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Ed. Fundación Santillana, año 2008. Tapa dura. Tamaño 25 x 17 cm. INCLUYE CD. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 190
A la II Cita internacional de la literatura en español, celebrada en Santillana del Mar el 16, 17 y 18 de junio de 2008, asistió nutrido grupo de profesionales de la cultura y especialistas en la obra de los maestros invitados: Mario Vargas Llosa, Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte. Las sesiones acogieron un intenso debate en el que participaron los críticos literarios, profesores, tradutores, editores, escritores, periodistas y libreros reunidos por la Fundación santillana.
Mario Vargas Llosa se ha mantenido siempre fiel a algunos elementos míticos que se manifiestan reiteradamente en sus obras: el mundo clásico y la tradición precolombina. Son también recurrentes en su obra la violencia colectiva, desde el machismo al dogmatismo político; la libertad del individuo como único refugio frente a la omnipresencia de la muerte; y el erotismo o la función liberadora de la imaginación.
Su personal manera de entroncarse con la tradición novelística, sobre todo con el gran realismo francés, ha contribuido a mantenerlo al margen de muchos clichés del llamado realismo mágico o a la vindicación de una concepción cerrada de la identidad cultural latinoamericana. Vargas Llosa se ha situado en la senda de la denuncia más directa de las costumbres y estructuras heredadas por nuestras sociedades. Todo ello, sin renunciar a una indagación formal, audaz y sin que ésta oscurezca el sentido profundo de sus relatos.
Su obra propone un realismo que no pretende ser valedor de la realidad misma, pero que tampoco quiere negarla para ignorar el reino de este mundo. Por esto mismo, no está sujeta a las fechas de caducidad que han afectado a otras propuestas narrativas de las últimas décadas.
Javier Marías es un eslabón esencial de la renovación de la narrativa española de las últimas décadas, fruto de unos autores que, alrededor del magisterio más o menos directo y consciente de Juan Benet, se acercaron a una veta cultural cuyos orígenes se extendían, sobre todo, hasta Estados Unidos o Inglaterra. Esto, sin descuidar en absoluto un cultivo lingüístico y estilístico que pretende agotar las posibilidades del castellano que fueron abiertas por el Arcipreste de Hita o Cervantes.
En Javier Marías, lo verdadero y lo imaginado son dos caras de la misma moneda. Por ello, su trayectoria literaria ha llegado a veces a sustituir, incluso, su vida real, como ha sucedido con algunos de los episodios de su supuesta autobiografía novelada Todas las almas. Desde 1997, detenta el trono del Reino de la Isla de Redonda, un reino imaginario que, sin embargo, ocupa un lugar en cualquier mapa detallado que se precie de la región antillana; este hecho ha venido a demostrar eso que siempre nos ha estado diciendo su narrativa: el surgimiento de lo imaginario en el mundo real.
El reinado de Xavier I de Redonda, como aparece ya Javier Marías en la historia dinástica de esa pequeña isla caribeña, ha deparado algún nombramiento nobiliario; entre otros, el de Arturo Pérez-Reverte, Duque de Corso.
Y qué bien suena el texto de Pérez-Reverte, sacado de su novela-reportaje Territorio Comanche: …Para un reportero en una guerra, territorio comanche es el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está siempre cubierto de cristales rotos. Territorio comnache es allí donde los oyes crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando…
donnie
Desde que, allá por 1994, abandonara la profesión por la que todos le conocimos -la de periodista y más exactamente la de reportero de guerra-, no era extraño oír proclamar a Arturo Pérez-Reverte su deseo de huir del hoy y sumergirse en las páginas de la Historia; o hacerse a la mar en la soledad de su propio barco, olvidándose del presente de una humanidad a la que había conocido a través de demasiadas guerras y odios.
En Oviedo, en 1998, no mucho tiempo después de haber dejado su antigua profesión, y cuando ya era reconocido por obras tales como El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, Territorio comanche o La piel del tambor, afirmaba que conocer de cerca y durante tantos años la guerra le había servido también para conocer con auténtica profundidad al ser humano. Y que ese doloroso conocimiento le había convertido en algo parecido a El hombre que tenía rayos X en los ojos.
Sometido a esta visión, Occidente, a pesar de su apariencia pacífica y humanitaria, no consigue ocultar que su opulenta civilización se ha hecho y continúa haciéndose demasiado a menudo sobre la base de la violencia, la esclavitud y la barbarie. Y, por supuesto, de la hipocresía. Este escepticismo respecto de lo humano y de la humanidad lleva a Pérez-Reverte a una derrota solitaria por el mar de la historia; nunca a la deriva, sino intentando llevar al lector hacia una playa de valores, como el honor la gratuita generosidad y el desprecio más noble de la propia vida en aras de la lealtad incluso a los desleales.
Dejó el periodismo, peso siempre regresa a él. En diciembre de 2007, con su artículo «Permitidme tutearos, imbéciles», nos hizo sentir a quienes hemos detentado responsabilidades en este país en materia de educación, el frío de la culpabilidad en la nuca.
En una explicación fuera de texto incluida en Un día de cólera, novela donde se recrea el episodio histórico del 2 de
mayo madrileño, cuando el pueblo y algunos pocos de sus representantes y servidores se inmolaron por una libertad que muchos de ellos no llegarían a conocer, se puede leer: …El autor se limita a reunir, en una historia colectiva, medio millar de pequeñas y oscuras historias particulares registradas en archivos y libros. Lo imaginado, por tanto, se reduce a la humilde argamasa narrativa que une las piezas…La imaginación es la argamasa; la historia colectiva de medio millar de personas es la verdad.
Acabo aquí. Y quiero hacerlo expresando mi convicción de que Javier Marías y Arturo Perez-Reverte podrían compartir, junto con los artistas y escritores de la «Corte de Redonda», la divisa «Imaginad que es verdad«. Una divisa que, unida a La verdad de las mentiras de Mario Vargas Llosa, nos da pie a un nada forzado lema final: «Imaginad que es verdad la verdad de las mentiras«.
INDICE
I- Presentación
Ignacio Polanco
Salvador Ordóñez Delgado
II- Discursos
1-
Víctor García de la Concha
Mario Vargas Llosa
2-
Elide Pittarello
Javier Marías
3-
José María Pozuelo Yvancos
Arturo Pérez-Reverte