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Ed. Alquimia, año 2014. Tamaño 24 x 17 cm. Estado: Impecable, como nuevo. Cantidad de páginas: 54
Por Víctor López Zumelzu (nacido en Curacaví, Chile, durante el año 1982)
Tengo treinta años y hace mucho tiempo descubrí que tenía una herida. Antes de eso, al sur de Chile, precisamente en Los Lagos, sólo veía la lluvia, el barro en los zapatos, la pequeña biblioteca de mi escuela llamada Francia, no sé si hoy exista. En ese tiempo las palabras aún no eran, las cosas tampoco eran, los hechos no eran más que sensaciones.
Cuando mi hermano murió estaba escribiendo un libro que después se llamó Guía para perderse en la ciudad, desde el instante en que su nombre empezó a desgastarse en mi lengua hasta hacerse casi invisible como lo es ahora. Entonces creí necesario escribir otro libro, aunque no sabía cuál ni sobre qué. Escribir era una imposición, y aquel libro sólo una sensación: mi hermano estaba muerto y todo lo que tenía para él eran palabras y un dilema, entiéndase dilema en su acepción griega que es dilamathos y que significa algo “que involucra a dos supuestos”, dos mundos en interacción.
Así comencé de a poco a transitar su mundo y él de una manera fantasmal mi lenguaje, entendiendo que las fronteras no son una separación sino una conjunción. Que el dilema lleva consigo la conjunción en su raíz: el encuentro, la alteración, la confusión resultante de influencias recíprocas, que los argumentos de una obra no se eligen, se los sufre como dijo Flaubert. a lo largo de nuestras fronteras y lenguajes diferentes pude componer una especie de bitácora de viaje, un cuaderno de apuntes que nació a la sombra del cuerpo de mi hermano asesinado.
Aquel libro lo llamé Erosión y fue escrito de la misma manera en que los antiguos poetas griegos y latinos crearon canciones y poemas funerarios para sus deudos. Mi padre solo me enseñó a trabajar: ese es mi país, la biblioteca y el pensamiento son la única patria de un escritor. Por eso escribo y escribo, así como antes limpiaba todos los días el piso blanco de una librería, con un trapo húmedo con cloro, removía sus manchas para al otro día volver a hacer lo mismo, así por años, con esa misma prolijidad y método compuse este pequeño libro.
Sobre la forma del musgo (De Erosión, 2014)
Musgo pequeño
adherido frágilmente
a las rocas
mirando el abismo
pronto desaparecerás
por eso es necesario
que te describa
El pensamiento es la cama
donde nos tendemos
& de a poco
muy de a poco
el ruido metálico del «ser»
se detiene,
los engranajes se desaceleran
& solo existes tú
suspendido en el aire
conforme llega el frío