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Ed. Siglo XXI, año 2010. Tamaño 21 x 14 cm. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 376

Espejos, GaleanoEste nuevo título de Eduardo Galeano incluye 600 microrrelatos que muestran lo que quedó fuera del encuadre histórico, la gesta de los olvidados de nuestra civilización. El diseño de la obra permite que el lector pueda acceder a ella desde donde quiera; obra abierta que también refleja una constante que ha retomado la novelística actual a fin de romper con la linealidad acostumbrada, apostando por un pluralismo discursivo que refleja como un “espejo” el relativismo y la divergencia social del presente, efectos de la globalización (o bobalización, como la llama el autor), los medios y la apertura al intercambio cultural.

“En 1871, una revolución dejó a París, por segunda vez, en manos de los comuneros. Charles Baudelaire comparó a la policía con el dios Júpiter, y advirtió que el culto de la belleza desaparece cuando no hay aristocracia. Théophile Gautier dio testimonio: —Las bestias malolientes, con sus aullidos salvajes, nos invaden. El efímero gobierno de la Comuna quemó la guillotina, ocupó los cuarteles, separó la Iglesia del Estado, entregó a los obreros las fábricas cerradas por los patrones, prohibió el trabajo nocturno y estableció la enseñanza laica, gratuita y obligatoria. —La enseñanza laica, gratuita y obligatoria no hará más que aumentar el número de los imbéciles —profetizó Gustave Flaubert. Poco duró la Comuna. Dos meses y algo. Las tropas que habían huido a Versalles volvieron al ataque y, tras varios días de combate arrasaron las barricadas obreras y fusilando celebraron la victoria. Durante una semana fusilaron noche y día, ráfagas de ametralladoras que mataban de a veinte en veinte.

Entonces Flaubert aconsejó no tener compasión con los perros rabiosos y como primer remedio recomendó acabar con el sufragio universal, que es una vergüenza del espíritu humano. También Anatole France celebró la carnicería: —Los comuneros son un comité de asesinos, una partida de bufones. Por fin el gobierno del crimen y de la demencia se está pudriendo ante los pelotones de fusilamiento. Emile Zola anunció: —El pueblo de París calmará sus fiebres y crecerá en sabiduría y esplendor. Los vencedores erigieron la Basílica del Sacré-Coeur, en la colina de Montmartre, para agradecer a Dios la victoria concedida. Mucho atrae a los turistas esa gran torta de crema”.