Ed. Planeta, año 1988. Tamaño 22 x 13 cm. Traducción de Dolors Udina. Incluye 16 fotografías en blanco y negro. Usado excelente, 354 págs. Precio y stock a confirmar.

Este libro ofrece una visión de la brillante constelación de judíos de lengua alemana que propiciaron el renacimiento de la cultura y las ideas –en música, ciencia y literatura- y que tuvo sus momentos culminantes en las primeras décadas del siglo XX, antes de ser aniquilada por el nazismo.

El autor analiza pormenorizadamente los ideales que los animaban, sus peculiares personalidades y su interacción con el contextro político, social y cultural que acabó llevándolos al exilio o la muerte, registrando una época de la historia de la cultura, una biografía colectiva del “Renacimiento de Weimar”.

Durante casi un siglo -que abarca desde mediados del siglo XIX hasta el ascenso del nazismo- la confluencia de dos grandes tradiciones intelectuales, la germana y la judía, produjo tal cantidad de literatura, música e ideas que, de no haber sido por su infame final, sería hoy considerada una edad de oro sólo inferior al Renacimiento italiano.

Fue una época de grandes poetas y pintores, de compositores, filósofos, estudiosos y críticos, fue el tiempo del expresionismo, del dadaísmo y de un nuevo sentido en el arte. En corte sincrónico estuvo Mahler, Schoenberg, Freud, Meyrink, Einstein, Kafka, Benjamín, Wittgenstein, Strauss, Kandinsky y tantos otros. Para los judíos de Alemania y Austria, que acababan de recuperarse del aislamiento físico y mental de su vida de ghetto, fue un tiempo de dificultades y desaires, pero también una época que Einstein calificó como aquella de las posibilidades insospechadas.

Todos ellos acababan de llegar a las universidades alemanas pero parecía que llevasen más de mil años preparándose para los exámenes de ingreso. Sus tradiciones bibliófilas los llevó a estudiar, casi por costumbre, medicina y matemáticas, además de literatura y música. Sus abuelos habían estudiado el Talmud, ellos leían a Kant, Goethe y Hegel con idéntico interés. Marx (hijo de un abogado y nieto de dos rabinos ortodoxos) recurrió inconscientemente a una antigua técnica cabalística cuando puso a Hegel patas arriba para formular su propio materialismo dialéctico.

En el campo de las ciencias, y a pesar de que la mayoría de ellos tenía cerradas las puertas del profesorado universitario, el botánico Ferdinand Julius Cohen llegó a ser el fundador de la bacteriología; Paul Ehrlich experimentando en su laboratorio particular produjo la primera forma práctica de quimioterapia; Franz Boas estudiante de física en un principio terminó siendo el iniciador de la antropología cultural.

Sin embargo, la emancipación del ghetto implicaba también su asimilación a las normas prevalecientes en la sociedad alemana. A principios del siglo XX la tarjeta de admisión a la cultura europea, como la llamaba Heine, era el certificado de bautismo. De todo este entramado da minuciosamente cuenta el presente estudio, en todas las áreas del conocimiento y del arte.

Indice:
1- Un aire de familia.
2- Desde el corazón de la naturaleza: Gustav Mahler y Sigmund Freud.
3- Mire un instante hacia la luz: Karl Wolskehl, Theodor Lessing y Carl Sternheim.
4- Un ángel en la puerta: Else Lasker-Schüler, Erich Mühsam, Ernst Toller.
5- Los indeseables: Albert Einstein y Arnold Schoenberg.
6- Juicios y dificultades: Franz Kafka y Kurt Tucholsky.
7- Ultima multis: Walter Benjamin y Gertrud Kolmar.
8- Un sabor a miércoles de ceniza: Alfred Doeblin y Hermann Broch. Notas.
Bibliografía.
Indice onomástico.