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Ed. Editorial 21, año 2003. Tamaño 23 x 15 cm. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 158

La guerra de guerrillas, de Ernesto Che GuevaraEste trabajo pretende colocarse bajo la advocación de Camilo Cienfuegos, quien debía leerlo y corregirlo pero cuyo destino le ha impedido esa tarea. Todas estas líneas y las que siguen pueden considerarse como un homenaje del Ejército Rebelde a su gran Capitán, al más grande jefe de guerrillas que dio ésta revolución, al revolucionario sin tacha y al amigo fraterno.

Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa. Creo que él hubiera aprobado este manual donde se sintetizan nuestras experiencias guerrilleras, porque son el producto de la vida misma, pero él le dio a la armazón de letras aquí expuesta la vitalidad esencial de su temperamento, de su inteligencia y de su audacia que sólo se logran en tan exaxa cedida en ciertos personajes de la Historia.

Pero no hay que ver a Camilo como un héroe aislado realizando hazañas maravillosas al solo impulso de su genio, sino como una parte misma del pueblo que lo formó, como forma sus héroes, sus mártires o sus conductores en la selección inmensa de la lucha, con la rigidez de las condiciones bajo las cuales se efectuó.

No sé si Camilo conocía la máxima de Dantón sobre los movi¬mientos revolucionarios, «audacia, audacia y más audacia»; de todas maneras, la practicó con su acción, dándole además el condimento de las otras condiciones necesarias al guerrillero: el análisis preciso y rápido de la situación y la meditación anticipada sobre los problemas a resolver en el futuro.

Aunque éstas líneas, que sirven de homenaje personal y de todo un pueblo a nuestro héroe, no tienen el objeto de hacer su biografía o de relatar sus anécdotas, Camilo era hombre de ellas, de mil anécdotas, las creaba a su paso con naturalidad. Es que unía a su desenvoltura y a su aprecio por el pueblo, su personalidad: eso que a veces se olvida y se desconoce, eso que imprimía el sello de Camilo a todo lo que le pertenecía: el distintivo precioso que tan pocos hombres alcanzan de dejar marcado lo suyo en cada acción. Ya lo dijo Fidel: no tenía cultura de los libros, tenía la inteligencia natural del pueblo, que lo había elegido entre miles para ponerlo en el lugar privilegiado de donde llegó, con los golpes de audacia, con tesón, con inteligencia y devoción sin pares.

Camilo practicaba la lealtad como una religión; era devoto de ella; tanto do la lealtad personal hacia Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo, como la de ese mismo pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban las devociones del guerrillero invicto.

¿Quién lo mató?

Podríamos mejor preguntarnos: ¿quién liquidó su ser físico? porque la vida de los hombres como él tiene su más allá en el pueblo; no acaba mientras éste no lo ordene.

Lo mató el enemigo, lo mató porque quería su muerte, lo mató porque no hay aviones seguros, porque los pilotos no pueden adquirir toda la experiencia necesaria, porque, sobrecargado de trabajo, quería estar en pocas horas en La Habana… y lo mató su carácter. Camilo no medía el peligro, lo utilizaba como una diversión, jugaba con él, lo toreaba, lo atraía y lo manejaba; en su mentalidad de guerrillero no podía una nube detener o torcer una línea trazada.

Fue allí, cuando todo un pueblo lo conocía, lo admiraba y lo quería; pudo haber sido antes y su historia sería la simple de un capitán guerrillero. Habrá muchos Camilos, dijo Fidel; y hubo Camilos, puedo agregar, Camilos que acabaron su vida antes de completar el ciclo magnífico que él ha cerrado para entrar en la Historia. Camilo y los otros Camilos (los que no llegaron y los quo vendrán), son el índice de las fuerzas del pueblo, son la expresión más alta de lo que puede llegar a ser una nación en pie de guerra para la defensa de sus ideales más puros y con la fe puesta en la consecución do sus metas más nobles.

No vamos a encasillarlo, para aprisionarlo on moldes, es decir, matarlo. Dejémoslo así, en líneas generales, sin ponerle ribetes precisos a su ideología socio-económica que no estaba perfectamente definida; recalquemos sí, que no ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo. Revolucionario cabal, hombre del pueblo, artífice de esta revolución que hizo la nación cubana para sí, no podía pasar por su cabeza la más leve sombra del cansancio o de la decepción. Camilo, el guerrillero, es objeto permanente de evocación cotidiana, es el que hizo esto o aquello, »una cosa de Camilo», el que puso su señal precisa e indeleble a la Revolución cubana, el que está presente en los otros que no llegaron y en aquellos que están por venir.

En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.

Che Guevera

Indice
A Camilo
I- Principios generales de la lucha guerrillera
1. Esencia de la lucha guerrillera
2. Estrategia guerrillera
3. Táctica guerrillera
4. Guerra en terrenos favorables
5- Guerra en terrenos desfavorables
6. Guerra suburbana
II- La guerrilla
1. El guerrillero: reformador social
2. El guerrillero como combatiente
3. La organización de una guerrilla
4. El combate
5. Principio, desarrollo y fin de una guerra de guerrillas
III- Orgenización del frente guerrillero
1. Abastecimientos
2. Organización civil
3. PApel de la mujer
4. Sanidad
5. Sabotaje
6. Industria de la guerra
7. Propaganda
8. Información
9. Entrenamiento y adoctrinamiento
10. LA organización estructural del ejército de un movimiento revolucionario
IV- Apéndices
1. Organización en la clandestinidad de la primera guerrilla
2. Defensa del poder conquistado
3. Epílogo: Análisis de la situación cubana, su presente y su futuro
V- Artículos
1. Qué es un guerrillero (Revolución, 19 de febrero de 1959)
2.Guerra y población campesina (Lunes de Revolución, 26 de julio de 1959)
3. Guerra de guerrillas: Un método (Cuba Socialista, septiembre de 1963)
4. Prólogo a Guerra del pueblo, ejército del pueblo (Prólogo al libro de Vo Nguyen Giap Guerra del pueblo, ejército del pueblo, La Habana, Editorial Política, 1964)