaba los aspectos nucleares del «Plan Revolucionario de Operaciones» redactado por Moreno a encargo de
la Primera Junta, de acuerdo al pensamiento más avanzado del movimiento de mayo, cuyo carácter industrialista e hispanoamericano
hoy ya casi nadie discute.

En esta perspectiva, el pensamiento económico y político del general Manuel Belgrano, que se transcribe como primer texto, constituye una contribución cuyos verdaderos alcances todavía no ha dilucidado a fondo la historiografía científica, demorada en sus juicios por el peso negativo de una tradición cultural que ha deformado el pasado, disminuido el significado de las grandes figuras u ocultado en otros casos la documentación probatoria.

Se ha tergiversado la aptitud militar de Belgrano, de quien Pérez Amuchástegui dice: «Es del caso convenir que, entre la mediocridad
castrense de los militares disponibles de la época, Belgrano sobresalía enormemente», como se ha omitido el carácter definido
de su nacionalismo jacobino madurado en su larga estancia al frente del Consulado y en la frecuentación de textos y personajes
vinculados a las más avanzadas ideas mercantilistas.

Con el texto del Brigadier Ferré y la transcripción de los capítulos esenciales de la «Ley de Aduanas» de 1835, dictada durante el gobierno del brigadier Juan Manuel de Rosas, se exponen los lineamientos fundamentales, en la teoría y en la práctica, del
nacionalismo económico que en el fragor de las guerras civiles surgía en las cabezas más lúcidas o se expresaba en iniciativas
concretas (caso de la «Ley de Aduana»).

Este pensamiento cobraba en los casos de Belgrano y Ferré verdaderas dimensiones de programa histórico de la revolución nacional,
ya que durante todo el periodo que abarcan sus autores permaneció vigente la posibilidad de constituir una gran nación
sudamericana tal como lo testifican los documentos liminares del período revolucionario inmediatamente posterior a 1810, y expresan al mismo tiempo la existencia de intereses concretos que intentaron a través del «comercio activo» y la construcción de una flota mercante de altura (hacia 1800 el Río de la Plata contaba con una flota importante por todos los mares) propulsar el capitalismo nacional a través de la protección de las manufacturas locales.

La crisis de la gesta emancipadora y el ocaso de los generales revolucionarios e industrialistas del siglo XIX, abrió paso,
con estrépito después de la caída de Rosas, al librecambismo pro-británico sostenido por la burguesía comercial del puerto de Buenos Aires que tuvo en otro general, Mitre, al campeón del liberalismo económico y la colonización cultural. Es a partir de Mitre que se abren las perspectivas para la consolidación de la oligarquía terrateniente que con base histórica en la pampa bonaerense someterá al resto del país, como enclave de los grandes imperios europeos, en especial de Gran Bretaña, a la condición de semicolonia agroexportadora.

El siglo XX cambia la perspectiva de la producción militar en materia de estrategia industrialista pues ya no serán las condiciones impuestas por una sociedad en estado de revolución las que inspirarán los aportes, casi siempre polémicos, sino las crisis de la sociedad dependiente ya consolidada.

Aquí sobresalen los nombres del Capitán de Fragata José A. Oca Balda, los Generales Alonso Baldrich, Enrique Mosconi, Manuel Savio, el Teniente Coronel Mariano Abarca, los Almirantes Storni y Gregorio Portillo, el Brigadier Ignacio San Martín, el General Enrique Guglialmelli y, por supuesto,el Teniente General Juan Domingo Perón.

La crisis de la Argentina oligárquica, precipitada a partir de l930, habría de revelar las gruesas debilidades estructurales de una sociedad conformada de acuerdo a la división mundial del trabajo en cuyo centro Gran Bretaña ejercía el liderazgo de la industrializada Europa y nuestro país ocupaba el lugar subordinado de proveedor de alimentos. Esta situación había postergado el crecimiento económico, deformado la estructura productiva convirtiendo la geografía socio-económica del país en un mosaico de desigualdades de desarrollo propias de la condición semicolonial y alejado por lo tanto la posibilidad de constituir una nación moderna con una autosuficiencia que acordara con la aspiración de vida independiente y soberana.

La crisis del capitalismo europeo había desnudado todas las falencias y éstas constituirían desde ahora el nuevo punto de
partida del pensamiento económico militar. La asociación entre las necesidades de la defensa nacional, aspecto específico del rol de las fuerzas armadas en el mundo moderno, y la estructura económica y cultural del país conmovido por la irremediable decadencia del modelo agroexportador de nuestro capitalismo dependiente, produjo la chispa que reencendió en este siglo el pensamiento revolucionario en el seno de las Fuerzas Armadas.

El recorrido de los problemas planteados por la insuficiencia de nuestra producción de acero o combustibles y la ausencia de una poderosa industria de transformación capaz de garantizar ella misma las exigencias de una provisión bélica ajustada a las demandas reales o potenciales, descubrió la subordinación material y espiritual de la Argentina respecto de los grandes poderes del imperialismo mundial y ayudó a la elaboración de las ideas y trabajos que en sus fragmentos significativos transcribimos.

Gran parte de la legislación protectiva que es generada a partir de la crisis de los años 30, como reacción ante la tendencia
recesiva y la parálisis de nuestras exportaciones, así como la política nacional que se intenta en el período 1945-1955, tienen
su origen en el pensamiento militar. Remite al impulso transformador de esas ideas afianzadas en medio de la segunda guerra
mundial y que por influencia de este mismo evento ayudan a la propagación de una generación militar de orientación nacionalista,
industrialista, proyectada hacia el objetivo de independencia económica, soberanía política y justicia social que caracterizó
el programa del peronismo histórico.

Pero si estas audaces conceptualizaciones,cuyas correspondencias en el campo intelectual no militar pueden ser ejemplificadas con los nombres de Arturo Jauretche y Scalabrini Ortiz, tuvieron la virtud de poner al descubierto nuestras falencias históricas en materia de desarrollo económico-social, resultaron al mismo tiempo parciales y no explican satisfactoriamente la naturaleza recurrente de nuestra historia contemporánea, en donde los ciclos de predominio del espíritu nacional a través de procesos políticos de participación de las grandes mayorías populares son continuados por otros en los que la restauración de las fuerzas oligárquicas resucita un pasado que parecía ya superado.

Es esta recurrencia sintomática de la historia del siglo XX la que torna atractivo el texto que Ediciones del Mar Dulce pone a disposición de los lectores, para que del mismo puedan sacarse conclusiones que apunten, no solo a lo que ellos expresan de modo inobjetable, sino a las insuficiencias que de sus enunciados o de las prácticas que justificaron, pudieron revelar.

En este sentido quisiéramos apuntar que, salvo los textos de Oca Balda y Perón, y en el caso de este último nos remitimos también a su larga trayectoria política, en el resto (nos referimos a la producción del siglo XX) se percibe una tendencia al tecnicismo economicista necesariamente parcial y en consecuencia insuficiente en su perspectiva histórica.

El economicismo, como tendencia analítica que pretende responder a los reclamos de la realidad «tal cual es», o como ideología,
también de aparente solidez explicativa, intenta demostrar que «la generación del proceso de desarrollo material de una sociedad
provee los resortes indispensables de su independencia respecto de otras sociedades». Esta aparente verdad, que cuenta con la
«contundencia» de las estadísticas que miden el «Producto Bruto» de los diversos países en su relación con el grado de autonomía que poseen, suprime el hecho decisivo de la historia, al que se subordinan en una jerarquización por demás probada, el resto
de las circunstancias: el impulso fundamental de todo proceso de transformación de la estructura productiva de una sociedad,
con todas las consecuencias que ello acarrea, proviene de una decisión política que apunta a la resolución de una carencia manifiesta (subdesarrollo, insuficiencia de recursos, falta de independencia en las decisiones estratégicas, etc.) y constituye el punto de partida como proyecto ideal al que se integran todos los esfuerzos de la parcialidad del espectro social a cuyos intereses responde.

La asunción de la debilidad material solo puede convertirse en verdadero e insoslayable propósito de transformación del todo
productivo, económico, social y cultural, si es aprendido como conciencia histórica de una dependencia que reconoce que, detrás de las realidades económicas se mueven imperios políticos y clases sociales, internas y externas, cuya garantía de sobrevivencia asienta una palanca decisiva en la colonización cultural. Este último factor actúa como una suerte de «hechizo» que adormece la conciencia dejando en el colonizado tan sólo el goce de una esperanza que, como en el suplicio de Tántalo, está siempre al alcance de la mano al tiempo que resulta inalcanzable.

¿Qué reflexión puede suscitar si no, la ejemplar como sacrificada y oscurecida biografía del Brigadier Ignacio San Martín, fundador de la industria aeronáutica y automotriz argentina, ante la decadencia que posteriormente se verificó en consonancia con la restauración oligárquica de 1955 y la absorción de mercado por las grandes multinacionales del imperialismo? ¿De dónde surgió esa maravilla mecánica del ingenio argentino que es el «Pucará» victorioso, sino de esa estructura militar productiva cuyas bases echó el Brigadier San Martín? Parecía en verdad increíble que un conflicto armado contra las grandes potencias colonialistas de Europa, fuera capaz de remitir a la nostalgia de ese proyecto tronchado por la acción pertinaz de las fuerzas oligárquicas cuya sobrevivencia en coalición con los grandes intereses financieros internacionales, se verificó tan despiadada como eficaz desde 1976.

La dependencia armamentística respecto a las grandes potencias que enfrentamos a consecuencia de la recuperación de las islas
Malvinas, desnuda la debilidad de nuestra industria desquiciada por el grupo de Martínez de Hoz y Alemann, tanto como el olvido por parte de las Fuerzas Armadas del ideario industrialista, nacional y antiimperialista que los autores que figuran en el presente conjunto han elaborado, revela hasta que punto el poder de las grandes fuerzas internas y externas del campo antinacional es capaz de burlar ese proyecto.

Caben aquí reflexiones en torno a la ligereza con que se han manejado conceptos como el de «fronteras ideológicas», «mundo libre», «tradición occidental y cristiana», «nuestro estilo de vida», «los peligros hegemónicos del Brasil» y otros de parecido cuño, para tipificar una ubicación pretendidamente «geopolítica» de nuestro país en relación a las grandes potencias colonialistas
e imperialistas y a nuestros hermanos de Latinoamérica.

El ideario industrialista y nacional de las Fuerzas Armadas en su más ilustre tradición constituye un capítulo fundamental de nuestra autoconciencia como país, así como de nuestra inserción en el mundo y en Latinoamérica. Y esa inserción, como lo han demostrado los acontecimientos que se sucedieron con motivo de la recuperación del territorio patrio, hunde sus raíces en la historia común, en una común tradición cultural en la que lengua, costumbres, victorias y derrotas comunes, nos estrechan recuperando el proyecto unificador de los grandes libertadores del siglo XIX. Las grandes obras hidroeléctricas que trabajosamente Brasil, la Argentina, Paraguay y Uruguay llevan a cabo, tienen todas un evidente sentido integrador y no hacen más que ratificar la identidad de nuestras raíces, de nuestro destino y de nuestros sufrimientos actuales.

El formidable proyecto del Almirante Portillo sobre canalización del sistema del Bermejo con su proyección continental, no puede
pensarse sino a partir de la reubicación de la Argentina en ese vasto territorio que en el momento de la independencia constituía
la heredad iberoamericana.

Y estas reflexiones nos remiten al punto central de la elaboración en el punto en que aludíamos al tema del «economicismo» como parcialización o reduccionismo de las grandes cuestiones que subyacen a su realidad. La apropiación cabal del sentido de los textos incluidos en este libro implica asumir todas las consecuencias que se desprenden de su contenido.

Dicho contenido nos revela, a poco que indaguemos en profundidad en las condiciones históricas de las carencias que denuncian, que la estructura agroexportadora dependiente del imperialismo es, «un más allá de su realidad material, el resultado de una voluntad de dominio a través de la que sujetos definidos reiteran su estrategia consistente en el mantenimiento de nuestra subordinación semicolonial. Dichos sujetos tienen un nombre: se trata de la oligarquía y los sectores parasitarios del capital financiero asociados históricamente al mercado externo; a sus intereses económicos y a los presupuestos ideológicos y culturales que conforman su plataforma de conservación. Dicho conjunto constituye una verdadera estructura de poder que maneja la universidad y la educación en general, que actúa eficientemente a través de sus abogados y jueces, sus diplomáticos y sus agentes vinculados a
las grandes metrópolis y que facilita con rapidez y eficiencia ministros de economía que a poco de andar desnudan sus vinculaciones
antinacionales.

Todo ese conjunto que responde a los intereses adversos a la Industrialización e independencia nacionales, constituye la
prioridad política de todo proyecto de desarrollo del aparato productivo y en su eliminación como factor que obstruye dicho
propósito, se encuentra la clave del atraso económico-social argentino.

Todas las tentativas «desarrollistas», tanto las que contando con la capacidad de ahorro nacional intentaron crear una base industrial sin afectar decisivamente la estructura oligárquico-imperialista, como las que confiaron en las bondades del capital imperialista como factor del desenvolvimiento productivo, han fracasado por la insuficiencia de su valoración acerca de la dimensión y capacidad de las fuerzas antinacionales.

El pensamiento militar tiene mucho que ver en el descubrimiento de nuestra condición de dependencia, en la búsqueda de las soluciones económicas y técnicas a esa situación y en la denuncia de los intereses que obstaculizan el desarrollo del país como potencia industrial. Su profundización histórica es necesariamente complementaria respecto de dicho descubrimiento y tiende a vincularlo con la mejor tradición histórica y política. Demanda a su vez una revisión profunda de nuestra dependencia cultural para que a partir de allí, permita reasumir el ideario transformador que implica, con decisión irreversible, el mandato histórico de nuestra revolución nacional inconclusa.

Las armas nacionales han vuelto a enfrentar después de 130 años al imperialismo poniendo de ese modo en movimiento una realidad que aparecía tenazmente oculta. Nuestros enemigos han sido los de siempre, los antiguos amos de Europa y EEUU. La ficticia unidad «panamericana» se ha derrumbado bajo el fuego de los cañones resurgiendo la otra identidad, aquella que también en el siglo XIX las armas nacionales de los ejércitos libertadores intentaron consolidar. Pero si aquella vez la necesidad de unión latinoamericana brotaba de la legítima herencia colonial, que la imponía como natural proyecto del porvenir independiente, hoy
a esa misma historia se suma la desgarrada geografía del sufrimiento y la humillación que soportamos junto a las hermanas repúblicas del continente, al enfrentar la sólida prepotencia de los «líderes» del «mundo libre», que no han escatimada esfuerzos para hacernos comprender que nuestro destino es aquel que esos mismos poderes nos niegan.

Blas Alberti Bs. As., Junio de 1982

Indice
Fuerzas Armadas y nacionalismo económico, de Blas Alberti
ESTUDIO PRELIMINAR
1- GRAL.MANUEL BELGRANO: Mercancías extranjeras y manufacturas nacionales
2- BRIG. GRAL. PEDRO FERRÉ: Protección y libre cambio
3- BRIG. JUAN MANUEL DE ROSAS: Ley de Aduana de 1835
4- GRAL. ENRIQUE MOSCONI: El poder de la Nación
5- GRAL. ALONSO BALDRICH: El petróleo como elemento básico de la defensa nacional
6- GRAL. MANUEL N. SAVIO: Política de la producción metalúrgica argentina. Conferencia pronunciada en la Unión Industrial Argentina 1942
7- CAP. DE FRAGATA JOSÉ A. OCA BALDA: Proteccionismo y Libre cambio
8- VICE ALTE. SEGUNDO STORNI: Verdadero concepto del poder naval
9- GRAL. J. MARIA SAROBE: Antecedentes básicos de nuestra política económica
10- TTE. CNEL. MARIANO ABARCA: Los objetivos nacionales
11- BRIG. JOSÉ A. WAHNISH Y BRIG. CARLOS R. FRENCH: Biografía del Brig. Mayor Juan I. San Martín
12- CONTRAALMIRANTE GREGORIO A. PORTILLO: Desarrollo de la Hidrovia Continental Sudamericana, proyectada
13- GRAL. JUAN DOMINGO PERÓN: Conferencia pronunciada en la Universidad de La Plata por el entonces Ministro de Guerra,
Coronel Juan D. Perón, al inaugurarse la Cátedra de Defensa Nacional (Fragmento)
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