Ed. Banco de Boston, año 1991. Tamaño 25 x 18 cm. Incluye 18 fotografías en blanco y negro. Usado excelente, 250 págs. Precio: 39 pesos.

Numerosas son las ciudades que surgen en el actual territorio argentino durante el siglo XVI. Algunas se convierten en capitales de provincias, muchas se transforman en ciudades secundarias, y otras varias desaparecen en el transcurso de los siglos. La ciudad de Mendoza en el valle de Nueva Rioja, fundada el 2 de marzo de 1561 por Pedro Ruiz del Castillo, en el valle de Huantata, es una de las primeras poblaciones hispánicas que se organizan en nuestra actual geografía nacional. Y aunque se la ha calificado, con admirable constancia, como una de las más pujantes, prósperas y ricas desde sus comienzos; su devenir registra numerosos momentos críticos de tal magnitud, que su propia existencia se ha puesto en juego.

El aislamiento político-institucional, más la aridez del suelo, la descarnada geografía y la falta de riquezas materiales, fueron tallando en la población lugareña una tendencia hacia la autonomía, la autosuficiencia y la templanza de la voluntad frente a empresas casi imposibles, tal que fue configurándose en una ciudad de desierto y un hombre apto para vivir en él. Aquella primera población histórica que se denominó Ciudad de Mendoza, Nuevo Valle de Rioja, surge de los cimientos de un asentamiento huarpe. Y fueron indígenas y españoles sus primeros habitantes. Apenas transcurrido el primer año, la rivalidad política y personal genera la primera instancia crítica, y que lleva a cambiar su denominación por Ciudad de la Resurrección en el Valle de Cuyo; denominación que perdura y se manifiesta en la documentación por poco más de una década.

Luego, el nombre primigenio persiste. Los denodados intentos por consolidarse y crecer generan la necesidad de una mano de obra más abundante, lo que provoca la inserción de esclavos en nuestro medio. Así, en breve, la raza negra se hace presente en la composición social mendocina. Entre 1727 y 1747, las Actas capitulares la designan como Ciudad de Santiago de Mendoza, cosa que puede explicarse por la influencia de la capital trasandina. Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XVIII la denominación se simplifica como Ciudad de Mendoza. Ya por entonces, indígenas y negros han desaparecido literalmente de la Ciudad, dando lugar a una población predominantemente mestiza a la que se denomina criolla, gobernada por una élite de ascendencia europea, la cual domina el plano político-social y económico.

Tras el terremoto de 1861 surge un nuevo intento por cambiarle la denominación por Villa de Palmita (1863), la que no prospera. Y si bien se la traslada a la ex Hacienda de San Nicolás y popularmente se la titula Pueblo Nuevo, para diferenciarlo del Pueblo Viejo o Ciudad Antigua, el nombre de Ciudad de Mendoza perdura. Por entonces, la Ciudad no sólo cambia en su fisonomía urbana y edilicia, sino también en su composición social. El considerable flujo inmigratorio que se registra desde las últimas décadas del XIX y durante la primera mitad del XX, incide interna y externamente en la vida ciudadana. No queda ningún aspecto libre de la influencia europea mediterránea. Las costumbres, las modas, los usos; la edificación, la economía, el comercio, la tecnología, y hasta la estructura social, generando una clase media, y modificando la composición de la élite gobernante nativa.

En virtud de esa evolución que se registra a lo largo de la historia ciudadana, procuramos determinar la mentalidad predominante en el grupo gobernante en cada etapa. Mediante cinco trabajos independientes y unitarios, nos disponemos a abordar cuatrocientos años de historia de la Ciudad. Cada uno tiene como punto central de desarrollo a fechas específicas: 1561, 1810, 1861, 1910 y 1961, que marcan años claves en la evolución de la vida ciudadana.

Indice:

Introducción.

I. La fundación de la ciudad de Mendoza, y sus primeros doscientos años:
1. La fundación: a. Conquista y preliminares del acto ocupacional. b. Prolegómenos de la fundación. c. La ciudad de Mendoza. d. El traslado. e. La Resurrección. f. Repartimiento de tierras, solares y suertes de heredades.
2. El asentamiento de la ciudad: a. Problemática acerca de la ubicación. b. Algunas opiniones sobre la localización primitiva. c. José Aníbal Verdaguer. d. Juan Draghi Lucero. e. Manuel Lugones. f. Jorge Ricardo Ponte. g. Consideraciones del autor.
3. La ciudad a través del plano de 1761.
4. El indígena y la ciudad: a. Actitud frente al español. b. La encomienda como fin de la fundación.
5. Vida comunal y gobierno (siglos XVI-XVIII): a. Los corregidores. b. El Cabildo.
6. La población: a. Factores que la determinan y condicionan. b. Evolución cuantitativa (siglos XVI-XVIII) y los grupos.
7. La acción religiosa.
8. Las órdenes religiosas: a. Los Dominicos. b. Los Mercedarios. c. Los Franciscanos. d. Los Jesuitas. e. Los Agustinos. f. Los Betlehemitas. g. La Iglesia Matriz y el Patrono.
9. La economía: a. La producción y las industrias. b. El rol de los caminos. c. El comercio.
10. Consideraciones finales.

II. Mendoza hacia la Revolución de Mayo:
1. Antes del Virreinato.
2. En el Virreinato de Buenos Aires: a. La última década del siglo XVIII. b. Mendoza, el indio belicoso y el comandante Amigorena. c. Francisco de Serra y Cañáis. d. La primera década del siglo XIX. e. Mendoza y la Revolución de Mayo.
3. En la década del 10 al 20.
4. Mendoza y la formación del Ejército de los Andes.
5. Mendoza durante la tercera década del siglo XIX: a. Cinco viajeros extranjeros visitan Mendoza. b. Un censo de población y otro de capitales.
6. Mendoza durante la década de 1830: a. P. Campbell Scarlett y Carlos Darwin en Mendoza. b. Invasión de Lamadrid y nuevas guerras. c. Un norteamericano en Mendoza.
7. La Mendoza de antaño en su última década: a. El testimonio de Burmeister. b. La última visita, y un postrer homenaje. Notas complementarias.

III. Mendoza antes y después del terremoto de 1861:
1. Mendoza antes del terremoto de 1861.
2. El terremoto del 20 de marzo de 1861: a. El número de muertos. b. La repercusión en el Interior.
3. La ayuda recibida: a. El doble origen de los auxilios. b. Sociedades de beneficencia. c. La Comisión Nacional. d. La reconstrucción de la Ciudad capital. e. Las leyes de la Ciudad posterremoto. f. Ley del 18 de junio de 1861. g. Ley del 21 de julio de 1862. h. Repercusiones de la ley. i. La inauguración en Las Tortugas. j. La rivalidad entre tortugueros y mendocinos. k. Ley del 12 de marzo de 1863. l. Los límites de la Hacienda. ll. La designación de Julio Ballofet. m. Mendoza y las postrimerías del siglo XIX. n. La política higienista y sanitaria. ñ. Hospital San Antonio. o. Crecimiento y proyección de la Ciudad de fines del siglo XIX. p. Manifestaciones culturales. q. Los primeros Bancos.
4. Consideraciones finales. Apéndice documental.

IV. Mendoza en el Centenario:
1. Fisonomía de la ciudad: a. Su población. b. Crecimiento de la Ciudad. c. El Proyecto Carrasco. d. Sus calles. e. Su edificación. f. Proyecto del Palacio de Gobierno. g. Sus plazas y paseos públicos.
2. Los servicios de la ciudad de Mendoza: a. El agua potable. b. Las cloacas. c. La luz eléctrica. d. Los teléfonos. e. Medios de transporte. f. La vida social.
3. El parque General San Martín: a. El Cerro de la Gloria. b. Algunas conclusiones.

V. Mendoza tras cuatrocientos años. Una Ciudad moderna:
1. Los gobernantes y su concepción de la ciudad: a. Los años 30. b. Hacia los años 50.
2. La ciudad de Mendoza, su crecimiento: a. Proyecto de gobierno de Coraminas Segura. b. Proyecto de los urbanistas. C. El gran Mendoza.
3. Los barrios: a. Las casas colectivas, hoy Barrio Cano. B. Los chalecitos.
4- Panorama de los servicios públicos: a. La electricidad. b. El gas. c. Agua potable y cloacas. d. La salud pública. e. Otras medidas en el área de la asistencia. f. Los medios de comunicación. g. La Avenida Norte-Sur. h. La Avenida de Acceso Este.
5. Parque General San Martín. 6. El turismo.