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Ed. Emecé, año 2001. Tamaño 22 x 14 cm. Traducción de Márgara Averbach. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 218

La narrativa norteamericana del siglo XX es uno de los grandes momentos de la historia del arte, tal como lo son la pintura italiana del Renacimiento o la música alemana de los siglos XVII a XIX. Lorrie Moore (Nueva York, 1957) es la frutilla en el postre de esa gran tradición que incluye a Hemingway, Faulkner, Salinger, Cheever, Flannery O’Connor, Carson McCullers y Carver, entre muchos otros. Sus ficciones, ancladas en esa épica de las pequeñas cosas típica de la literatura norteamericana, empalman también otra tradición: la de aquellos escritores más extraños, como Nabokov o Pynchon, más preocupados por los juegos de lenguaje. Moore aúna de manera maravillosa ambas vertientes: sus cuentos tienen fuerza narrativa, pero también son un canto.

Con solo siete libros publicados en treinta años. Moore se toma su tiempo para escribir, y eso se nota. Sus protagonistas son antiheroicos: mujeres dislocadas y hombres débiles sin demasiado brillo profesional, pero, generalmente, poseídos por un ingenio melancólico que los desnuda en epifanías deliciosas.

Leer a Lorrie Moore es algo más que leer literatura: es una experiencia que nos trastoca, porque sus cuentos logran situarnos en este barco trágico y misterioso en el que estamos todos, el de la condición humana.

Las ilusiones esteticistas del siglo XX mueren con Lorrie Moore. No casualmente éste, su primer libro, se llama un poco irónicamente Autoayuda: lejos del divertimento vacuo y del esnobismo intelectual, Moore hace un esfuerzo sobrehumano para tratar con respeto mágico ese gran invento que nos hace ser lo que somos: el lenguaje. Y el lenguaje, como en las cavernas, en las religiones y en las terapias, nos sirve para entendernos un poco mejor y también, por qué no, para darnos fuerzas. Imbuida de ese cóctel tan norteamericano que forman la atención material a los detalles y las inquietudes espirituales (materialismo + mística), la literatura de Lorrie Moore es literatura de autoayuda para gente culta. La decepción amorosa, el letargo matrimonial, las crisis de la edad mediana, la paternidad y la maternidad, el cáncer (los dramas de la clase media), son narrados por Moore con crudeza imposible, con solemne banalidad.

El gran esfuerzo artístico que Moore lleva a cabo y con el que premia a sus lectores es el de mostrar al ser humano sin adornos complacientes, pero sin innecesaria crueldad, con ternura y sin cinismo.

En «Lo que se llevan», una mujer reconstruye, como si juntara fragmentos de un rompecabezas que nunca se completará, el pasado de su núcleo familiar, centrado en su madre recién fallecida. También «Cómo hablar con tu madre (Notas)» reconstruye la biografía familiar, en este caso año por año y retrospectivamente, desde la muerte de la madre hasta el nacimiento de la protagonista. En «Irse así», una escritora para niños, devastada por el cáncer, decide suicidarse y convoca a sus amigos para explicarles la decisión y oír sus reacciones.

Una prosa tan difícil de traducir como la de Moore sale bastante bien parada en «Amahl y los visitantes de la noche: una guía del tenor del amor», sobre todo en un diálogo de sordos donde se entienden mal las palabras del otro. Allí aparece el matrimonio o pareja en desintegración o crisis de inercia, tema de otros varios cuentos de la autora, casada ella misma («susurramos te quiero, te extrañé, confundimos los tiempos de verbo creo» se lee en «Llenar», último cuento de este volumen). «Cómo convertirse en escritora» satiriza los cursos de escritura creativa (especie de talleres literarios) y las reacciones del entorno hacia quienes deciden dedicarse a escribir.

¿Cómo fueron sus primeras incursiones en el mundo de las letras?

Si bien en mi casa familiar había muchos libros, no fueron mis padres sino mis maestras del colegio las que me estimularon a escribir. Hice muchas cosas artísticas durante la infancia, pero mis padres se mantenían en una posición neutral respecto de todas ellas. Ellos también eran literarios y musicales en varios aspectos, pero no apostaban a eso como a una posible carrera profesional. Es llamativo porque la bisabuela de mi padre había sido cantante en la Opera Real Danesa y mi padre no dejaba de contar eso, siempre con muchísimo orgullo.

En sus cuentos el humor y el sarcasmo aparecen de varias formas, ¿qué rol consciente tienen en su escritura?

Creo que el humor es parte de la textura de la vida humana y la conversación. Algo gracioso siempre emerge, se me ocurre. Y aunque el humor puede provenir de la mayor desolación de una persona es algo que se tiende como una escalera momentánea hacia afuera de la soledad, como un puente entre las personas.

INDICE
1- Cómo ser una otra mujer
2- Lo que se llevan
3- El manual de divorcio del chico
4- Cómo
5- Irse así
6- Cómo hablar con tu madre (Notas)
7- Amahl y los visitantes de la noche: una guía del tenor del amor
8- Cómo convertirse en escritora
9- Llenar