Precio y stock a confirmar
Ed. Booket, año 2012. Tamaño 20 x 13 cm. Traducción de Maia Figueroa. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 368
Yo maté a un demonio. No sé si se trataba de verdad de un demonio en el sentido técnico —no soy exactamente lo que llamarías una persona religiosa—, pero sé que mi vecino de enfrente era algún tipo de monstruo con colmillos, garras y todo eso. Cambiaba de un estado a otro y mató a mucha gente, y de haberse enterado de que yo sabía quién era, también habría acabado conmigo. Así que, a falta de una palabra mejor, lo llamé demonio; y como nadie más podía matarlo, lo hice yo. Creo que fue lo correcto. Al menos los asesinatos dejaron de sucederse.
Bueno, durante un tiempo.
Verás, yo también soy un monstruo: no soy un demonio sobrenatural, sino un crío que está un poco desquiciado. He pasado toda la vida procurando mantener mi lado oscuro bien encerrado en un lugar donde no pudiera hacer daño a nadie; pero entonces apareció el demonio y la única manera de detenerlo era dar rienda suelta a esa parte de mí. Y ahora no sé cómo volver a enclaustrarlo.
A mi lado oscuro lo llamo Mr. Monster: el lado que sueña con cuchillos ensangrentados e imagina qué aspecto tendrías con la cabeza ensartada en un palo. No tengo personalidad múltiple ni oigo voces ni nada, simplemente…Es difícil de explicar. Pienso en muchas cosas terribles y me es más fácil asumir esa faceta de mí si finjo que se trata de otra persona: no es John quien quiere cortar a su madre en pedacitos, sino Mr. Monster. ¿Entiendes a qué me refiero? Ya me siento mejor.
Pero hay un problema: Mr. Monster está hambriento. Los asesinos en serie a menudo hablan de una necesidad, de un impulso que al principio son capaces de controlar pero que se acrecienta cada vez más hasta que es imposible de refrenar; entonces pierden el control y vuelven a matar. Antes no entendía qué querían decir con eso, pero creo que ahora sí. Ahora lo siento en lo más hondo de mis huesos, tan insistente e inevitable como la necesidad biológica de comer, cazar y aparearse.
Ya he matado una vez; que vuelva a hacerlo solamente es cuestión de tiempo.