María Josefa Escurra. El amor prohibido de Belgrano, de Carmen Verlichak. Ed. Krivodol Press, año 2007 (Cuarta Edición, las tres anteriores bajo el sello Sudamericana). Tamaño 23 x 15 cm. Nuevo, 224 págs. Precio y stock a confirmar.

El libro intenta reconstruir el misterio apresado entre las paredes de la histórica casa que albergó buena parte de la vida de Belgrano y que aún hoy permanece en pie en uno de los barrios más antiguos del centro de Buenos Aires. María Josefa Ezcurra era la hermana de Encarnación Ezcurra, la mujer de Juan Manuel de Rosas.

En la casa de María Josefa se desarrollaban frecuentes tertulias que incluían a las mujeres y a los hombres más allegados al círculo íntimo del Restaurador. La descripción que Carmen Verlichak ofrece de María Josefa es bastante diferente de la que nos brindó José Mármol en Amalia, tal vez porque en uno y otro caso hubo que responder a la manera en que ciertas pasiones humanas suscitaban rechazos mayores o menores en la prejuiciosa Santa María de los Buenos Aires.

En el presente libro, la novela y la historia se han dado la mano con resultados altamente positivos. Se narra la historia de un amor que desbordó todas las convenciones de su época y que, a pesar de estar signado por la adversidad, tuvo sus frutos. María Josefa Ezcurra y Manuel Belgrano compartieron la pasión en un tiempo de desencuentros, y un amor desesperado en un clima de conspiración y de traiciones.

Ella, hermana de Encarnación, la futura esposa de Juan Manuel de Rosas, había sido cedida en matrimonio a un primo hermano, Juan Esteban Ezcurra, quien la abandonó para buscar ventura en España. Belgrano, que ya bordeaba los cuarenta años, había encontrado en ella la juventud, la frescura y el sosiego que su trajín de servidor de la Patria le negaba.

Ésta es también la historia de una casa, que albergó muchas voces y algunos misterios: la Casa Ezcurra. Por las intrigas palaciegas que, generalmente en tomo a Rosas, tuvieron lugar entre sus paredes, llegó a decirse que era una casa de gobierno paralela. María Josefa y Manuel tuvieron el mismo sueño, quisieron la misma tierra. Vivieron un romance intenso, entre alegres tertulias y furtivos encuentros a la hora de la siesta.

María Josefa selló su destino cuando decidió, desoyendo todos los mandatos sociales, acompañar a Belgrano en su campaña al Norte al mando del Ejército Auxiliar. A poco de regresar nació el hijo de su amado Manuel. Para evitar el escándalo de la pacata Santa María de los Buenos Aires, Rosas decidió que él y su esposa criarían al niño como propio. Pedro Pablo Rosas y Belgrano aún tiene descendencia.

En la Casa Ezcurra, enclavada en el corazón del barrio de San Telmo, todavía resuenan las voces de una historia largo tiempo silenciada, que Carmen Verlichak recrea con pasión y maestría en esta gran novela histórica.