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Ed. Augusto Gallegos, año 2003. Tamaño 19,5 x 13,5 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 268
No existe ninguna historia nacional en la que la historia universal no haya jugado un importante papel y la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay no fue una excepción, si recordamos que tuvo lugar en el período en que se originaban el capitalismo financiero y el neocolonialismo. La guerra civil norteamericana de 1860 a 1865 bloqueó los puertos sureños de Estados Unidos, impidiendo la salida de algodón que necesitaban las fábricas inglesas. Estas hacia mediados del siglo XIX producían un cien por ciento más tejido que el resto del mundo en conjunto, pero a costo de depender de las materias primas como los pulmones dependen del oxígeno.
El algodón, se ha observado con acierto, constituía a la luz de consideraciones políticas y económicas en esa época un rubro con carácter estratégico y consecuentemente, desempeñaba un factor determinante en la estrategia comercial de Gran Bretaña.
Tan gravitante llegó a ser la cuestión del algodón en Inglaterra que algunas voces se hicieron oír urgiendo una intervención militar británica para desbloquear los puertos de los estados confederados, lo que es decir el sur norteamericano, de modo a recobrar el abastecimiento para la industria textil. Planteado este dilema, la opinión pública inglesa se dividió en dos posiciones definidas: los radicales y las iglesias disidentes se asociaron a los que luchaban contra la esclavitud, aunque sólo sea en una forma de proclama lírica. La aristocracia, las oligarquías portuarias y la mayoría de los londinenses se inclinaron por el sur librecambista que abastecía a Inglaterra de algodón barato obtenido con trabajo esclavo en una región que no pretendía ser competencia industrial para nadie.
La intervención inglesa no se dio por causas múltiples. Gran Bretaña atravesaba por problemas en Italia, se habían rebelado los cipayos en India y se chocaba en Oriente con las pretensiones francesas, pues Napoleón III acababa de conquistar Indochina.
Simultáneamente a estos acontecimientos graves para Inglaterra, la recién fundada Primera Internacional Socialista organizó una impresionante concentración multitudinaria oponiéndose a la intervención.
Los responsables del comercio paraguayo, conscientes de la situación creada por la escasez de algodón, reforzarían con energía el celoso proteccionismo que el estado paraguayo practicaba desde hacía medio siglo, exasperando aún más los ánimos de la diplomacia británica. Para comprender en toda su dimensión el choque que se planteaba entre el modelo económico y político del Paraguay de entonces con la filosofía liberal que Inglaterra diseminaba por los mares a sangre y fuego, debe necesariamente tenerse en cuenta la economía de la independencia.
Norberto de lo Riestra, el banquero al servicio del capitalismo financiero británico devenido en ministro de Hacienda del mitrismo, viajó en mayo de 1865 a Londres para obtener dinero inglés para sufragar la «limpieza étnica» del Paraguay. Como era previsible, obtuvo de inmediato un adelanto de doscientas mil libras esterlinas de la casa Baring. Luego vendrían doce millones de pesos fuertes con los que se pagó un adelanto brasileño, las letras emitidas en 1865, los préstamos del banco provincia de 1865 a 1868 y, por sobre todo, a los proveedores del ejército.
La agresión al Paraguay no podía llevarse a la práctica mientras en la República Oriental del Uruguay gobernaran hombres dispuestos a hacer respetar la integridad y soberanía nacionales. El presidente uruguayo Bernardo P. Berro estaba decidido a oponerse a las arbitrariedades del Imperio del Brasil y a los propósitos anexionistas que Buenos Aires nunca había abandonado completamente. De esa manera se fue creando cierta comunidad de intereses entre los gobiernos paraguayo y uruguayo. El acercamiento no sólo ponía en entredicho el denigrante papel de estado tapón, que Gran Bretaña había pretendido adjudicar a la Banda Oriental, sino que abría una válvula de escape al asediado comercio paraguayo con la utilización del puerto de Montevideo, lo cual aseguraba, al parecer de forma definitiva, la libre comunicación del Paraguay con el océano Atlántico. Con el propósito de eliminar primero al más débil de sus adversarios, el presidente Mitre brindó su hombres.
Desoyendo la vehemente advertencia de Francisco Solano López, tropas brasileñas al mando del general Mena Barreto irrumpieron en el Uruguay en octubre de 1864 y ocuparon Villa Meló. Paralelamente, el almirante Joaquín Marques Lisboa, Marqués de Tamandaré, franqueaba el estuario del Plata con la tácita anuencia de Buenos Aires, para atacar la plaza oriental de Paysandú.
Fracasada una tímida ofensiva paraguaya, la guerra se convertiría en una carnicería ejecutada a lo largo de fortines que protegían, palmo a palmo, todo el río Paraguay. Finalmente, la debacle paraguaya sobrevendría tras la caída de la fortaleza de Humaitá, a la que un espía inglés, el capitán Richard Burton calificaría como la «Sebastopol de América» en alusión a la inexpugnable fortaleza rusa de la guerra de Crimea…
INDICE
Primera Parte, El colonialismo liberal se consolida en Argentina
Introducción
Caseros y Pavón: dos etapas de un mismo proceso
Buenos Aires bajo las botas inglesas
La humillante derrota de Mitre ante la indiada
Mitre gobernador
Contubernio masónico en Pavón
El alzamiento del coraje
Se vienen los coroneles por los llanos
Asesinato del Chacho Peñaloza
El mitrismo navega hacia el poder a través de un río de sangre. Matanza en Villamayor
Asesinato del general Benavides
Los liberales masacran al general Virasoro
Una bagatela para Buenos Aires
La atroz matanza en Cañada de Gómez
El mitrismo depone por fuerza de las armas a cinco gobernadores electos
Nueva matanza en mulitas
El ocaso de la nacionalidad
Repudio mundial al genocidio perpetrado por la alianza anglo-brasileña mitrista
El mitrismo y los intelectuales
Todo muy bien planeado menos la falta de agua y el sol riojano
Segunda Parte, La agonía de la Confederación Argentina
El ejército confederado arrolla a los porteños en Cepeda
Cepeda. La batalla
Pacto de San José de Flores
Cese de las hostilidades. Lo pactado
Agresión inglesa a Francisco Solano López
Uno de los misterios más grandes de la historia argentina: la batalla de Pavón
Mensajeros misteriosos
La batalla
Oximoron: un victorioso derrotado llamado Bartolomé Mitre
La codicia infinita de Urquiza allana el camino al mitrismo
Urquiza se salva a fuerza de humillaciones y mansedumbre
El mitrismo en el poder
Los capitales ingleses y los bancos bajo el régimen mitrista
Los ferrocarriles del colonialismo liberal
Tercera Parte, Las relaciones carnales con Inglaterra precipitan el genocidio americano
El imperialismo inglés cierra el cerco al Paraguay independiente
¡Viva la República del Paraguay! ¡Independencia o muerte!
Paraguay en conflicto con Inglaterra
Diplomacia de hierro británica
Mediación Thornton
Financiación inglesa para destruir al Paraguay
Cuarta Parte, La obra cumbre del mitrismo: el genocidio del Paraguay
Brasil hacia el imperio americano
Protocolo secreto de guerra contra el Paraguay de 1857
Agresión brasileña al Uruguay
Extrema defensa paraguaya
Vergonzoso saqueo de Asunción
Impopularidad de la guerra del Paraguay en los países aliados
El famoso desbande en Basualdo
La quintada de Paunero
Levantamientos populares contra la guerra
La epopeya gaucha de Felipe Varela
Fusilamientos de Loncogue
La última batalla
La guerra termina
Impopularidad de la guerra mitrista en Brasil
Ingnominiosas atrocidades aliadas en la cordillera
Tormento y degüello, quema de hospitales y más saqueos
Acosta Ñu
El martirologio final
Epílogo: El legado mitrista. Voluntad de coloniaje
Legado mitrista. El dolor paraguayo
Economía dependiente de Inglaterra
Anexos
1- Mitre y la triple alianza (fragmento), por Carlos Guido Spano
2- Mitre capataz del imperio, por Olegario Víctor Andrade. Gualeguaychú, 3 de febrero de 1867
3- Carta del ministro Martin Thomas Mc Mahon al secretario de estado norteamericano Hamilton Fish, agosto de 1869
4- Cartas de la civilización. Sarmiento aconseja a Mitre una limpieza étnica para deshacerse del gaucho y utilizar su sangre como abono útil al país, septiembre 20 de 1861
5- Cartas de la civilización II. Sarmiento a Mitre congratulando por el asesinato del Chacho Peñaloza
6- Cartas de la civilización III. Mitre escribe a Sarmiento
7- Carta de Julio Argentino Roca, el 24 de julio de 1878, al ministro de gobierno en Córdoba, Juárez Celman, al discutirse una nueva candidatura de Mitre
Sumario de notas