Ed. Altaya, año 1997. Tapa dura. Tamaño 20,5 x 12,5 cm. Estudio preliminar, traducción y notas de Manuel de Seabra. Incluye 4 fotografías en blanco y negro. Usado excelente, 394 págs. Precio y stock a confirmar.

Turgueniev (1818-83) fue un escritor ruso, perteneciente a una familia noble rural que pasó su infancia en la hacienda materna, hasta que se trasladó a Berlín para seguir estudios superiores, momento en que entró en contacto con la filosofía hegeliana.

Su madre, la propietaria de las tierras en donde trabajaban más de 5.000 “siervos”, le negó todo dinero ya que desaprobó que Iván se dedicara a la literatura, obligándolo a vivir sólo de su vocación. De vuelta a su país, inició su carrera literaria con relatos que se inscriben dentro de la estética postromántica del momento, mientras trabajaba como funcionario público, cargo que abandonó en 1843 por un gran amor, Pauline Viardot, cantante rusa constantemente en gira, con la que Turgueniev mantuvo una apasionada relación.

En 1850 muere su madre y entonces puede disponer de parte de su herencia. Con la publicación en 1852 de Apuntes de un cazador consolidó su fama de escritor, al tiempo que era condenado al destierro de sus propiedades por parte del gobierno con motivo de un artículo sobre Gogol, autor considerado subversivo. Siguió escribiendo relatos, hasta que publicó su primera novela, Rudin (1856), en la que desarrolla en extenso su teoría de los hombres «superfluos», jóvenes intelectuales formados en la universidad e inflamados de ideas revolucionarias, incapaces, sin embargo, de operar en la sociedad.

Siguen la misma línea las novelas Nido de hidalgos (1859), donde defiende ideas eslavófilas, y Vísperas (1860). En parte como respuesta a las acusaciones recibidas por esta última, de no crear héroes positivos, escribió Padres e hijos (1862), en la que retoma sus ideas sobre los nuevos hombres progresistas, que él denominó «nihilistas», y con la que le llegó el reproche de los críticos sobre su condición de rentista que alienta de forma prudente, y sólo con la pluma, ideologías reformistas.

Turgueniev, dolido, se mantuvo a partir de entonces alejado de las controversias ideológico-políticas del momento, mientras ya estaba definitivamente instalado fuera de Rusia, a caballo entre Alemania y Francia y se dedicaba a escribir algunas novelas cortas (Aguas primaverales, 1870), relatos y algún drama y poemas en prosa. Murió en Francia al lado de Pauline, la familia de ella y algunos amigos escritores.

En Suelo Virgen describe un fenómeno social ruso que ocurre contemporáneamente al momento de la escritura, mientras que Turgueniev estaba radicado en París:

Desde bastante antes de la emancipación se venía desarrollando un movimiento populista (los naródniki). En cierta forma, este movimiento representó una conciliación entre las posiciones de los eslavófilos y los occidentalistas. El iniciador de este movimiento pareciera ser un tal Herzen, quien al exiliarse entra en contacto con la Europa real, y la observa totalmente diferente a como se la había imaginado. Pasó entonces a estar progresivamente de acuerdo con los eslavófilos acerca de la importancia del mir (comuna campesina) ruso.

Lavrov, un teórico nihilista, también contribuyó a la ideología del movimiento cuando escribió sobre “la bajada hacia el pueblo” que había en la conciencia de la intelectualidad. Estas ideas fueron entusiastamente adoptadas por la juventud radical del país, encontrando en ellas una base teórica y moral para sus aspiraciones revolucionarias. Esta fue la génesis de la psicología del “aristócrata arrepentido”.

Surgió así un sentimiento de exaltación de la figura del campesino, el llamado “movimiento hacia el pueblo” de 1873-74, cuando miles de jóvenes fueron a las aldeas rusas para influir en los mujiks y tomar contacto con las masas. A finales de 1874 el movimiento ya había sido dispersado por la represión del gobierno, que detuvo a más de mil personas acusándolas de realizar propaganda revolucionaria. Muchas veces fueron los propios campesinos que sin entender a los jóvenes intelectuales disfrazados con sus propios atuendos quienes los entregaron a la policía.