Ed. Doedytores, año 2010. Tamaño 24 x 17 cm. Nuevo, 126 págs. Precio y stock a confirmar.
Este es, expresado en pocas palabras, el sentido último que Breccia atribuye a su adaptación a Los Mitos de Cthulhu durante el año 1975:
«Me di cuenta muy pronto de que el lenguaje tradicional del cómic no podía representar satisfactoriamente el universo de Lovecraft, de manera que empecé a experimentar con nuevas técnicas, como el monotipo o el collage. Estos monstruos informes, semejantes a los que había dibujado en El Eternauta, están hechos así porque no quería ofrecer al lector únicamente mi propia visión; también quería que cada lector añadiese algo suyo, que utilizara la base que yo le proporcionaba para vestirla de sus propios temores, de su propio miedo.
Al principio fue casi como un reto: quería averiguar si sería capaz de dibujar lo que Lovecraft describía. No sé si lo he conseguido, pero puedo asegurar que durante los casi tres años que he tardado en realizar este trabajo he vivido completamente inmerso en su mundo».
Los Mitos de Cthulhu:
Mucho antes de que apareciese el hombre en la Tierra, ésta era compartida por los Primigenios y Gran Raza de Yith, quienes cayeron en discordia y se alzaron contra sus propios creadores, es decir, contra los misericordiosos Dioses Arquetípicos, primeros pobladores de los espacios interestelares.
La Gran Raza, constituida por seres inmateriales y espirituales que parasitaban en cuerpos ajenos, abandonó las zonas terráqueas por ella dominadas y huyó, a través del tiempo, hasta el siglo CC, en el que se apoderaron del cuerpo de una raza de escarabajos que sucederá al hombre, en esa época remota, como forma de vida dominante en el planeta. Los Primigenios, sin rival ya, quisieron dominar el mundo y, en combate con los Dioses Arquetípicos que moraban en Betelgeuse, les robaron ciertos talismanes y sellos y determinadas tablillas de piedra cubiertas de jeroglíficos, que ocultaron en un planeta próximo a la estrella Celaeno.
Los Dioses Arquetípicos castigaron esta rebelión. Aunque los Primigenios, bajo las órdenes de Azathoth, combatieron largamente, por último fueron vencidos y expulsados o apresados. Pero, antes de ser derrotados en aquella la primera de las guerras, los Primigenios Mayores habían engendrado una multitud de sicarios infernales que desde entonces se esfuerzan por librarlos de nuevo; sin embargo, ni siguiera los profundos de R’lyeh, seres marítimos y anfibios, pueden levantar ni tocar el Signo Arquetípico, poderoso Sello de los Dioses Arquetípicos que mantiene a Cthulhu dormido en la muerte.
Y aunque en la página 751 de la edición completa del Necronomicón figura el famoso Noveno Verso que, debidamente entonado, devolverá la libertad a los Primigenios y dará origen a su retorno anunciado por los profetas, ninguno de sus adoradores humanos o inhumanos ha conseguido hasta la fecha liberarlo. En ocasiones, alguien ha conseguido levantar el Sello Arquetípico, pero siempre ha sido vuelto a colocar en su sitio, bien por intervención directa de los propios dioses, bien por la de sus muchos servidores humanos.
Sin embargo, Alhazred ha profetizado que, por fin, los Primigenios serán liberados y regresarán. Debemos suponer, pues, que en algún futuro incierto volverán a disputar una vez más el Universo a los Dioses Arquetípicos.