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Ed. Estaciones, año 2002. Tamaño 23,5 x 13 cm. Traducción de Inés Frid. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 154

Para hacer brillar un rincón del mundo308Por David Chadwick Sebastopol
California, 29 de mayo de 2000

Shunryu Suzuki Roshi, un sacerdote zen de Japón, llegó a San Francisco en 1959, a la edad de cincuenta y cinco años. Venía como ministro a una congregación de japoneses americanos que tenía un templo llamado Sokoji, en Bush Street, en Japantown, Misión Zen Soto. Sin embargo, la misión de Suzuki era más abarcante de la que le habían destinado. Traía consigo su sueño de introducir en Occidente la práctica de la sabiduría e iluminación de Buda, tal como lo había aprendido de sus maestros. A aquellos que se sentían atraídos por la filosofía del zen, les brindó algo para hacer: zazen (meditación zen) y la práctica del zen (extensión del zazen a la vida cotidiana). Pronto se reunió a su alrededor un grupo de alumnos, muchos hasta se mudaron al barrio para poder asistir a zazen por la mañana temprano y por la noche.

En 1964, un pequeño grupo de alumnos comenzó a reunirse diariamente para practicar zazen en Los Altos, al sur de San Francisco; también se formaron grupos en Mill Valley y en Berkeley. Siempre que podía, Suzuki Roshi se reunía una vez por semana con cada grupo. Vivió en Sokoji hasta 1967, año en que se estableció el Zen Mountain Center, en Tassajara Springs, una región bien adentrada en las montañas de Monterrey County. Este retiro en la montaña no sólo fue el primer monasterio budista para occidentales, sino que también se apartó de la tradición al admitir a hombres y mujeres, casados y solteros, en una práctica conjunta. Ese centro fue el lugar donde se produjeron muchos de los momentos relatados en este libro. En noviembre de 1969, Suzuki dejó Sokoji para fundar, en San Francisco, un centro para la práctica del zen, el Centro de Page Street. Suzuki murió allí en 1971.

Para Suzuki Roshi, el corazón de un templo zen es el zendo (la sala donde se realiza zazen). Allí se reunía con sus alumnos para el zazen (también llamado simplemente «sitting»), para las comidas formales y para la realización de los servicios en los que se cantaban los sutras (escrituras budistas). Allí daba conferencias, a veces llamadas charlas de dharma. Dharma, en sánscrito, significa enseñanza. Por lo general, se realizaban uno o dos períodos de cuarenta y cinco minutos de zazen, temprano por la mañana y por la noche. A veces, se realizaban sesshin, jornadas de siete días en las que se practicaba zazen durante todo el día, en períodos interrumpidos por breves caminatas, servicios, comidas, conferencias y cortos descansos. Durante los sesshin, Suzuki tenía entrevistas privadas con sus alumnos, llamadas dokusan.

Suzuki realizaba su principal transmisión en silencio: en la manera en que tomaba la taza de té, en el encuentro casual con alguien en un pasillo o en una caminata, cuando trabajaba junto con los alumnos, durante las comidas y en la meditación. Pero cuando se presentaba la ocasión de hablar, dejaba una fuerte impresión. Este libro es un registro de esas impresiones, breves intercambios atesorados en la memoria de individuos durante treinta años o más. Estos vislumbres de Suzuki Roshi muestran que su camino no era sistemático, no era una «fórmula». Acentuaba que lo que persiste es el espíritu inapresable del budismo, mientras que la expresión de ese espíritu siempre cambia. La enseñanza de Buda, decía, fue para personas, momentos y situaciones particulares, y fue relativa e imperfecta.

Shunryu Suzuki conmovió a miles de personas, budistas y no budistas, a muchos directamente y a muchos más a través de sus conferencias publicadas en el libro Mente zen, mente de principiante. Gracias, en gran medida, a los esfuerzos de este hombre existen actualmente muchos pequeños grupos budistas en Occidente, del linaje de Suzuki y de otros linajes.

En 1999 publiqué una biografía de Suzuki titulada Crooked Cucumber: the Life and Zen Teaching of Shunryo Suzuki. Me propongo seguir reuniendo la historia de esos tiempos, entrevistando y carteándome con personas que tuvieron experiencias con Suzuki Roshi y la práctica del zen, y reflexionando sobre lo que aprendí durante mis cinco años de estudio con él. El material de este libro ha sido tomado de los registros y archivos del Centro Zen y de otras fuentes.

El título de este libro surge de una frase muy conocida del Sutra del Loto, atribuido al Buda Sakiamuni: «iluminar un rincón», pero en una conferencia, Suzuki usó la expresión «hacer brillar un rincón», y dijo:

Decimos ‘hacer brillar un rincón del mundo’, sólo un rincón. Si haces brillar un rincón, las personas que te rodean se sentirán mejor. Será como si siempre estuvieras llevando un paraguas para proteger a los otros del calor y de la lluvia.

Suzuki Roshi solía jugar con las palabras; de hecho, el uso de la expresión «hacer brillar» puede haber sido una sustitución caprichosa de ese día. Se lo puede interpretar de diversas maneras, como muchos de los encuentros de este libro.

INDICE
Introducción
Momentos con Shunryu Suzuki
Términos budistas
Notas
Otras lecturas