Ed. Paidós, año 2005. Tamaño 19,5 x 13,5 cm. Traducción de Jorge Vigil Rubio. Nuevo, 294 págs. Precio y stock a confirmar.

La ideología es lo que persuade a hombres y mujeres a confundirse mutuamente de vez en cuando por dioses o por bichos. Se puede entender suficientemente cómo los seres humanos pueden luchar y asesinar por razones de peso —razones vinculadas, por ejemplo, a supervivencia física. Es mucho más difícil entender cómo pueden llegar a hacer eso en nombre de algo aparentemente abstracto como son las ideas. Pero las ideas son aquello por lo que muchos hombres y mujeres viven y, en ocasiones, por lo que mueren.

El estudio de la ideología es entre otras cosas una investigación de la forma en que la gente puede llegar a invertir en su propia infelicidad. Ello se debe a que en ocasiones la condición de opresión comporta algunas ligeras ventajas que a veces estamos dispuestos a encajar. El opresor más eficaz es el que convence a sus subordinados a que amen, deseen y se identifiquen con su poder; cualquier práctica de emancipación política implica así la forma de liberación más difícil de todas, liberarnos de nosotros mismos. Sin embargo, igualmente importante es la otra cara de la historia. Porque si tal dominio ofrece a sus víctimas suficiente gratificación por un extenso período de tiempo, lo cierto es que éstas finalmente se sublevarán contra él. Si es racional contentarse con una ambigua mezcla de miseria y placer marginal cuando la política alternativa parece peligrosa y oscura, es igualmente racional rebelarse cuando las miserias tienen claramente un peso mayor que las gratificaciones, y cuando parece probable que, con ello, las ganancias serán mayores que las pérdidas.

Es importante ver que, en la crítica de la ideología, sólo funcionan aquellas intervenciones que expliquen una cuestión en sí mistificada. De esta manera, la «ideología crítica» tiene una afinidad interesante con las técnicas del psicoanálisis. «Crítica», en su sentido ilustrado, consiste en explicar a alguien lo que hay de malo en su situación, desde un punto de vista externo, quizá «trascendental». «Crítica» es aquella forma de discurso que busca vivir la experiencia del individuo desde su interior, con la finalidad de extraer aquellos «rasgos» válidos de la experiencia que apuntan más allá de la situación actual del individuo. La «crítica» enseña actualmente a innumerables hombres y mujeres que la adquisición de un conocimiento matemático es un objetivo cultural excelente; la «crítica» reconoce que conseguirán tal conocimiento con suficiente rapidez si su sueldo está en juego. La crítica de la ideología, pues, presume que nadie está siempre completamente engañado —que aquellos que están oprimidos experimentan incluso ahora esperanzas y deseos que sólo se podrían cumplir en la realidad mediante una transformación de sus condiciones materiales. Si rechaza la perspectiva externa de la racionalidad ilustrada, comparte con la Ilustración esta confianza fundamental en la naturaleza moderadamente racional del ser humano.

Alguien que fuera totalmente víctima del engaño ideológico no sería siquiera capaz de reconocer una pretensión emancipatona; y esto se debe a que la gente no cesa de desear luchar e imaginar, incluso aparentemente en las condiciones menos propicias, que la práctica de la emancipación política es una posibilidad legítima. Esto no equivale a defender que las personas oprimidas abriguen secretamente alguna alternativa a su infelicidad, sino que, una vez que se hayan liberado de las causas de aquel sufrimiento, serán capaces de volver la vista atrás, reescribir la historia de su vida y reconocer que lo que ahora disfrutan es lo que previamente habían deseado, si hubieran sido capaces de darse cuenta.

Es prueba del hecho de que nadie es, ideológicamente hablando, un completo inocente, que la gente que se considera inferior debe aprender a serlo realmente. No basta con definir a una mujer o un subdito colonial como formas de vida inferiores: se les debe enseñar de forma activa esta definición, y algunos muestran ser brillantes graduados en este empeño. Es sorprendente lo sutiles que pueden ser hombres y mujeres ingeniosos y agudos en mostrarse incivilizados y estúpidos. Por supuesto, en cierto sentido esta «contradicción performativa» es motivo de servidumbre política; pero en circunstancias apropiadas es una contradicción en la que un orden establecido puede llegar a su ocaso.

Indice:

Introducción
1- ¿Qué es la ideología?
2- Estrategias ideológicas
3- De la Ilustración a la Segunda Internacional
4- De Lukács a Gramsci
5- De Adorno a Bourdieu
6- De Schopenhauer a Sorel
7- Discurso e ideología
Conclusión
Lecturas complementarias