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Ed. Eudeba, año 2013. Tamaño 23 x 16 cm. Traducción de Maximiliano Gurien. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 168

El Totalitarismo. Historia de un debate, de Enzo TraversoEste ensayo se propone trazar el perfil de un debate que ha signado profundamente la cultura del siglo XX. En el vocabulario político de nuestra época, son raras las palabras dotadas de tan vasto campo semántico, usadas a menudo de manera indiscriminada y, por ende, caracterizadas por aquello que bien se podría definir como una sustancial ambigüedad. El término «totalitarismo» indica al mismo tiempo un hecho (los regímenes totalitarios como realidades históricas), un concepto (el Estado totalitario como forma de poder nueva e inclasificable entre las tipologías elaboradas por el pensamiento político clásico) y una teoría (un modelo de dominio definido por los elementos comunes a los diversos regímenes totalitarios, después de haber procedido a su comparación). Estas distintas acepciones del término intervienen y se mezclan a lo largo de este debate, en el cual la misma palabra asume significados diversos según quien la emplee. El lector no encontrará en este ensayo la reconstrucción de los hechos -el nacimiento, la evolución, la crisis de los regímenes totalitarios- que subyace como un contexto imprescindible pero conocido; encontrará más bien el itinerario del concepto, de las teorías, y la controversia que se ha suscitado en el intento de esbozar la interpretación histórica del totalitarismo. El método adoptado se aparta, sin embargo, de la tradicional «historia de las ideas», que sí constituye la trama de fondo, pero debe ser sondeada, explorada y analizada a la luz de la historia de los intelectuales, los sujetos sociales que reaccionan ante los eventos de su tiempo elaborando y transformando las ideas.

Circunscripto dentro del arco del «siglo breve», cuya conclusión torna más apremiante la exigencia de una visión global, el debate sobre el totalitarismo ha sido frecuentemente percibido de modo parcial y fragmentario, bajo el impacto de un suceso o en el ámbito de un contexto específico (nacional, cultural, político). Una visión global significa, entonces, reconstruir la trayectoria de una idea que ha atravesado campos ideológicos opuestos, fecundando una reflexión de una riqueza y de una diversidad sorprendentes.
Estudiar la historia de esta controversia significa enfrentarse a una multitud de voces disonantes -nada sería más inapropiado que la imagen de un coro armónico— en la que se entrelazan totalitarios y antitotalitarios, fascistas y demócratas, marxistas y liberales, progresistas y conservadores. Algunas voces constituyen aportes fundamentales al pensamiento político del siglo XX, otras han tenido un eco más débil y son hoy olvidadas. Todas han sido consideradas por el rol que les cupo en la difusión del concepto de totalitarismo. Algunos aspectos esenciales de este debate, como los testimonios y las representaciones literarias o artísticas, no son tratados en este ensayo sino indirectamente, por vía de sus repercusiones en el debate político (es el caso, por ejemplo, de las obras de Orwell y Solzenitsyn). Son temas que merecerían obvia-mente un trabajo aparte; he preferido excluirlos antes que considerarlos de modo superficial e inadecuado.

Este ensayo no corresponde, por muchos motivos, al actual Zeitgeist: no enarbola el concepto de totalitarismo como una defensa de Occidente y de su sistema político; hace de él, en cambio, el instrumento de una discusión crítica del siglo XX. Repensar el totalitarismo, ante el cambio de siglo, significa apropiarse de la admonición de Hannah Arendt y Herbert Marcuse a posteriori de la Segunda Guerra Mundial, una época en la cual, como hoy, el Occidente quería encarnar los destinos del mundo. Para Hannah Arendt, el totalitarismo revela a una «corriente subterránea de la historia occidental que ha finalmente aflorado a la superficie y ha usurpado nuestra tradición». Para Herbert Marcuse, «los campos de concentración, los exterminios en masa, las guerras mundiales y las bombas atómicas -escribía en 1954, en su prólogo a Eros and Civilization- no son una ‘recaída en la barbarie’, sino el cumplimiento no reprimido de aquello que las conquistas modernas ofrecen al hombre en la ciencia, en la técnica y en el ejercicio del poder».

El lector notará que la mayor parte de los textos aquí analizados han sido escritos en lengua inglesa (le siguen, en orden de importancia, el alemán, el francés, el italiano y las lenguas eslavas). La morfología de esta controversia revela enseguida su carácter esencialmente occidental. Es necesario precisar, sin embargo, que el inglés no era con frecuencia la lengua materna de sus autores y esto señala un segundo elemento fundamental: desde el punto de vista de la historia intelectual, la idea de totalitarismo ha hecho camino sobre todo en el seno de la cultura política del exilio. De hecho, uno de los objetivos de esta investigación es sacar a la luz la «tradición escondida» de los intelectuales más incómodos y heterodoxos: los exiliados. Como un reactivo químico hipersensible a los cataclismos del tiempo, ellos son, en el fondo, los verdaderos «héroes» de este debate.
Este ensayo es la versión italiana, ampliada y reelaborada, de la introducción a una antología de textos sobre el totalitarismo publicada en Francia (Le totalitarisme. Un débat du XXéme. siécle, París, Èditions du Seuil, 2001).

El Autor

Indice
Prólogo a la edición argentina
Introducción
I- De la «guerra total» al totalitarismo
II- De Roma a Berlín: los orígenes del concepto
III- De París a Nueva York: exiliados y antifascistas
IV- Bajo la lupa de la Segunda Guerra Mundial
V- Antifascismo y estalinismo: el antitotalkarismo de los intelectuales
VI- Antitotalitarismo y anticomunismo: la Guerra Fría
VII- Origen, función e ideología: del concepto a las teorías
VIII- De Berlín a Berkeley. el eclipse del «totalitarismo»
IX- Totalitarismo y «socialismo real»
X- Regreso a París
XI- Después de 1989: una resurrección sospechosa
XII- Nazismo y estalinismo: el concepto de totalitarismo puesto a prueba por el comparativismo histórico
XIII- Conclusión.