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Ed. Centro Cultural Borges, año 1995. Tamaño 28,5 x 21 cm. Incluye 47 reproducciones a color sobre papel ilustración. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 56

Por Jorge Helft
Octubre 1995

Hace veinticinco años que las obras de Jorge de la Vega forman parte de mi vida diaria. El placer estético e intelectual que me brindan hoy es igual o mayor que cuando primero las conocí. Acompañados por Jacques Martinez y Marta de la Vega fuimos con mi mujer a ver una docena de cuadros depositados en un garage cerca de Plaza Once.

Allí compramos nuestros dos primeros cuadros de de la Vega, uno de los cuales, «Conflicto anamórfico V – El agua» sigue siendo mi preferido.

Lamento no haber conocido a de la Vega personalmente. Creo que en cierto grado lo he llegado a conocer a través de su obra. Hemos podido adquirir desde obras de juventud hasta algunas de sus últimas pinturas. Conozco sus canciones de memoria. He leído lo que se ha escrito sobre su obra. He escuchado recuerdos de sus amigos.

Fue una figura clave del arte argentino en esa formidable década de los sesenta. Inició el retorno a la figuración (acompañado por Deira, Macció y Noé) en el momento mismo en que grandes artistas de Nueva York y París hacían lo mismo porque sentían que la abstracción de los años cincuenta estaba agotada. Lo hizo con un estilo propio e innovativo.

Supo señalar la violencia -entonces subyacente -que nos haría vivir el drama de la década siguiente. Sus esquizobestias terroríficas y risueñas a la vez son agudos observadores de su época. La violencia y el humor cohabitan de un manera curiosa. Su original uso del collage y de la distorsión como su iconografía (que algún día deberá estudiarse en mayor profundidad) siguen interesando hoy.

La obra recuerda el período democrático que vivimos hasta 1966, el Instituto Di Tella en la calle Florida, el asesinato de los Kennedy y de Martin Luther King, la llegada del hombre a la luna, el éxito de los Beatles, la guerra de Vietnam. la minifalda y el destape sexual, el LSD y otras yerbas. El tiempo suele ser el mejor y más inexorable juez de la obra de arte. Siento que la que dejó de la Vega ha seguido creciendo desde su temprana muerte. Convivir diariamente con ella es un privilegio.

INDICE
Prólogo
Jorge de la Vega desde los espejos, por Marcelo Pacheco
Láminas
Cronología
Lista de obras