Ed. Legasa, año 1985. Tamaño 18 x 11 cm. Usado excelente, 104 págs. Precio y stock a confirmar.
El tiempo, en verdad, no ha pasado en vano. Las lamentables hazañas de Genet, sus esfuerzos por construir -a través de la literatura- una suerte de santidad o soberanía del mal que fuese la orgullosa contraparte de una sociedad «legal» y «justa» que lo ha segregado, no alcanzan a asombrar a los contemporáneos de My Lai, del terrorismo masivo, de las torturas y las voladuras de cadáveres.
Hasta puede verse al protagonista del Diario del ladrón —el propio Genet, que narra su vida de ladronzuelo homosexual en la década de 1930 por los caminos de Europa— como a un pícaro de nuestro tiempo que a lo sumo sorprende por la recurrencia de sus aventuras, o por la minuciosidad de su evocación.
Sin embargo, como ocurre con todos los escritores de raza, no hay que buscarlo a Genet en los meros hechos que cuentan sus libros, ni en lo que sus demasiado inteligentes exégetas han dicho de él. Es en los pliegues de su espléndida prosa, en su helada y majestuosa actitud de moralista descarriado donde podrán encontrarse los motivos de su grandeza.
Ni aun una traducción deplorable, abundante en inútiles españoladas —los piltros, las tías guarras y los gilitontos están a la orden del día—, disimula la fuerza creciente de la narración. En realidad lo extraordinario de Genet reside en su incesante agudeza para mostrar el doble carácter, la ambigüedad de la literatura; por un lado, está ese muchacho francés que emprende el «camino de Santiago» robando, mendigando, arrastrando una ansiosa y desafiante homosexualidad; por el otro, la escritura de un Genet ya maduro, que reelabora su diario de ruta y que comunica, casi sin proponérselo, la experiencia del sufrimiento más hondo y el retrato interior más implacable.
Su abuso de sinceridad, carente de las mieles de la complicidad y la autocompasión, jamás será aceptable para quienes confunden literatura y vida, moral y corrección burguesa, belleza y eficacia social.
Indice:
Nota Preliminar.
1- Literatura y homosexualidad (Oscar Wilde o el doble fondo de la literatura).
2- Genet, ladrón y moralista.
3- El rigor y la destrucción en Flannery O’Connor.
4- Kafka y el espejo de Felice Bauer.
5- Un mito en decadencia.
6- Sartre y el papel del intelectual.
7- Barthes y el placer de la ciencia.
8- La utopía de la antiutopía.
9- Tres tristes tigres, obra abierta.
10- La sencilla grandeza de Idea Vilariño.
11- Roa Bastos y el doctor Francia.
12- El otoño de García Márquez.
13- El testamento de Carpentier.
14- Nota bibliográfica.