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Ed. Eudeba, año 2005. Tamaño 30 x 23 cm. Incluye 56 fotografías en blanco y negro y 138 a color, todas sobre papel ilustración. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 150

priamo 3En su archivo, Grete Stern conservó una selección de 82 ampliaciones de trabajo de las fotografías que tomó en la UBA, en un librillo con la carátula Muestras de las fotografías tomadas por la guía de la Universidad. Muchas tienen formatos no convencionales, pues fueron encuadradas por la autora y así se publican en este libro. Guardó también 32 fotos sueltas con el encuadre inicial de la cámara y 111 negativos en formato 6x6cm, 4 en 6×9 y dos placas 9×12 con los libros de EUDEBA.

Facundo de Zuviría tomó aproximadamente 900 fotografías entre octubre de 2004 y marzo de 2005, todas con película negativo color de 35mm (más unas pocas en formato digital, en EUDEBA, la cárcel de Devoto y los talleres del centro cultural Rojas). Utilizó una cámara convencional Nikon FM2, con lentes 24mm, 55mm y 105mm, y una digital Sony T1 de 5MP. La mayoría de las tomas fueron hechas con luz ambiente. El fotógrafo realizó la selección que se publica y la impresión se hizo con copias fotográficas color de 13x18cm. En asi todas se mantuvo el encuadre de la toma.

priamo 4La UBA en blanco y negro y en color, por Luis Priamo

Esta publicación reúne dos relevamientos fotográficos de las actividades e instalaciones de la Universidad de Buenos Aires, realizados en épocas diferentes. El primero fue encargado alrededor de 1960 a Grete Stern -la gran fotógrafa nacida en Alemania y fallecida en Buenos Aires- y el segundo, concluido a comienzos de 2005, fue encomendado a Facundo de Zuviría para esta publicación. La iniciativa de efectuar el último y de publicarlos, inteligente y provechosa, tomó cuerpo cuando las autoridades universitarias advirtieron la existencia de las fotos de Grete, en su mayor parte inéditas, que representaban el más amplio y pormenorizado
reportaje fotográfico conocido de la UBA. Esta publicación también implica, por lo tanto, la recuperación y puesta en valor de un importante y relegado patrimonio fotográfico.

Ignoramos cómo fue el trámite por el cual la UBA pidió a Grete este relevamiento. No recuerdo que su archivo guarde documentación que lo aclare (conocí a Grete en 1992 y colaboré con ella y su hija Silvia Coppola en el ordenamiento de sus colecciones y documentos de trabajo). Ella misma no se acordaba de los detalles de aquella gestión: ni las personas de la universidad que intervinieron, ni las condiciones contractuales del trabajo o la fecha precisa del encargo y de las tomas fotográficas; solo tenía presente que las fotos debían ser utilizadas para un libro o folleto sobre la institución, el cual, finalmente, no se hizo. Empero, cuando se sacaron estas fotografías, en tiempos del rector Risieri Frondizi, Oberdan Caletti era director de becas de la universidad, y antes, en 1958, como rector de la hacía poco fundada Universidad Nacional del Nordeste, había convocado a Grete para realizar un trabajo fotográfico en el Chaco. Estos antecedentes sugieren que Caletti pudo haber contratado o propuesto a la fotógrafa para hacer el relevamiento que ahora nos ocupa.

priamo 5Seguramente con el propósito de presentar una selección de las fotos que tomó -todas ellas en formato 6×6, en blanco y negro-, Grete confeccionó un librillo rústico con copias de trabajo pegadas sobre hojas de papel numeradas, sin leyendas que indicasen el motivo fotografiado. Los números de las páginas sugieren que dicho librillo estaba acompañado por un índice con los datos de las personas retratadas, los ámbitos universitarios específicos, etcétera; pero no fue posible hallarlo entre los papeles de su archivo. Su hija Silvia, sin embargo, logró encontrar datos precisos sobre un porcentaje importante de las fotografías, aunque algunas quedaron sin referencias o fueron referenciadas recurriendo a la memoria de diversos testigos de la época. Gracias a los indicios encontrados por estos, también, hemos llegado a la conclusión de que las tomas fueron realizadas, probablemente, en 1960 0 1961.

El propósito de hacer un libro fotográfico institucional en ese momento revela, en mi opinión, la conciencia que tenían por entonces los responsables de la Universidad de Buenos Aires de la etapa de nueva fundación que atravesaba la institución. La perspectiva que da el tiempo transcurrido confirma lo acertado de aquella percepción. Por otro lado, las heridas que el autoritarismo político produjo en la vida académica argentina con la llegada del gobierno militar de 1966 dan un tono ciertamente melancólico e incluso doloroso a las fotos de Grete. Mirando su retrato de Bernardo Houssay, por ejemplo, uno no puede más que
pensar, con ira y tristeza, que si Facundo hubiese tomados sus fotos en la década de 1980, no hubiese podido hacer el paralelo retrato de César Milstein.

priamo 6De hecho, más allá de impresiones circunscriptas como ésta, el paso del tiempo dio a las fotos de Grete un aire sugestivo e incluso mítico, que las de Facundo, naturalmente, no pueden tener. La serie que Grete dedicó a Clementina, esa enorme computadora electrónica -la primera de su tipo en Latinoamérica- que por entonces representaba la llegada al país de tecnología de vanguardia, resulta fotográficamente poco atractiva, pues el gigantesco artefacto, instalado en la facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, con su monótona cubierta metálica, ofrecía pocas posibilidades fotográficas. Sin embargo, el carácter de aquel objeto casi legendario, especie de símbolo de un conocimiento científico nacional que nunca pudo ser cabalmente concretado, confiere a las fotos una tensión evocativa poderosa, a pesar de su escaso encanto visual.

Los años sesenta se han fijado en nuestro imaginario como un momento de transición social indudable, no solo por el apremio de ideas y actitudes políticas radicales, sino, también, por el vuelco que dieron entonces muchas costumbres y valores arraigados. Por
eso puede sorprender la compostura de estudiantes y profesores en las fotos de Grete, vestidos los hombres de traje y corbata -y las mujeres con la indumentaria equivalente-, en contraste con los recuerdos de informalidad que guardamos quienes vivimos aquel período, y, sobre todo, comparada con la visión de los universitarios de hoy, según se los aprecia en las fotos de Facundo.

priamo 7La crónica institucional por encargo es un tipo particular de trabajo fotográfico. La idea general que lo suele oriental -cuando, como sucede en este caso, no está lastrado por intenciones meramente publicitarias- se dirige a reflejar de modo razonablemente objetivo, sin propósitos apologéticos o críticos deliberados, los ámbitos físicos de la entidad y la actividad cotidiana de las personas que la integran. Si bien no está excluida, en tales trabajos la experimentación formal suele inhibirse, o, por lo menos, limitarse. Encuadrados en esa orientación, los trabajos de Grete y Facundo son una obra de calidad: certeramente descriptivos y
visualmente precisos e interesantes.

El tema general que abordan ambas crónicas, esto es, la actividad de un centro completo de producción y transmisión de conocimiento, no es muy afín con la herramienta fotográfica, preparada para el registro de los fenómenos físicos, de cosas y seres iluminados en el espacio. Las acciones concretas de una clase de química o literatura -una discusión, un aná1isis teórico, una exposición didáctica- tienen escasas manifestaciones físicas susceptibles de ser elaboradas expresivamente por el medio fotográfico, sin perjuicio de que sus contenidos intelectuales o emocionales puedan ser profundos e intensos. Fueron aquellas
facultades o institutos de investigación en los que abundaban instrumentos, aparatos o útiles de trabajo y aprendizaje los que brindaron con toda naturalidad mayores alternativas de registro documental.

El uso del color para las fotos actuales fue, creemos, una elección razonable. Subraya visualmente los momentos históricos de ambos relevamientos y ayuda a destacar la modernización de instalaciones o instrumental.

priamo 8Esta enriquecedora y con frecuencia emocionante visita a la Universidad de Buenos Aires de dos épocas sugiere una reflexión sobre la necesidad de recuperar, incrementar y proteger el patrimonio documental de tales instituciones. Por lo común, los archivos universitarios -no exclusivamente fotográficos, sino, también, de documentos escritos y, ahora, electrónicos- no son objeto de atención y cuidado específicos. En este sentido, las universidades no se han diferenciado mucho del resto de los organismos públicos, y la UBA no parece haber sido una excepción, como lo indica, entre otros indicios, el que las fotos de Grete que aquí
se publican se habían perdido en la universidad y solo pudieron darse a conocer porque la autora las conservó (aunque no sabemos si guardó sodas las tomadas).

Una consecuencia deseable de esta iniciativa editorial sería la creación de un archivo fotográfico institucional, utilizando como fondo inicial las fotos de este libro. Así, la recuperación de las imágenes de Grete Stern y la extensa documentación contemporánea de Facundo de Zuviría constituirían a la vez una acción de recuperación patrimonial y el comienzo de una política futura de conservación documental.