Precio y stock a confirmar
Ed. Sudamericana, año 1999. Tamaño 22,5 x 15,5 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 410

Para muchos observadores extranjeros, el nacionalismo argentino y el peronismo suelen aparecer en la cercanía ideológica de los movimientos fascistas. El fascismo fue —al menos en sus orígenes— un fenómeno europeo. Por eso en los ambientes científicos hay una creciente y justificada prudencia en el uso de ese término para fenómenos extraeuropeos. Muy diferente es la situación en la polémica política diaria, donde desde los años treinta hasta hoy el adjetivo «fascista» es a menudo utilizado con gran ligereza para aplicarlo a toda clase de movimientos y regímenes. Esta situación ha sido correctamente interpretada por el investigador alemán W. Wippermann:

«No sólo Perón, sino también Vargas, Sukarno, Kwame Nkrumah, Nasser, etc., han sido calificados de fascistas en numerosas ocasiones. Aunque para ello parecen haber sido a menudo determinantes los intereses de opositores internos y externos. Porque ciertas similitudes superficiales con el fascismo, tales como el culto al líder, los desfiles partidarios y la admiración para Hitler o Mussolini, bastan para justificar la denominación de «fascista».

Aquí se hablará de «nacionalismo» como primera aproximación, para englobar a un multicolor conjunto de grupos políticos, publicaciones y escritores, que aparecieron a fines de la década de 1920, y cuyos continuadores aún son reconocibles en el panorama argentino actual. Su oposición más o menos dura contra el liberalismo y el socialismo lo caracterizó desde sus comienzos. Más reciente es el fenómeno de marxistas argentinos que también se autodenominaron «nacionalistas de izquierda», pero de ellos no nos ocuparemos en el presente estudio. En cuanto al «peronismo», se trata de un movimiento que se entiende como opositor, pero también como heredero y superador del liberalismo y del socialismo. Por otra parte las diferencias ideológicas y estructurales entre el nacionalismo y el peronismo no pueden ser consideradas asunto de poca importancia. Aquí se trata de un movimiento de masas, con ancha base obrera, centrado en un «líder» y en una doctrina, que otorga especial relevancia a los temas sociales. Muchos peronistas reconocieron su parentesco político con los «viejos» nacionalistas de los años treinta, pero nunca se identificaron totalmente con ellos.
El lector podrá preguntarse si el marco temporal (1927-1955) de este estudio representa un período histórico propiamente dicho para la Argentina. Sin duda no lo es en la medida en que por ejemplo la entreguerra europea puede ser llamada «la época del fascismo». Pero para una historia de las ideas políticas el tiempo que va desde 1927 (aparición de la Nueva República) hasta 1955 (caída de Perón) tiene una significación especial. Antes de la fecha inicial, la Argentina vivía esencialmente con las convicciones del siglo XIX; después de la «Revolución Libertadora» el panorama ideológico argentino en realidad poco se ha transformado. Esto forma un extraño contraste con el carácter irregular de nuestro desarrollo económico y la constante agitación de la vida política. De manera que 1927-1955 fue la época decisiva de las «nuevas ideas» y de los nuevos movimientos políticos en el país. El nacionalismo y el peronismo no fueron las únicas novedades de este tipo, pero sí las más importantes. Cuatro interrogantes básicos orientan el desarrollo de esta investigación:

1- ¿Qué contactos existieron entre el nacionalismo argentino y los fascismos europeos?
2- ¿Cuál fue la relación entre el nacionalismo de los años treinta y el peronismo?
3- ¿Puede interpretarse al peronismo como una forma latinoame¬ricana del fascismo?
4- ¿Qué trascendencia tuvieron y tienen el nacionalismo y el pero¬nismo para el desarrollo de las ideas políticas en la Argentina, es decir, para la cultura política de nuestra sociedad?

En lo que respecta al método utilizado es, en primer lugar, el de una monografía de historia de las ideas. Autointerpretación e ideología del nacionalismo y del peronismo forman el núcleo del libro. Se trata aquí del método fenomenológico, tal como Ernst Nolte lo explicó con claridad en su clásica obra:

«Para las ciencias de la sociedad (…) son fenómenos las formaciones sociales que tienen una Ideología’ y para las que una autointerpretación es (junto con otros factores) constitutiva. (…) En este sentido son fenómenos por ejemplo la Iglesia Católica, el Imperio medieval, el estado nacional francés, el marxismo. Fenomenología quiere decir entonces: comprensión de estos fenómenos, tal como se representan a partir de sí mismos. Se trata de algo contrapuesto a una simple descripción de procesos, así como a una crítica puramente externa».

Por ideología se entenderá un sistema de ideas cuyo contenido es la confrontación polémica con los problemas de la política y de la sociedad, y cuyo objetivo suele ser la realización de valores desde el poder político. Esta definición es intencionalmente «neutra», excluyendo el difundido uso peyorativo del término (como «deformación» u «ocultamiento interesado» de la «verdad»). Sólo «neutralizándolo» se puede utilizar en el discurso científico, lo cual no excluye una posterior revisión crítica en cada caso histórico. Ya esta definición muestra que una historia «pura» de las ideas no tiene sentido y tampoco resulta posible. A la comprensión de las ideologías sólo se puede llegar a través de la investigación de sus raíces históricas (dimensión genética) y de la indagación de sus variadas relaciones con la realidad política, social y económica (dimensión estructural y «crítica de las ideologías»). También estos aspectos recibirán adecuado espacio en este estudio. Historia de las ideas e historia de los acontecimientos y estructuras serán conectadas de este modo, puesto que en última instancia es muy dudoso que una diferenciación rigurosa de «lo real» y «lo ideológico» posea validez absoluta.

Para la presentación e interpretación de la interrelación entre ideas políticas, procesos colectivos y actos individuales se parte de una concepción multicausalista y probabilista, la cual niega la posibilidad de postular un esquema rígido de validez permanente que permita asignar, «a priori», un «peso» determinado a un tipo de factores o motivaciones frente a otro. Se sigue aquí el criterio metodológico de Karl Acham:

«La historia de la historiografía y de las ciencias sociales ha sido hasta hoy historia de la sobrevaloración —a veces muy fructífera— de la importancia de un determinado factor en la explicación de la acción social. (…) Pero en el sistema categorial del científico social deben siempre tener cabida los más variados lectores posibles de la actividad histórica concreta del hombre, si bien se debe aceptar, que siempre bajo condiciones conocidas o de efectos regulares, pasan más nítidamente al primer plano del interés una vez estos y otra vez aquellos factores. Así por ejemplo [para determinados procesos] las particularidades geográficas, [y para otros], las cosmovisiones, las tradiciones y el nivel cultural, así como los elementos biológicos, psicológicos y demográficos. Una postulación absoluta de uno de estos factores naturalmente no es lícita».

En nuestro análisis tendrá un lugar relevante la confrontación de los sistemas ideológicos con las tensiones fundamentales a nivel nacional e internacional. Así como no considero que una de estas tensiones o conflictos «explique» o «determine» todas las demás, no creo que su mera existencia permita predecir con exactitud la conducta concreta que grupos e individuos adoptarán frente a los desafíos que así se les plantean. En otras palabras:

«Creemos que las características estructurales de las sociedades —sus conflictos manifiestos y latentes— constituyen una serie de oportunidades y presiones para los actores sociales y políticos (…) esos actores tienen determinadas posibilidades de elección que pueden aumentar o disminuir la probabilidad de persistencia y estabilidad de un régimen (…). Nuestro modelo será por lo tanto probabilista y no determinista».

Sobre nacionalismo y peronismo han aparecido en los últimos años varios libros interesantes. Pueden mencionarse los de Navarro Gerassi, Zuleta Alvarez y P. S. Martínez —en la línea de la historiografía tradicional—, y Waldmann y Knoblauch, desde la perspectiva de la metodología politológica.
Pero ninguna de estas obras se ha ocupado exhaustivamente de los cuatro interrogantes que he planteado y menos aún podría decirse que les ha dado respuestas satisfactorias. Waldmann y Knoblauch se han interesado muy poco por los procesos ideológicos; lo mismo ocurre con P. S. Martínez, quien, por otra parte, no estudia la fase genética del peronismo (1943-1945). Navarro ofrece una muy buena introducción en la problemática del nacionalismo, pero su tratamiento del peronismo es muy breve y superficial. El libro de Zuleta Alvarez contiene un excelente análisis de una determinada corriente del nacionalismo argentino, aunque otras tendencias pasan a ocupar allí un lugar algo secundario. El peronismo cae fuera del marco de dicha obra. Con razón ha observado Waldmann que:

«Un análisis preciso de los diversos impulsos ideológicos que integraron el peronismo aún no existe».

El presente estudio pretende contribuir a cerrar esta y algunas otras brechas en la investigación.

INDICE
Prólogo
I- INTRODUCCION
Problemática y método
Acerca del concepto de fascismo
II- ORIGENES
1- El desarrollo político de la Argentina y el nacimiento del nacionalismo
El consenso
La mentalidad defensiva
-La primera crisis
-La segunda etapa
–El pelgro democrático
–El peligro rojo
-La tercera etapa
2- El uriburismo
Los actores
Esbozo de una ideología
-La posición básica
-La doctrina negativa
–Crítica de la democracia y del liberalismo
–La imagen característica del enemigo
–La interpretación aristocrático-xenófoba de la cuestión social
-La doctrina positiva
–Nación, tradición y catolicismo
–El Estado corporativo
–Elitismo y militarismo
–La economía nacional fuerte
Consideraciones críticas
3- El fracaso del uriburismo
Teoría y práctica
El uriburismo en la historiografía
III- DESARROLLO Y DIFERENCIACIÓN DEL NACIONALISMO
1- La «década infame»
Economía, sociedad y Estado
Los nacionalismos de los años treinta
2- El nacionalismo restaurador
Los intelectuales y el movimiento
La ideología
-La cosmovisión básica
-La idea de la historia
–Forma y dinámica de la Historia Universal
–Modelos del pasado
–La Edad Moderna como decadencia
-La imagen del enemigo
–Liberalismo y democracia
–Librecambio, imperialismo y «plutocracia»
–Socialismo, comunismo y sindicalismo
–La tesis de la conspiración universal
-Los objetivos
–Estado y política internacional
–Estructura social, «justicia social» y «cuestión judía»
–Agrarismo, industrialización e independencia económica
–Iglesia, Estado y cultura
El nacionalismo restaurador en la época del fascismo
-La influencia de la «Revolución Conservadora»
-El modelo italiano
-La Guerra Civil Española y el franco-falangismo
-El «Tercer Reich»
–Alemania, el Eje y América Latina (1933-1943)
–El «Tercer Reich» en la óptica del nacionalismo restaurador
-La lucha por el poder
-¿Un fascismo argentino?
3- El nacionalismo populista
El movimiento
Los temas
-Un método
-Pueblo, nación y tradición
-El «régimen»: seudodemocracia e imperialismo
-Los objetivos: democracia, autonomía económica y solidaridad iberoamericana
La significación histórico-política del nacionalismo populista
IV- EL PERONISMO (1943-1955)
1- La Revolución «anunciada»
El 4 de junio de 1943 y los nacionalistas
Perón y el peronismo
2- La «doctrina justicialista»
Proceso genético
-Consideraciones generales
-La cuestión social
-Las Fuerzas Armadas como organización ejemplar
-La doctrina social de la Iglesia
-El nacionalismo
-Los modelos hispanoamericanos
-Las influencias europeas
-Las experiencias en la Secretaría de Trabajo y Previsión
-El conflicto con Braden
Estructura de la doctrina
-La concepción del mundo y de la historia
-La imagen del enemigo
–Capitalismo, «oligarquía» e «imperialismo económico»
–Marxismo e imperialismo comunista
-Logros y objetivos
–La «Tercera Posición», las «Tres Banderas» y la «Comunidad Organizada»
–La «Hora de los Pueblos» y la Confederación Sudamericana
-El «movimiento»: unidad y diversidad, tensiones y ambigüedades
3- La «Nueva Argentina» y sus conflictos
Viejos y nuevos problemas
El problema del antisemitismo
Tensiones de la política internacional
La problemática de la dependencia y del desarrollo
La cuestión distributiva
Los grandes temas políticos: legitimidad y participación
El conflicto del régimen con la Iglesia
Peronismo y antiperonismo
4- Peronismo y fascismo
5- La Argentina en la crisis ideológica mundial