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Ed. Sudamericana, año 1974. Tamaño 20 x 14 cm. Traducción de Emilio Estiú. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 612

Por Karl Löwith
Sendai (Japón), Primavera de 1939

Hegel y Nietzsche constituyen dos términos finales, entre los cuales se movieron los acontecimientos propios de la historia del espíritu alemán durante el siglo XIX. Puesto que la mayor parte de las veces se vio en ta obra de Hegel la brillante conclusión del sistema del Idealismo, y de los escritos de Nietzsche solo se tomaron, arbitrariamente, aspectos parciales para aplicarlos a cuestiones contemporáneas, se tuvo que errar en la apreciación de ambos. Cuando pensamos en la obra de Hegel, nos parece que ella se encuentra muy lejos de nosotros; cuando, por el contrario, consideramos el prestigio de Nietzsche, tenemos la impresión de que nos está demasiado próximo. Pero, en verdad, la producción de Hegel tuvo, a través de sus discípulos, un ascendiente sobre
la vida espiritual y política que apenas podríamos justipreciar. Los innumerables influjos que desde 1890 partieron de Nietzsche, en cambio, sólo en nuestra época se condensaron en una ideología alemana. A los hegelianizantes del año 1840 corresponden los nietzscheanizantes de ayer.

En contraste con el apego académico al sistema de Hegel y con el falseamiento popular de los escritos de Nietzsche -hechos cumplidos por los conocedores del primero y los adoradores del segundo- los siguientes estudios han de reflejar verdaderamente la época que se extiende de Hegel a Nietzsche, y, por tanto, podrán «transcribir» la historia de la filosofía del siglo XIX en el horizonte del presente. Transcribir la historia no significa, empero, falsear, a expensas de la verdad y en nombre de la utilidad para la vida, el poder irrevocable de lo que ha acontecido de una vez para siempre, sino tener en cuenta el hecho histórico-vital de que reconocemos el árbol por sus frutos y al padre por sus hijos. El acontecer propiamente dicho del siglo XIX solo se puede
volver claro y significativo para el siglo XX. La coherencia fatal que observamos en el desarrollo filosófico iniciado por Hegel nos facilitará la persecución de los pasos sucesivos de una evolución cuyo resultado estuvo en la exageración.

Sin embargo, los presentes estudios no constituyen, desde el punto de vista de la historia del pensamiento, una contribución a la historia del espíritu, entendida en el sentido habitual de esa expresión. En efecto, las bases de dicha historia, que procede de la metafísica hegeliana del espíritu, se han ido diluyendo desde entonces hasta el punto de haber caído en algo insustancial. El espíritu, concebido como sujeto y sustancia de la historia, deja de ser fundamento, para convertirse, en el mejor de los casos, en problema. El comienzo y el fin del relativismo histórico de Hegel se hallan en el «saber absoluto» y, en relación con éste, cada paso en el despliegue del espíritu constituye un progreso en la conciencia de la libertad. El saber de las ciencias históricas del «espíritu», en cambio, ni siquiera es relativo, pues carece de criterios para juzgar el acontecer temporal. Solo restó del espíritu el «espíritu del tiempo», y, sin embargo, para concebir en general el tiempo en cuanto tal se necesitaba un punto de partida que excediera el mero acontecer cronológico. Pero puesto que la identificación de la filosofía con el «espíritu del tiempo» alcanzó su propia fuerza revolucionaria en los discípulos de Hegel, un estudio sobre la época que se extienda entre éste y Nietzsche tendrá que acabar por proponerse la siguiente pregunta: ¿el ser y el «sentido» de la historia en general se determinan desde ella misma? Si no es así, ¿de dónde proceden?

Estos estudios de la historia del espíritu alemán en el siglo XIX se hallan lejos de querer proporcionar la exposición completa de la filosofía de dicha época, no solo porque la riqueza material de semejante concepción histórica es inabarcable, sino también porque se opondría al sentido de sus nexos históricos y efectivos. Tanto en la historia real del mundo como en la del espíritu, se despliegan sucesos invisibles dentro de acontecimientos plenos de significación y, a la inversa, lo que se presenta con características colmadas de hechos históricos puede ser, muy frecuentemente, insignificante. Por eso querer establecer de antemano o con posterioridad la suma que calificaría una época según todos sus aspectos, constituye un contrasentido. El proceso de desplazamiento del significado jamás se cierra, porque en la vida histórica nunca se puede establecer desde el principio lo que
resultará al final. Luego, los presentes estudios solo pretenden mostrar el punto crítico y decisivo que se halla entre la
consumación de Hegel y el recomienzo de Nietzsche, para aclarar, a la luz de la actualidad, la importancia esencial de un episodio caído en el olvido.

El siglo XIX, considerado desde el punto de vista de una época que se imagina aventajarlo, parece ser comprensible, y también ya «superado», mediante la perspectiva de una sola divisa; pero Nietzsche tenía conciencia de ser a la vez conquistador y heredero. Frente a la totalidad del tiempo, ninguna época es digna de alabanaza o de censura, pues todas son simultáneamente deudoras y acreedoras. De ese modo, también el siglo pasado tuvo personalidades que se adelantaron a su época y hombres que fueron de su tiempo; figuras sobresalientes o mediocres, claras o turbias. El siglo XIX es Hegel y Goethe, Schelling y el Romanticismo, Schopenhauer y Nietzsche, Marx y Kierkegaard; pero también Feuerbach y Ruge, B. Bauer y Stirner, E. von Hartmann y Dühring. Es
Heine y Börne, Hebbel y Büchner, Immermann y Keller, Stifter y Strindberg, Dostoyewski y Totstoi; es Stendhal y Balzac, Dickens y Thackeray, Flaubert y Baudelaire, Melville y Hardy, Byron y Rimbaud, Leopardi y d’Annunzio, George y Rilke; es Beethoven y Wagner, Renoir y Delacroix, Munch y Marées, van Gogh y Cézanne. Es el tiempo de las grandes obras de la ciencia histórica, la época de Ranke y de Mommsen, Droysen y Treitschke, Taine y Burckhardt, y de un

desarrollo fantástico de las ciencias naturales. El siglo XIX es, y no en último término, Napoleón y Metternich, Mazzini y Cavour, Lasalle y Bismarck, Ludendorff y Clemenceau. Se extiende desde la gran Revolución francesa hasta 1830 y desde entonces hasta la primera guerra mundial. Para suerte o desdicha del hombre, creó, paso a paso, toda la actual civilización técnica y extendió sus invenciones por el planeta entero, y sin ellas ya no podríamos imaginarnos nuestra vida cotidiana.

¿Quién de nosotros podría negar que vivimos por entero de ese siglo? Y, precisamente por eso, comprendemos la pregunta de Renan -que es también la de Burckhardt, Nietzsche y Tolstoi-: «de quoi vivra-t-on-après nous?» Si se la pudiese responder a partir del espíritu del tiempo, la última y honrada palabra de nuestra generación -nacida antes de 1900 y madurada en la primera guerra mundial- sería la de una decidida resignación, y por cierto en ello no habría mérito, puesto que la renuncia es fácil cuando se nos ha negado lo que nos hacía más falta.

INDICE
Prólogo a la primera edición alemana
Prólogo a la segunda edición alemana
PRIMERA PARTE, ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA DEL ESPÍRITU ALEMAN EN EL SIGLO XIX
Introducción: Goethe y Hegel
1- La intuición goetheana del fenómeno originario y el concepto hegeliano de lo absoluto
a) La comunidad del principio
b) La diferencia de la interpretación
2- Rosa y cruz
a) Goethe rechaza el vínculo hegeliano entre la razón y la cruz
b) El vínculo goetheano de la humanidad con la cruz
c) El sentido luterano de la rosa y de la cruz
d) El «protestantismo» de Hegel y de Goethe
e) El paganismo cristiano de Goethe y el cristianismo filosófico de Hegel
f) El fin del mundo consumado por Goethe y Hegel
El origen del acontecer espiritual de la época a partir de la filosofía hegeliana de la historia del espíritu
I- El sentido histórico final de la consumación de la historia hegeliana del mundo y del espíritu
1- La construcción histórico-final de la historia del mundo
2- La construcción histórico-final de las formas absolutas del espíritu
a) Arte y religión
b) Filosofía
3- La reconciliación hegeliana de la filosofía con el Estado y con la religión cristiana
II- Viejos hegelianos, jóvenes hegelianos y neohegelianos
1- La conservación de la filosofía de Hegel a través de los viejos hegelianos
2- La subversión de la filosofía hegeliana cumplida por los jóvenes hegelianos
a) L. Feuerbach (1804-1872)
b) A. Ruge (1802-1880)
c) K. Marx (1818-1883)
d) M. Stirner (1806-1856)
e) B. Bauer (1809-1882)
f) S. Kierkegaard (1813-1855)
g) El vínculo de Schelling con los jóvenes hegelianos
3- La renovación de la filosofía hegeliana cumplida por los neohegelianos
III- La disolución de las mediaciones de Hegel cumplida por las decisiones de Marx y de Kierkegaard
1- La crítica general al concepto hegeliano de realidad
2- Las diferenciaciones críticas de Marx y Kierkegaard
a) Marx
b) Kierkegaard
3- La crítica del mundo capitalista y de la cristiandad mundanizada
a) Marx
b) Kierkegaard
4- El origen de la reconcialiación hegeliana a partir de la escisión
De la filosofía del tiempo histórico a la exigencia de eternidad
IV- Nietzsche considerado como filósofo de nuestro tiempo y de la eternidad
1- El juicio de Nietzsche acerca de Goethe y Hegel
2- La relación de Nietzsche con el hegelianismo de la década de 1840
3- La tentativa de Nietzsche por superar el nihilismo
V- El espíritu del tiempo y la pregunta por la eternidad
1- La transformación del espíritu de los tiempos en el espíritu del tiempo
2- El tiempo y la historia en Hegel y Goethe
a) El presente como eternidad
b) La filosofía hegeliana de la historia y la concepción goetheana del acontecer del mundo
SEGUNDA PARTE, ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA DEL MUNDO CRISTIANO-BURGUES
I- El problema de la sociedad burguesa
1- Rousseau: Bourgeois y Citoyen
2- Hegel: La sociedad burguesa y el Estado absoluto
3- Marx: Burguesía y proletariado
4- Stirner: El Yo único como punto de indiferencia entre el burgués y el proletariado
5- Kierkegaard: La subjetividad cristiano-burguesa
6- Donoso Cortés y Proudhon: La dictadura cristiana desde arriba y el nuevo orden ateo de la sociedad desde abajo
7- A. de Tocqueville: La evolución de la democracia burguesa hacia el despotismo democrático
8- G. Sorel: La democracia antiburguesa de la clase trabajadora
9- Nietzsche: El hombre gregario y el animal conductor
II- El problema del trabajo
1- Hegel: El trabajo como la autodeterminación en la formación del mundo
2- C. Rössler y A. Ruge: El trabajo entendido como apropiación del mundo y liberación del hombre
3- Marx: El trabajo entendido como autoalienación del hombre en un mundo que no es el suyo
a) La crítica del concepto abstracto del trabajo propia de la economía política clásica
b) La crítica del concepto abstracto del trabajo contenida en la filosofía hegeliana
4- Kierkegaard: El significado del trabajo para el proceso de subjetivización
5- Nietzsche: El trabajo entendido como disolución del recogimiento y de la contemplación
III- El problema de la cultura
1- El humanismo político de Hegel
2- Los jóvenes hegelianos
a) La politización de la cultura estética cumplida por Ruge
b) La reducción de la cultura humanista y realista a la autorrevelación del individuo cumplida por Stirner
c) La crítica de Bauer a la participación en una retórica de lo universal
3- J. Burckhardt y el siglo de la cultura. G. Flaubert y las contradicciones del saber
4- La crítica de Nietzsche a la cultura del pasado y del presente
IV- El problema de la humanidad
1- Hegel: El espíritu absoluto entendido como esencia universal del hombre
2- Feuerbach: El hombre corpóreo entendido como suprema esencia del hombre
3- Marx: El proletariado entendido como posibilidad del hombre genérico
4- Stirner: El Yo único como propietario del hombre
5- Kierkegaard: El Sí-mismo singular entendido como la humanidad absoluta
6- Nietzsche: El superhombre entendido como superación del hombre
V- El problema de la cristiandad
1- La superación hegeliana de la religión por la filosofía
2- El cristianismo reducido al mito por Strauss
3- La reducción de la religión cristiana a la esencia natural del hombre cumplida por Feuerbach
4- La humanidad como sustituto de la religión en Ruge
5- La destrucción de la teología y del cristianismo en Bauer
6- La explicación del cristianismo como un mundo trastocado en Marx
7- La destrucción sistemática de loo divino y de lo humano en Stirner
8- El concepto paradójico de la fe y el ataque a la cristiandad vigente en Kierkegaard
9- La crítica de Nietzsche a la moral y a la cultura cristianas
10- La crítica política del cristianismo eclesiástico en Lagarde
11- El análisis histórico del cristianismo originario y del cristianismo decadente cumplido por Overbeck
Indicaciones bibliográficas
Tabla cronológica
Notas