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Ed. Laia/Monte Avila, año 1986. Tamaño 21 x 12,5 cm. Traducción de Rafael Panizo. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 112

Silogismos de la amargura120E. M. Cioran nació en Rasinari (Rumania) en 1911, hijo de un pope de la iglesia ortodoxa; cursó estudios de filosofía en Bucarest, licenciándose con una tesis sobre Bergson. En 1937 obtuvo una beca del Instituto Francés de la capital rumana para hacer su doctorado en París, ciudad en la que reside desde entonces.

Durante diez años continuó escribiendo en rumano sin publicar nada; en 1947 decidió cambiar de lengua. La publicación dos años más tarde de su primer libro en francés, Breviario de podredumbre, fue considerada como un acontecimiento literario. Después siguieron: La tentación de existir (1956), Historia y utopía (1960), La caída en el tiempo (1964), El aciago demiurgo (1969), Del inconveniente de haber nacido (1973), Desgarradura (1979) y Ensayo sobre el pensamiento reaccionario y otros textos (1986).

Silogismos de la Amargura (1952) es un conjunto de aforismos sobre temas diversos (filosofía, historia, literatura, religión…) dominado por una misma obsesión «conservar para la Duda el doble privilegio de la ansiedad y de la ironía».

La presente traducción ha sido realizada en colaboración con el autor, que ha introducido, especialmente para esta edición, modificaciones importantes en el texto original francés.

«He buscado en mí mismo mi propio modelo. Para imitarlo, me he dedicado a la dialéctica de la indolencia. ¡Es tan agradable malograrse…!

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Haber dedicado a la idea de la muerte todas las horas que un oficio hubiera reclamado…Los desbordamientos metafísicos son propios de los monjes, los libertinos y los pordioseros. Un empleo habría hecho hasta de Buda un simple descontento.

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Obligúese a la gente a acostarse durante días y días: los colchones lograrían lo que ni las guerras ni los eslóganes han conseguido. Pues las maniobras del Tedio superan en eficacia a las de las armas y a las de las ideologías.

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¿Nuestros ascos? Desvíos del asco que nos tenemos a nosotros mismos.

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Cuando me sorprendo en un momento de rebelión, tomo un somnífero o consulto con un psiquiatra. Cualquier procedimiento es bueno para quien persigue la Indiferencia sin estar predispuesto a ella.

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Premisa de los indolentes, esos metafísicos de nacimiento: el Vacío es la certeza que descubren, al final de su carrera y como recompensa a sus decepciones, la buena gente y los filósofos profesionales.

A medida que liquidamos nuestras vergüenzas, nos quitamos nuestras máscaras. Pero llega un día en que nuestro juego se acaba: nos quedamos sin vergüenzas y sin máscaras. Y sin público. -Hemos presumido demasiado de nuestros secretos, de la vitalidad de nuestras miserias.

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Diariamente converso en privado con mi esquele¬to, y eso jamás me lo perdonará mi carne.

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Lo que arruina a la alegría es su falta de rigor; véase, por otra parte, la lógica de la hiél…

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Si alguna vez has estado triste sin motivo, es que lo has estado toda tu vida sin saberlo.

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Deambulo a través de los días como una puta en un mundo sin aceras.

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Sólo intimamos con la vida cuando decimos -de todo corazón- una banalidad.

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Entre el Hastío y el Extasis se desarrolla toda nuestra experiencia del tiempo».

INDICE
1- Atrofia del verbo
2- El estafador de abismos
3- Tiempo y anemia
4- Occidente
5- El circo de la soledad
6- Religión
7- Vitalidad del amor
8- Sobre la música
9- Vértigo de la historia
10- En las raíces del vacío