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Ed. Corregidor, año 2011. Tamaño 23 x 16 cm. Incluye más de 200 fotografías en blanco y negro. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 542

Por Oscar Muiño

La etapa 1968-1983 aun espera por un análisis definitivo. Se ha editado abundante material sobre las dictaduras militares, las guerrillas y el clasismo sindical. También sobre Perón, los sindicatos y la Tendencia Revolucionaria. Incluso los planes económicos y la Guerra de Malvinas han convocado trabajos valiosos.

Cuarenta años después, parece hegemónica la interpretación que limita la lucha política a la lucha militar y la sociedad a grupos inconciliables que tratan de masacrarse. La década del setenta es vista, apenas, como el escenario de los años de plomo. Un lengua]e de metralletas, bombas, secuestros, torturas, fusilamientos y campos de exterminio. El heroísmo otorga una aureola que el terror de Estado llevará al martirio. Cuando la represión ilegal pase, miles de argentinos habrán sido aniquilados en una guerra que las organizaciones armadas han evaluado mal.

Es eso. Pero no es sólo eso. Falta un recorrido sobre la actividad de la segunda organización política. Que se convierte, al final de la etapa, en fuerza dominante por primera vez en medio siglo. Dentro de esa Unión Cívica Radical está brotando la Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Radical. Que no ha despertado casi ninguna atención de los investigadores luego del meritorio ensayo de Alfredo Leuco y Jose Antonio Díaz, un cuarto de siglo atrás.

Estas páginas reconstruyen -a través de cuadernos de formación política, documentos, periódicos y material interno hasta hoy nunca publicado- la historia de la Coordinadora. Los pilares que fueron levantando, piedra a piedra, una estructura política que se fundó a sí misma, hasta ser columna de un movimiento interno y, después de una década y media, conquistará el poder partidario y el
gobierno nacional.

Una fuerza dinámica que en 15 años pasa de la insignificancia a componente insustituible de una coalición que juzgará por primera vez a golpistas victoriosos y fundará una etapa, ya larga, de elecciones democráticas sin proscripciones ni golpes de Estado.

La JCN comienza en 1968 aquella ardua tarea que Michelet adjudica a los jacobinos de la Revolución Francesa. Cuando la Revolución sitiada recibe el aporte del aparato jacobino, esos militantes convencidos que juntan ideas y organización arman la barrera invencible, antes de caer, ellos mismos, devorados en un puñado de años por el ardor y la fidelidad a su causa antes que por sus propios, reales errores.

Un dato ignorado es la ausencia de anti-peronismo en la Coordinadora, pese a militar en un partido con anchas franjas que consideran al peronismo el mayor de los males. Se explica. Los más precoces -Cáceres, Moreau- inician su militancia cuando Perón ya no gobierna. No viven la experiencia que inflama el enojo de las anteriores generaciones. Los jóvenes de la Coordinadora -tanto los
de origen radical como los que vienen del reformismo estudiantil- no ven en el peronismo a sus perseguidores, como los radicales de 1943-55. A la inversa, los jóvenes peronistas son tan perseguidos como ellos. Comparten las barricadas, perseguidos por las policías y los informantes.

Moreau, Cáceres y Reinaldo recuerdan sus primeras acciones: la movilización contra la administración Frondizi (las luchas entre educación laica y libre). Y si bien Illia será derrocado con la complicidad del sindicalismo y el propio Perón, lo cierto es que el justicialismo rápidamente arma organizaciones sindicales y políticas que desafían a Onganía y convergen en las calles con los
jóvenes radicales y la izquierda.

La JCN pertenece a la Unión Cívica Radical. Pero también al universo de la izquierda. Igual que todo el movimiento estudiantil. La Coordinadora es una de las pocas creaciones del radicalismo que nace durante una dictadura militar. Y tal vez la única que en tales circunstancias logra sobrevivir. Y crecer.

La Coordinadora, además, siempre levantará la bandera de «elecciones libres sin proscripciones ni condicionamientos». El proscripto era Juan Perón y los condicionamientos aludían a las exigencias que las Fuerzas Armadas querían imponer a los procesos electorales y al desarrollo de la ulterior democracia restringida. La Coordinadora está decidida a impedir que su propio partido
apoye la proscripción peronista, también a no tolerar limitaciones de ningún otro tipo.

Y lo cierto es que desde la fundación de la Coordinadora, las elecciones en Argentina nunca volverán a proscribir al justicialismo. La maniobra para excluir a Perón -mediante una cláusula de residencia- no impide que, seis meses después de la primera votación de 1973, Perón pueda presentarse por tercera vez como candidato.

Esta obra también rastrea las actividades del Movimiento de Renovación y Cambio -que la JCN contribuyó a fundar y desarrollar-, la Línea Nacional a la que combatió y, más genéricamente, la UCR en esos años complejos y cambiantes.

La derecha conservadora -que se ha dividido y ha quedado estupefacta cuando Yrigoyen le gana en 1916- no tolera un segundo mandato del personalismo. Y el mismo día de su reelección en 1928, esa derecha decide voltearlo. Guillermo Gasió lo demuestra en sus tres tomos. En un opúsculo uriburista de 1931, La Obra de la Revolución, el anónimo autor comienza así: «cuando escasamente había transcurrido un mes de la asunción al mando por parte del señor Hipólito Yrigoyen, flotaba ya en el ambiente la certeza de que el gobierno se desenvolvería fuera de la órbita normal». Contundente. Al mes de asumir Yrigoyen, la reacción ha decidido derrocarlo.

Los conservadores que fracasan en 1916, que amagan dar un golpe durante la Semana Trágica, aprenden las técnicas de la desestabilización. Ya no vuelven a fracasar. Nunca más un gobierno radical podrá cumplir su mandato. Ni Yrigoyen, ni Illia, ni Alfonsin, ni De la Rúa. Ni siquiera presidentes de origen radical que rompen con el viejo tronco de la UCR, como Ortiz o Frondizi.

Sin ignorar las debilidades de las propias administraciones radicales, el golpismo es un dato. Con crecimiento y estancamiento, en condiciones internacionales favorables o adversas, con pleno empleo o desocupación, las fuerzas anti-radicales consiguen siempre su objetivo. En la mayoría de los casos, golpean por la vía militar (Uriburu, Onganía), en convergencia con la gran patronal (Alfonsín), con operativos sindicales (Illia), o con movilización de masas de las intendencias del conurbano (De la Rúa). Sin desdeñar la combinación militares-sindicatos-empresarios-partidos.

Tal contenido se revela perverso cuando incluye la exigencia de un partido único, sin posibilidad de rotación o alternancia, salvo la proveniente del mismo tronco peronista. El fantasma que el radicalismo no puede gobernar apunta a un anhelo tan secreto como peligroso: siempre debe mandar un partido hegemónico.

La ferocidad de las campañas de prensa contra Yrigoyen e Illia, aun contra Alfonsín y la ridiculización de De la Rúa nunca desafiarán a los justicialistas, con excepciones -no generalizadas- hacia el fin de la presidencia isabelina.

Podrán advertirse éxitos, fracasos, análisis certeros y posturas equivocadas. Se ha tratado de no omitir material porque pudiere resultar políticamente incorrecto o retrospectivamente reprobable. Esta aclaración, innecesaria en otro momento, deviene indispensable cuando muchas personas -algunas, lamentablemente, vinculadas a la enseñanza académica y al periodismo- consideran
aceptable la adulteración de indices, la modificación de hechos, la falsificación de la historia.

Se han incluido artículos periodísticos. Diarios y revistas que promovieron y apoyaron las rupturas constitucionales, toleraron la violaci6n de derechos humanos y miraron para otro lado frente a la tortura y los asesinatos. Pero también de medios de comunicaci6n que demostraron que es posible sostener, aun durante tiempos tenebrosos, la dignidad periodística, la voz de los sin voz, la
búsqueda de los hechos y el trabajo profesional conforme técnicas y saberes habitualmente aceptados.

Esta es la historia, acaso, de la última orga de la política argentina.

INDICE
Palabras preliminares
LOS DIAS DE LA COORDINADORA
La Argentina de los radicales – La cultura culta – La reaparición peronista – «La patria es nuestra» – Peronismo vs. cultura – Ni yanquis ni marxistas – Libertadora y modernización – Las revistas populares – La UCR se rompe – Todos con Frondizi- La izquierda y su camino al poder = El fin de Frondizi – Si pierdo no vale – Los militares – La Iglesia cambia – Elecciones 1957 y 1958-65 – Elecciones 1963 – La era de la tele – El gobierno de Illia – Las ideas del presidente – Plan de lucha – El primer foco – Tacuara – Los intelectuales – Apertura china – Los que mandan – El clima golpista – Vandor y Perón – La legalidad del PJ – La Iglesia contra Illia – Los sindicatos y el golpe – Festejos por Onganía – Los hombres del destino – La noche de los Bastones Largos – La universidad onganiana – La vida cotidiana y el status – El modelo franquista – Militares y milicianos – La crisis – El Gran Juego – Cubanos y soviéticos – El PC Argentino apoya a Moscú – El asesinato del Che Guevara – La nueva izquierda y el PC – La
economía real – Perón busca radicales – La CGT de los Argentinos – Estados Unidos en rebelión – Convención Demócrata 1968 – América en llamas – Nace la Coordinadora. – Los textos fundacionales – La JR frente al resto – De hoteles e infidelidades – Cultura y revolución de las costumbres – Todo es política – La cultura resiste – Arte y Cuenca del Plata – La noche porteña – El gusto popular – Los curas tercermundistas – Las primeras marchas – El país despierta – El clasismo sindical – El cordobazo – Minimax
y Vandor – Definiciones radicales – Las ideas – Las revistas – La hora de la guerra – Perón y la lucha armada – El fin de Onganía – Una encuesta de 1970 – La influencia de los medios – Las clases medias se peronizan – Los parapoliciales – Perón: guerra, golpe y elecciones – La juventud rebelde – La Hora del Pueblo – La vía chilena al socialismo – Lanusse destierra las fronteras ideológicas – López Rega – Voluntarismo, viborazo y salida – La campaña de la JP – Inédito – Renovación y Cambio – El primer documento – La plataforma va a la izquierda – El avión negro – Los sindicatos contra Cámpora – Perón, tirabombas – Franja Morada – Los cinco puntos – Elecciones Presidenciales – ll de marzo de 1973 – «El 80 % por la liberación» – La contradicción fundamental – El campo del pueblo – Medidas – Política y economía – La contradicción en la práctica – El peronismo – El radicalismo – La Alianza Popular Revolucionaria – La Nueva Fuerza – La Alianza Republicana Federal – La Alianza Popular Federalista – Las organizaciones sindicales
– EI resto – Conclusión – La ruptura – El Ejército que se va – La primavera camporista – ¿Dónde está el piloto? – Intelligentzia y movimiento obrero – La guerra sigue – Carcagno, el peruanista – La guerra y la paz – Organización, estudio y movilización – Para qué vuelve Peron – Pacto Social y gobierno peronista – Santucho contra Perón – Peron-Balbín – «Con Balbín voy a cualquier lado» – La salud quebrada – La izquierda moviliza – La cultura de izquierdas – El poder sindical – La patria metalúrgica – Lastiri, el yerno – Golpe contra la vía pacífica – Nixon contra los medios – El mutis argentino – Perón gana –
Elecciones Presidenciales – 23 de septiembre de 1973 – Guerilla y represión – El Operativo Dorrego – Chau Carcagno – Modales y
Universidad – La conquista de Buenos Aires – El ERP ataca un cuartel – Sediciones provinciales – La libertad de expresión – La JP se va de la Plaza – Los infiltrados – Balbin en 1974 – La Triple A – Argentina, potencia regional – Frente secundario – Teatro de revistas – La televisión del Estado – El verdadero retorno – La fuerza de Balbín – La presidenta y Montoneros – El lopezrreguismo – El entorno – Fascistas a los medios, el cine y la universidad – Peores que Onganía – El Salvador y la Guardia – También el Ejército – El foco tucumano – El sentido de la violencia – La guerra sigue – Montoneros vuelve a la clandestinidad – La JR rompe con la JP – La Coordinadora y los militares – El 17 de Isabel – La Opinión, los militares y la Triple A – Balbin se enoja – Guerra en Tucumán – Más represión – El alfonsinismo va a Misiones – La elección – El voto en Misiones – Balbín con Isabel – La Juventud en las provincias – Autocrítica de la JCN – El tenedor – Un balance – Profesionalismo integrado – ¡Gracias, Isabel! – La caída de López Rega – Videla y Viola – La JR contra el golpe – La influencia de la Argentina – El prestigio del PRT – La lucha desarmada –
También la guerra sucia – El aniquilamiento – El retorno de Isabel – Los que tienen que morir – Los radicales ante la represión – La JCN, Balbín y el golpe – Mdntoneros ataca un cuartel – Se acerca el golpe – La guerrilla exhausta – La ruta a la tiranía – El único militar legalista – La Coordinadora y el golpe – Los documentos internos – «Este golpe de blando no tiene nada» – La interna militar – «Restauración oligárquico-imperialista» – La JCN y la nueva realidad – Franja Morada en 1976 – Problemas de funcionamiento – Las pequeñas tareas – La prensa radical – Radicales asesinados – Cae Karakachoff – Las gestiones de Balbín – El exilio – Las víctimas – La represión – Tormentos – Martínez de Hoz – Plata dulce y patria financiera – Petrodólares y deuda – La nueva CGT – La Iglesia y Videla – Los medios y el proceso – La UCR reclama – Radicales y peronistas – La sorpresa Carter – Anti-política – Balbín preso – El mundial de la Junta – Martínez de Hoz fracasa – Radicales presos e incomunicados – Seminario bonaerense – Derechos y humanos – El fin del principio – Censura y esterilidad – La última contraofensiva – El plan político – La voz radical – El despertar – Nueva mirada hacia la interna – Viola, un presidente débil – La herencia – Relevo en la Coordinadora – La Multipartidaria – La muerte de Balbín – Los medios se endurecen – Galtieri por Viola – El asado de Galtieri – Con Reagan – Guerra en Malvinas – Repercusión en la Argentina – El final – EI último turno militar – Los medios – Los partisanos y el Relato – Alfonsín pica en punta – La calle es de los radicales – La derecha se recupera – El fin de una generación radical – El pacto militar-sindical – La campaña alfonsinista de 1983 – Canciones y estribillos – La nueva Contradicción Fundamental – El antipueblo – Resolver la contradicción – La dialéctica de la contradicción – La marea – ¿Alfonsín leninista? – El plebiscito
EPILOGO
La Generaci6n del ’68 – La última orga – Carta de Raúl Alfonsín al Presidente del Plenario del Comité Nacional de la Juventud de la UCR