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Ed. Plot, año 1981. Tamaño 27,5 x 21 cm. Incluye 29 fotografías en blanco y negro y 4 a color. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 142

Woody Alen Biografía autorizada, Palmer123Existe en el cine cómico norteamericano, que ha sido el mejor cine cómico del mundo, una sólida tradición de humor judío, que recorre la obra del inglés Charles Chaplin y, en el cine sonoro, se prolonga con las aportaciones de los hermanos Marx y de Jerry Lewis. Este humor ácido y corrosivo, a veces armado de una fuerte carga intelectual de autoconciencia y conceptualidad, ha tenido su gran representante en Woody Alien, judío de Brooklyn venido al mundo en 1935, en los áridos días de la Gran Depresión.

Formado en la durísima escuela de la televisión en directo, del teatro y de los clubs nocturnos, Woody Allen irrumpe en el cine norteamericano en 1969, en un momento en que puede hablarse claramente de grave crisis y decadencia de la comedia cinematográfica, confirmada en la década de los setenta. Es la época que señala el ocaso, por indicar un ejemplo, de la brillante carrera de Jerry Lewis. Y en este contexto desfavorable Woody Alien se afirma como un autor-actor excepcional -incluso en la inflexión de Interiores (1978), película dramática que además no interpreta-, obteniendo su reconocimiento público y consagración con los cuatro Oscars concedidos en 1978 a Annie Hall.

¿Cual ha sido la singularidad que ha hecho de Woody Allen un fenómeno cinematográfico tan exitoso y de aceptación internacional en culturas tan ajenas a la norteamericana? Ante todo Allen ha ido perfilando en la pantalla una persona cinematográfica muy bien definida y tipológicamente estable como hicieron antes cómicos de la talla de Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd, Harry Langton, los Marx, W. C. Fields, y más. Hay, por lo tanto y sin lugar a dudas, una personalidad y un universo propios de Allen, que se
repiten y complementan de película a película.

Sintetizando los rasgos de un retrato robot apresurado de la persona ofrecida por Allen podríamos indicar que es un intelectual, neurótico, tímido, inseguro, vulnerable, producto típico de la vida urbana neoyorquina, obsesionado por el sexo y con dificultad para establecer relaciones con las mujeres, hipocondríaco, obsesionado también por la muerte, adicto a la cultura del asfalto, amante del jazz…En una palabra, un predestinado a las frustraciones existenciales y sentimentales —reverso del American Dream— y condenado a frecuentar el diván del psicoanalista.

Este personaje es presentado por el autor-actor con una mirada que oscila entre la autocrítica y la autocompasión y que suscita inmediatamente la famosa pregunta del espejo. ¿Hasta qué punto la representación de Allen en la pantalla responde a una proyección personal del Autor-actor? ¿Hasta qué punto la persona cinematográfica de Allen es una versión apenas disfrazada del original? Es decir, se trata de saber si el Alvy Singer de Annie Hall o el Isaac Davis de Manhattan, por ejemplo, son pura fabulación o, por el contrario, reflexiones (en el doble sentido de reflejo y de indagación del autor-actor acerca de sí mismo, de sus crisis, carencias y contradicciones, como en un carísimo psicodrama puesto en escena a costa de millones de dólares suministrados por la industria del cine.

Woody Alen Biografía autorizada, Palmer122Porque está claro que entre el vagabundo Charlot y el ciudadano Charles Chaplin mediaba una distancia y un distingo de roles tan grande por lo menos como los que separaban al bigotudo Harpo Marx de puro y chaqué de Mr. Julius Marx en su vida privada. Pero en el caso de Woody Alien se alza imperiosa la sospecha de que el coeficiente autobiográfico y especular de la representación es mucho más alto y de que el artista es cultivador de la larga tradición de un género clásico: el autorretrato.

Woody Allen nos habla en la pantalla de algo que conoce profundamente, sobre todo en sus últimas películas, pues se nutre en el universo de sus propias neurosis y de su condición social de intelectual judío de Brooklyn. Este proceso de autoexplicación ha culminado, tras las huellas transparentes del Ocho y medio de Fellini, en Stardust Memories (1980), cinta que ha demostrado por cierto que no siempre son las Memorias el vehículo más elocuente y eficaz para que un artista hable de sí mismo. Con frecuencia el relato en primera persona es menos dúctil que la invención de vidas ajenas, las cuales pueden ser además mejor reflejo de las vivencias y crisis existencia/es de un autor.

En cualquier caso, estas memorias de Allen han venido a confirmar la hipótesis de la coherencia entre autor y personaje representado, coherencia de la que nacen la sinceridad profunda y el desgarramiento de los mejores momentos de Allen, que son aquellos momentos en que sabe alejarse de la tentación del narcisismo.

Román Gubern

INDICE
Prólogo
Prefacio
Introducción
El simpático neoyorquino
Campeón de su propia causa
La ocurrencia impresa
Vodevil en video
Deja las prisas y corre
Sí, tenemos plátanos
Olvide todo esto que quería usted saber sobre el sexo
Otra vez, y otra y otra
Elegante farsa
De Rusia con amor y muerte
Annie Hall, jugando, se lleva cuatro óscares
Decoración de interiores
Madurez en Manhattan
Escribir lo que se escribe que se escribe
Presente y futuro
Filmografía