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Ed. ARGRA, año 2009. Tamaño 30,5 x 23,5 cm. Incluye más de 400 fotografías a color y blanco y negro sobre papel ilustración. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 128
Esta es la XXa Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino, organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. Más de 400 fotografías, seleccionadas entre casi 2000 imágenes enviadas por reporteros gráficos de todo el país.
No es sencillo mantener un esfuerzo común durante 28 años y 20 ediciones, con distintas autoridades y comités de edición, con centenares de fotoperiodistas dando cuenta, año tras año, de la cambiante, apasionante y entrañable realidad de nuestro país. Sin padrinos, sin sponsors poderosos, sin compromisos más que con nuestros propios valores y creencias.
La Muestra nació para defender nuestro derecho a la expresión y a la información sin censuras. Como autodefensa a una dictadura que fue la peor catástrofe que sufrió nuestro país en doscientos años de historia. Se mantiene porque sigue teniendo qué decir y porque es preciso decirlo.
La fotografía emblemática de esta muestra alude a ese derecho. Sintetiza nuestra condena al terrorismo de Estado, y reafirma nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y los juicios por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.
También, expresa nuestra voluntad de registrar estos hechos como parte de lo que entendemos la esencia de nuestra profesión: dar testimonio y publicidad a los hechos que moldean y dan historia a nuestra sociedad. Los juicios deben ser públicos y la prensa independiente es la garantía de esa publicidad.
Sin acceso a los juicios esta fotografía no sería posible. Para que esto sucediera, para que la combinación de lugar, oportunidad y técnica tuvieran como resultado una fotografía emblemática, se necesitó una sola condición: que existiera un reportero gráfico.
No hay fotografía sin autor. No hay facilidad técnica, inmediatez ni oportunidad que no requiera la presencia humana, y esa humani¬dad y ese profesionalismo es lo que guía el resto, lo domina y de allí obtiene testimonio, sensibilidad y belleza.
Eso somos. Esta muestra es la prueba.
Comisión Directiva
No hay fotografía sin autor
Afirma el lugar común que una imagen dice más que mil palabras. No es este el lugar para desmentirlo. Pero tal vez para remarcar que una imagen nunca dice una sola cosa. Hace ya mucho también que la novela perdió su pretensión de ser «un espejo paseando por el campo», que refleja en forma objetiva lo que capta. Tal vez sea posible afirmar lo mismo de la fotografía. La fotografía nunca, tampoco, es un mero reflejo de la realidad. Es, afortunadamente, mucho más que eso, muchas más cosas que un reflejo pasivo.
La foto que ARGRA ha elegido como emblema y resumen de la labor de todos los reporteros gráficos en el año 2008 es también muchas cosas. Es, para los argentinos, un símbolo de la agonía del terrorismo de Estado. Una agonía que no es física, sino epocal. Lo que muestra no son los estragos del tiempo en un anciano, sino la indecorosa decadencia de quien aspiró a perpetuarse como guerrero vencedor de una tercera guerra mundial inexistente. Una guerra infame empren¬dida contra mujeres’, niños y prisioneros maniatados. Muestra, como si la verdad emergiera a ese rostro, lo que la tortura y la sevicia hace en el alma de quien las perpetra. Habla, entre otras muchas cosas, de alguien que se ahoga solo, fuera de todo contacto con los hombres, porque ninguno habrá de perdonarlo nunca.
Afortunadamente, cada visión, cada instante frente a estas fotografías es único, y dice algo diferente. Quien pone en marcha este diálogo es el autor. Quien escucha, pregunta y completa, somos cada uno de nosotros. En ambos casos, es nuestro derecho.
En el medio, ese instante congelado, ese tiempo eterno que dialoga para siempre con quien lo creó, con quien lo observa. No hay fotografía sin mirada. No hay fotografía sin autor.
Miguel Gaya