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Ed. Era Naciente, año 1996. Tamaño 19,5 x 13,5 cm. Traducción de Florencia Rodríguez, Carina Fideleff y Leandro Wolfson. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 358
Hace 48 años que atendí por primera vez a una persona en terapia. Acababa de terminar mi análisis con Wilhelm Reich; la obra de éste último empezaba a conocerse y como consecuencia aumentó la demanda por el tipo de terapia que él hacía. Esa persona quiso atenderse conmigo, a pesar de que yo no era médico; porque en ese momento éramos pocos los formados en esta clase de terapia. Por ser un novato en la materia, le cobré apenas dos dólares la hora, honorario que aún entonces era muy bajo; pero al recordar esa primera experiencia me pregunto si lo que yo hacía valía incluso esa pequeña suma. Ignoraba la profundidad y gravedad de las perturbaciones que afectan a tantos individuos en nuestra cultura: la depresión, la angustia, la ansiedad, la falta de amor y de alegría de vivir. Hoy, después de haber trabajado con seres humanos durante casi medio siglo y de haber escrito once libros, creo haber comprendido el problema humano y estar en condiciones de formular los principios de un enfoque terapéutico eficaz, que he llamado «análisis bioenergético».
En esta obra describiré el proceso de esta terapia e ilustraré su aplicación con los historiales clínicos de mis clientes. Permítaseme adelantar que no es una cura rápida ni sencilla, aunque sí es eficaz; pero su eficacia depende de la experiencia y la comprensión que el terapeuta tenga de sí mismo. Dado que los problemas con que lucha la gente se han estructurado en su personalidad a lo largo de muchos años, es poco realista esperar una cura rápida o sencilla. Rara vez se producen auténticos milagros, pero de vez en cuando sucede uno, y es el milagro de la creació6n de una nueva vida. A ese milagro está dedicado este libro.
En 1951, cuando retomé a los Estados Unidos luego de haber estudiado medicina en Suiza y retomé mi tarea terapéutica, tenía
absoluta claridad de que el método de Reich, si bien valioso, no había logrado en mi proceso terapéutico liberarme de varias
tensiones que aún me mantenían sujeto. El análisis que había realizado con Wilhelm Reich en torno de mi carácter y de mi historia no había llegado a una profundidad e intensidad suficientes coma para confrontarme con mis muchas tendencias neuróticas.
Necesitaba una terapia que ampliara mi comprensión acerca de los temas ligados a mi carácter y al mismo tiempo necesitaba
concentrarme de manera activa e intensa sobre mis tensiones musculares crónicas. Después de haberme dado cuenta de esto,
comencé a descubrir y trabajar sobre esta terapia llamada análisis bioenergético. Los pasos que di se apoyaron sobre los principios
formulados por Wilhelm Reich; éstos son:
1- La identidad funcional de los procesos psíquicos y somáticos. A pesar de la división entre cuerpo y mente que existe en la
mayoría de las personas, los procesos físicos y psíquicos trabajan juntos a favor de la supervivencia del organismo
2- La comprensión de que tanto las actividades mentales como psíquicas son básicamente procesos energéticos
3- La respiración es para la salud del individuo función fundamental
4- La sexualidad desempeña un rol fundamental en el camino de descubrimiento del sí mismo
El principio que sustenta el análisis bioenergético es la identidad funcional y la antítesis que existe entre la mente y el
cuerpo, o entre los procesos psicológicos y físicos. Derivan del hecho de que una persona es un ser unitario y lo que acontece en
la mente debe acontecer también en el cuerpo. Así, si un individuo está deprimido, desesperado, si se siente impotente y fracasado, su cuerpo manifestará una actitud deprimida semejante, la que se hará evidente en una menor formación de impulsos, una disminución de la movilidad general y una respiración constreñida. Todas las funciones corporales estarán deprimidas, incluido el metabolismo, con lo cual la generación de energía será menor.
Por supuesto, la mente puede influir en el cuerpo, del mismo modo que éste afecta lo que pasa en la mente. En algunos casos es posible mejorar el funcionamiento corporal modificando la actitud mental; pero cualquier cambio así provocado será sólo temporario si no se produce a la vez una alteración significativa en los procesos corporales subyacentes. Por otro lado, el mejoramiento directo de funciones corporates como la respiración, la locomoción, los sentimientos y la autoexpresión tiene efectos inmediatos y duraderos en la actitud mental. En último análisis, si el proceso terapéutico pretende alcanzar su objetivo, que es liberar al individuo de las limitaciones de su pasado y las inhibiciones de su presente, debe provocar, como cambio fundamental, un incremento de su energía.
El diagrama siguiente describe la jerarquía de las funciones de la personalidad como una pirámide en la que el «ego» está en el
vértice superior. Estas funciones están interrelacionadas y dependen una de la otra; todas ellas descansan en una base que
representa la producci6n y uso de la energía.
EGO
………..
PENSAMIENTO
………………
EMOCIONES/SENTIMIENTOS
……………………
PROCESOS CORPORALES
……………………………..
La finalidad de la terapia consiste en ayudar al sujeto a recobrar toda la potencialidad de su ser. Los individuos que acuden a una terapia lo hacen porque se sienten muy mermados en su capacidad de vivir y de experimentar plenamente la vida a raíz de los traumas que sufrieron en su niñez. Esta es la perturbación fundamental de su personalidad, la que está en la base de los síntomas que ellos presentan. Si el síntoma revela cómo ha sido invalidado el individuo por su crianza, lo que hay en la base es la pérdida de una parte de su propio ser, de su self o sí-mismo. Todo paciente padece alguna limitación en su mismidad: una mayor conciencia de sí, una expresión restringida de sí, un reducido dominio de sí. Estas funciones básicas son los pilares del templo del self. Si están debilitadas, la consecuente inseguridad de la personalidad mina todos los esfuerzos del sujeto por encontrar la paz y el gozo que brindan a la vida sus mayores satisfacciones y su sentido más hondo. Lograrlos es la ambiciosa meta de cualquier empeño terapéutico, y, como ya dije, no es sencillo; pero sin una clara comprensión de esta meta, uno puede perderse en la maraña de conflictos y ambivalencias que confunden y frustran la mayoría de los esfuerzos terapéuticos. Para muchísimos seres
de nuestra cultura, la vida se ha convertido en una lucha por sobrevivir, y la alegría en una experiencia poco habitual.
INDICE
Prefacio
1- El gozo
2- La entrega al cuerpo
3- ¡Oh Dios! La emoción sanadora
4- Resistencia al llanto
5- El enojo: otra emoción sanadora
6- La entrega al amor
7- La traición al amor
8- El abuso sexual
9- El miedo: la emoción paralizante
10- El miedo a la muerte
11- La pasión, el sexo y el gozo
12- La entrega a Dios, la pasión y el espíritu
Citas bibliográficas