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Ed. Hiperión, año 1999. Tamaño 20,5 x 14 cm. EDICION BILINGÜE ALEMÁN-ESPAÑOL. Introducción, traducción y notas de Anacleto Ferrer. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 132

Por Anacleto Ferrer

Durante la primera mitad de 1799 Hölderlin concibe un plan para ganarse el sustento mediante una actividad relacionada con su intensa dedicación a la escritura: editará una «revista para damas de contenido estético». En un «Proyecto para el programa de Iduna» -que así habrá de llamarse la revista, como la pequeña deidad esposa de Bragi, el dios nórdico de la poesía, la cual posee las áureas manzanas que comen los dioses envejecidos para recuperar su juventud-, Hölderlin no deja lugar a dudas acerca del tipo de publicación que tiene en mente:

«Críticas doctas y biografías, así como toda especulación que pertenece sólo a la polémica, están fuera de nuestros fines. Bonhomie, no fría frivolidad, fácil y clara ordenación, brevedad del todo – no afectados, petulantes brincos y singularidades»

Pero, ¿por qué una revista dirigida expresamente a las mujeres? El poeta no ignora que entre ellas existe un público tan numeroso como ávido de formación. Hölderlin busca lectores -o mejor dicho, lectoras- para su obra. Y es que a finales del siglo XVIII la participación de las mujeres en el proceso de alfabetización no deja de crecer en Alemania. Ciertas regiones del norte acusan, a partir de 1750, una tasa de escolarización de niñas del 86,5%. Se trata de un verdadero fenómeno social, de una revolución cultural sin precedentes, impelida por múltiples razones y que acarreará consecuencias a largo plazo y de ámbito europeo. El período comprendido entre 1790 y 1815 abre a las mujeres alemanas un abanico de campos que hasta ese momento habían permanecido reservados a los hombres. Se trata de un tiempo en que la escolarización obligatoria, por precaria que haya sido, da sus frutos, y en que una primera generación de mujeres opta por leer para suplir las etapas superiores, que la escolarización no había cubierto. Surge un ideal burgués de mujer cultivada, con inclinaciones literarias, capaz de cooperar consciente y efectivamente en la formación de sus hijos. Hölderlin había conocido ya a una mujer de esta clase en la persona de Charlotte von Kalb, de cuyo hijo había sido preceptor por recomendación de Schiller, amigo de ella.

Cuando a Hölderlin, animado por el también poeta Casimir Ulrich Böhlendorff, se le ocurrió la idea de dirigir una revista, sabía que para ello tenía que salvar, al menos, dos escollos; y ninguno de los dos sería fácil: conseguir un editor y asegurarse colaboradores de relumbre. Si lo lograba podría quedarse más tiempo en Homburg, en la vecindad de Susette, su Diotima. ¡Menuda oportunidad! Tal vez fuese la última, debió de pensar. Y también sabía quién podía ayudarlo: su viejo correligionario Christian Ludwig Neuffer, que publicaba su Taschenbuch für Frauenzimmer von Bildung en casa del librero Friedrich Steinkopf de Stuttgart. El haría de mediador y lo pondría en contacto con su editor.

Steinkopf da su conformidad pero pone una condición a Hölderlin: que se procure la colaboraciópn de un elenco de autores prominentes, y nombra expresamente a Herder, Schiller, Goethe, von Humboldt, Thümmel, Fichte y Schelling. «De tales nombres», insiste, «depende en gran parte el éxito del anuncio». También le pide, de común acuerdo con Neuffer, que para darse a conocer entre las que muy pronto serán sus lectoras escriba «un relato o novela, muy breve, sobre Emilia«, donde se muestre «el carácter de una muchacha verdaderamente noble, excelente». De ella el Taschenbuch für Frauenzimmer von Bildung auf das Jahr 1799 anticipará un retrato -el mismo que nosotros hemos reproducido en la portada de este libro-, prometiendo al público «su historia» para el número del año siguiente.

El 3 de julio de 1799, un par de semanas después de haber recibido la petición de Steinkopf, Hölderlin remite a Neuffer su Emilia; se trata de un relato epistolar poetizado en 603 yambos de cinco pies, y construye como el contrapunto idílico-armónico de la problemática trágico-heroica de Hiperión o el eremita en Grecia.

La protagonista del nuevo texto, a diferencia de Diotima, la de Hiperión, no muere; salva su identidad en el puerto feliz del idilio: se promete en matrimonio. El ideal no sucumbe, sino que se realiza -si bien limitadamente- en la fundación de un hogar burgués.

La historia es la siguiente: el único hermano de Emilia, Eduardo, que ha partido hacia Córcega para unirse a la sublevación democrática que acaudilla Pasquale Paoli, muere en un enfrentamiento con el enemigo. Ella, en un intento por superar su aflicción, emprende un viaje con su padre. En el histórico bosque de Teutoburgo conoce a un extraño de asombroso parecido con Eduardo; su nombre: Armenion. Emilia se enamora de él, quien viaja tras ella, le confiesa su amor por carta y la pide a su padre en matrimonio. Final feliz para «una historia de amor que no es más que eso«. ¿Nada más que eso?

El poema consta de siete cartas que Emilia hace llegar a su amiga Clara en vísperas de su casamiento. Se trata de una historia y para mujeres, de ahí su sencillez y aparente levedad. El idilio es -siguiendo la estela de Schiller- una manera grácil de armonizar el ideal con la realidad.

Una ojeada a la correspondencia entre Hölderlin y Schiller, y la de éste con Goethe a propósito de aquél, tal vez alumbre los motivos que lo inducen a adentrarse en la terra incognita de la poesía idílica.

En una carta fechada el 24 de noviembre de 1796 en Jena, en respuesta a otra de Hölderlin de cuatro días antes en que lo instaba a que le hiciese saber «su opinión sincera» sobre unos versos remitidos desde Kassel en julio, «pues también en lo tocante a eso» soporta «cualquier cosa mejor que su silencio», Schiller le aconseja que «concentre toda su fuerza y su atención y elija una materia poética y feliz», que «huya en la medida de lo posible de las materias filosóficas». En términos parecidos se expresa también Goethe en la carta que el 28 de junio de 1797 dirige a Schiller desde Weimar para comentarle, como aquél le había pedido, un par de poemas de Hölderlin:

«Tal vez haría mejor si eligiese un factum idílico muy sencillo y lo representase, así se podría ver antes qué tal se le da la pintura de seres humanos, que es al fin y al cabo lo principal de todo»

A la luz de estos testimonios, el idilio que el Emilia se nos muestra con un perfil nuevo: se trata de una tarjeta de presentación con la que el poeta no solo pretende atraer sobre sí la atención de las posibles lectoras de su futura revista, sino granjearse el favor, acatando sus consejos, de dos colaboradores de postín, Goethe y Schiller. Y muy en especial de éste último, que había teorizado sobre el idilio en el ensayo citado, y cuya firma, en las páginas de la proyectada revista Iduna era, como ya vimos, condición indispensable para el editor Steinkopf…

INDICE
En la línea de sombra
Acerca de esta edición
Album
Emilie vor Ihrem Brauttag / Emilia en vísperas de su boda
Dramatis personae
Notas