Ed. Israel, año 1949. Tamaño 21 x 14 cm. Usado muy bueno, 152 págs. Traducción de Rebeca Mactas de Polar. Precio y stock a confirmar.

Bialik, poeta por excelencia del renacimiento hebreo, nació e 1873 en Rady, pequeña aldea de Wolhynia en Rusia. A los seis años su familia se estableció en Zitomir y su padre abrió una taberna junto al camino de la localidad. Carente de experiencia comercial le fue imposible mantener a su esposa y a sus siete hijos y para mayor desgracia murió joven dejando a su familia en la miseria.

Su madre al levantarse ordenaba su hogar y luego amasaba incesantemente pan que llevaba al mercado para la venta, a fin de mantener a sus hijos. Por la muerte de su padre, el joven Bialik fue llevado a la casa de su abuelo paterno en los afueras de Zitomir. Su abuelo, que vivía una vida del todo consagrada a las prácticas piadosas, proporcionó a su nieto una densa formación espiritual. Bialik halló en su casa numerosos libros sobre temas cabalísticos, jasídicos, y también sobre filosofía judaica de autores como Maimónides y Yehudá Haleví y otros que leía a escondidas.

Toda esta lectura nutrió y contrarrestó la influencia jasídica que circundó su temprana juventud. La lectura de literatura no judía, y de libros de Haskalá, provocó en él luchas internas que revelaron sus ansias de abandonar Zitomir e ir en busca de nuevos espacios. Se traslada a Odesa, la ciudad de las luces, en 1900 y funda la editorial «Moriah».

Permaneció allí hasta 1921. En 1901 apareció su primer libro de poemas y fue aclamado como el poeta de la resurrección nacional. Los pogroms sucedidos en Kishinev inspiraron algunos de sus poemas y ayudado por su amigo Máximo Gorki, logró obtener pasaporte y abandonar la Unión Soviética. Se dirigió a Berlín y fundó la editorial Dvir. Finalmente se trasladó a Israel en 1924 y se estableció en Tel Aviv. Después de una ardua tarea como editor, escritor y poeta falleció en Viena en 1934. Fue sepultado en Tel Aviv, junto a los restos de Ajad Haam y de Max Nordau. Bialik tradujo al hebreo, entre otras cosas, El Quijote, de Miguel de Cervantes Saavedra y Guillermo Tell, de Schiller.

El poeta insufló al idioma hebreo vitalidad y naturalidad al utilizarlo en forma simple pero a la vez llena de expresiones y términos pertenecientes al Antiguo Testamento, a la Mishná, al Midrash y a la plegaria. La creación de nuevas palabras y expresiones idiomáticas diversas permitió el enriquecimiento de la llamada lengua sagrada y facilitó la recuperación de vocablos considerados antiguos. La presente edición -que incluye un extenso estudio introductorio de su vida y su obra a cargo de Rebeca Mactas de Polak, también traductora de la obra- toma como criterio el agrupamiento de sus poemas en tres grandes grupos: Los poemas de la cólera, Los poemas íntimos, Los poemas de la pena derramada.

Indice:

I- Los poemas de la cólera:
1- En la ciudad de la matanza.
2- En la degollación.
3- Yo sé que en una noche.
4- Los últimos muertos del desierto.

II- Los poemas íntimos:
1- El mar del silencio.
2- La rama desnuda.
3- Acógeme debajo de tus alas.
4- No adquirí yo la luz casualmente.
5- El cementerio.
6- No me ha anunciado Dios.
7- Al viento lancé mi lamento.
8- Anoche te observé.
9- Doblegase mi alma.
10- Soledad.

III- Los poemas de la pena derramada:
1- Mi canto.
2- Una tarde de otoño.
3- Llamad a las serpientes.
4- Quisiera llorar.
5- La última palabra.
Glosario de términos hebraicos.