Ed. Losada, año 2003. Tamaño 20 x 14 cm. Prólogo, traducción y notas de Roberto Raschella. Nuevo, 206 págs. Precio y stock a confirmar.
En 1512, tras la derrota de los franceses en la batalla de Rávena, la república florentina perdía su poderoso protector, y los Médicis retornaban a la ciudad. La ordenanza en la que Maquiavelo había puesto tantas esperanzas se disolvió sin oponer resistencia y él, sospechoso de haber participado en una conjura contra los Médicis, fue encarcelado y torturado.
La elección de un Médicis, el futuro León X, para el Pontificado, lo amenazó con la cárcel, pero para entonces él era ya un ciudadano privado excluido de los oficios públicos. Se retiró entonces a su casa de campo en el Albergaccio, cerca de San Casiano, y fue allí donde, a lo largo de 1513, escribió El Príncipe.
En este trabajo Maquiavelo volcó toda la experiencia que había acumulado en el curso de los quince años en que había servido a la república, y toda la amargura que le provocó su fracaso político. Podemos, por tanto, concluir aquí este rápido análisis del texto de El Príncipe diciendo que el tema dominante que lo recorre de cabo a rabo es el de la regeneración de un organismo político corrupto o, por adoptar el término que aparece en el capítulo XXVI, de su «redención» mediante la introducción de «órdenes nuevos» por obra de un «príncipe nuevo».
Y es claro también que, al plantearse Maquiavelo el problema de la regeneración de un organismo político decadente y corrupto, pensaba ante todo en aquella Italia «más esclava que los hebreos, más sierva que los persas, más dispersa que los atenienses, sin jefe, sin orden, abatida, esquilmada, lacerada, corrida» que evoca en el capítulo de la conclusión.
Indice:
Nicolás Maquiavelo al magnífico Lorenzo de Médicis.
I. Cuántas son las clases de principado y cómo se adquieren.
II. De los principados hereditarios.
III. De los principados mixtos.
IV. Por qué razón, después de la muerte de Alejandro, sus sucesores no perdieron el reino de Darío que Alejandro había conquistado.
V. De qué modo hay que gobernar las ciudades o los principados que, antes de ser ocupados, vivían con sus propias leyes.
VI. De los principados nuevos conquistados con las armas propias y con virtud.
VII. Los principados nuevos que se conquistan gracias a la suerte y a las armas de otros.
VIII. De los que han llegado al principado mediante delitos.
IX. El principado civil.
X. Cómo hay que valorar las fuerzas de cada principado.
XI. Los principados eclesiásticos.
XII. Tipos de ejército: los ejércitos mercenarios.
XIII. Los ejércitos auxiliares, mixtos y propios.
XIV. Deberes de un príncipe frente al ejército.
XV. Cualidades por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son loados o criticados.
XVI. Liberalidad y parsimonia.
XVII. Crueldad y humanidad: ¿Es mejor ser amado que ser temido, o viceversa?.
XVIII. De qué forma tiene que mantener su palabra un príncipe.
XIX. Cómo evitar el desprecio y el odio.
XX. Utilidad o inutilidad de las fortalezas y de muchas otras medidas que los príncipes toman cotidianamente.
XXI. Qué debe hacer un príncipe para ser estimado.
XXII. Los consejeros del príncipe.
XXIII. Cómo evitar a los aduladores.
XXIV. Por qué los príncipes de Italia han perdido sus reinos.
XXV. Cuál es el poder de la fortuna en las cosas humanas y cómo hacerle frente.
XXVI. Exhortación a tomar Italia y liberarla de los bárbaros.