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Ed. Sociedad Hebraica Argentina, año 1946. Tapa dura. Tamaño 19 x 12,5 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 108
Dentro de poco se cumplirán treinta años desde la muerte de Hermann Cohen. Cuando falleció, en 1917, era uno de los pensadores más ilustres de Alemania y uno de los hombres que en la edad contemporánea había estudiado problemas de la vieja cultura judía con más versación, con más penetración. Hermann Cohen fue en los últimos años del siglo pasado uno de los más destacados restauradores de la vida intelectual en Alemania, aplastada, aunque aparentemente se pudiera creer lo contrario, desde el día en que Prusia sometió a su dominio todos los Estados alemanes, desde el día de la formación del Imperio alemán.
Hermann Cohen dictó cátedra en la universidad de Marburgo; fundó allí una escuela filosófica que inclusive influyó por breve tiempo en la cultura de lengua castellana a través de algunos de sus discípulos españoles. Estudió el pensamiento alemán a través de sus valores más universales. Pensó que la cultura alemana podía servir a los intereses espirituales de la humanidad, y se equivocó. En cambio, no se equivocó al buscar en las viejas fuentes del judaísmo un eterno sentido moral para la vida humana. Fruto de esta búsqueda es una obra que se publicó después de su muerte con el título de La religión de la razón a través de las fuentes judías. Se ha dicho con justicia que esta obra representó en su momento en la historia del pensamiento judío algo equivalente a lo que en el siglo XII fué Guía de los descarrilados de Maimónides.
Además de La religión de la razón a través de las fuentes judías publicó Cohen trabajos vinculados con la religión, la historia y la poesía del pueblo hebreo. Estos estudios se hallan reunidos en tres volúmenes. De ellos hemos extractado los dos trabajos que el lector encontrará a continuación: Enrique Heine y el judaísmo y El sábado, su significación histórico-cultural. Sus temas son distintos por su naturaleza y distinta es la intención con que su autor los ha escrito. Pero tanto en el uno como en el otro se advierten la originalidad de las ideas de Hermann Cohen, la vastedad de su saber y el amor con que sabía acercarse a las cuestiones de mayor trascendencia para la mente del hombre.