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Ed. Trillas, año 1989. Tamaño 23,5 x 16 cm. Estudio, selección y notas de Enrique de Rivas. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 232

El simbolismo mesoterico en la literatura medieval españolaExotérico y esotérico se contraponen: exterior-interior. Si exotérico era, por exterior, lo público, y se aplicaba a los filósofos antiguos que profesaban abiertamente su doctrina, con esotérico, oculto, interior, se indicaba la que solo llegaban a conocer unos cuantos discípulos. Y por extensión, habría de aplicarse también a las prácticas religiosas, a los ritos y a las fórmulas sagradas. Toda religión, todo culto, es susceptible de participar simultáneamente de lo exotérico y de lo esotérico. En Grecia, los sacrificios a los dioses constituían ritos exotéricos que se contraponían a las prácticas rituales reservadas a los iniciados de ciertos cultos mistéricos. Lo mismo sucedía en Roma, donde en el sacrificio público de un animal podían participar los comunes mortales; pero la lectura adivinatoria de las entrañas estaba reservada al augur.

A este estado de cosas hay que añadir otra consideración: frente a los ritos y cultos de la religión oficial estaban los cultos de las religiones nuevas, en su mayoría orientales, que se iban introduciendo paulatinamente y que, en tanto que nuevas e ininteligibles para la mayoría, se sentían como esotéricas, aunque en un momento dado dejaran de serlo, a fuerza de ser conocidas. Ejemplo de elmo es el culto del dios Mitras, importado del Asia Menor, típicamente iniciático y, por lo tanto, esotérico, que en poco tiempo se convierte en un culto abierto a las masas de los legionarios.

Muchos cultos iniciáticos, sin embargo, mantendrán, por su propia naturaleza, un lado esotérico, y algunos incluso no dejarán nunca de serlo en exclusiva, por no haber tenido la oportunidad histórica de convertirse en exotéricos. Y sucede a la inversa cuando los cultos antiguos, vencidos por los nuevos, dejan de ser públicamente reconocidos y mayoritariamente practicados, y poco a poco vuelven a hacerse esotéricos, como lo fueron al principio de su aparici6n. Ejemplos de este fenómeno serían el del mitraísmo y el del cristianismo. Si en los siglos II y III de nuestra era el cristianismo puede presentarse a los ojos de los más como esotérico en una sociedad exotéricamente politeísta o mitraica, cuando llega el siglo VIII el sacrificio del toro que se practica todavía entonces en la península del Gargano, Italia, se siente como plenamente esotérico en la sociedad cristiana, triunfante y mayoritaria desde varios siglos atrás.

EI concepto de esotérico está, pues, sometido a una dinámica continua. El cristianismo, al hacerse plenamente exotérico, es decir, público y popular, va desarrollando un lado esotérico, no divulgado, que a veces, simplemente morirá o -tachado de herejía por algúon concilio- sobrevivirá solo algún tiempo como tal. Por ello quien se acerque a la materia religiosa o metafísica con ánimo de
descubrir sus elementos esotéricos, habrá de tener en cuenta la limitación que impone una cierta homogeneización: materia esotérica será toda manifestación o traza escrita o plástica, de tradiciones o doctrinas de origen puramente espiritual, que la hace destacar como anómala dentro de la corriente ortodoxa predominantev en su momento.

Este criterio es susceptible de una matizaci6n caleidoscópica, sobre todo cuando en un espacio cultural dado intervienen elementos de órdenes distintos. En España, considerada como un espacio cultural de tres religiones monoteistas asentadas sobre varios sustratos anteriores a ellas, tenemos que distinguir límites según un punto de vista sincrético, el cual nos permitirá descubrir áreas esotéricas que, de no haberse dado en esta amalgama cultural, no podríamos llamar tales: el área cultural cristiana, el área cultural hebrea y el área cultural islámica. De su interacción nace una síntesis inseparable, ya sea de su propia génesis como
del marco morfológico natural en que se desenvuelve: latín, árabe, hebreo, castellano, catalán, galaico-portugués, aljamiado.

Ante una antología de temas esotéricos de la literatura escrita en España, quizás la primera en su género, cabe preguntarse si de algún modo reflejará particularidades nacionales en cuanto a la materia esotérica, que no puedan encontrarse en otros países. La respuesta es negativa: el estudio de lo esotérico, independientemente del país, la cultura o el idioma, presenta características universales y constantes.

Lo primero que se hace evidente es que la materia esotérica se vale de una unidad, equivalente en cuanto a significante y significado: el símbolo. El será el núcleo imprescindible, el semantema y morfema a la vez de donde extrae su universalidad el lenguaje que conforma. Y si su valor, como en todo lenguaje, se derivará del contexto en que se halle, esta derivación muchas veces no será sino fuerte coloración o mera apariencia, ya que, como si tuviera un alma preexistente que lo atrae, el símbolo se remontará a un arquetipo o tema primigenio cuya fuerza semántica será más fuerte que la del contexto circunstancial. O dicho de otro modo, el símbolo puede llegar a desenmascarar un contexto que revele un metacontexto hasta ese momento insospechado.

Igualmente, la diacronía temática que constituye el entorno natural de un símbolo dado habrá de imponerse por su universalidad probada. Dado que el estudio de los símbolos tradicionales se compadece sobre todo y fundamentalmente con el mundo del espíritu, los temas que recurren a lo largo del tiempo pertenecen a un código fácilmente identificable en cada una de sus variantes. Por esta
razón, no podrá considerarse coincidencia fortuita el que, en épocas y lenguas totalmente diversas encontremos temas como el de la iniciación ritual en tanto que símbolo del perfeccionamiento del alma, o la búsqueda del conocimiento, secreto, vedado o mediánico, o bien el viaje de ultratumba en cuanto símbolo de ascesis espiritual.

Los textos escogidos en esta antología han sido agrupados por temas con el fin de señalar precisamente el carácter unitario de la gran tradición esotérica. Tratándose de la cultura española medieval, no podía aspirar a ser esta antología más que un muestrario elemental y limitadísimo de la riqueza simbólica que encierran tantas obras escritas o traducidas en la Península Ibérica. Algunas son poco conocidas por el gran público; otras, siéndolo más, han sido leídas o interpretadas comúnmente con significados que poco tienen que ver con la materia que nos interesa. Los comentarios y notas tienen por objeto indicarle un camino o una guía al lector y al estudiante que se inicia en la materia. Si al hacerlo se ha violado el precepto de Dante Alighieri de que «Alle segretissime cose noi dobbiamo aver poca compagnia», que lo es también del Infante don Juan Manuel, válganos para perdonarnos tal violación, el deseo de poner al alcance de la mayoría una fuente de placer estético e intelectual reservada tradicionalmente a unos pocos elegidos.

INDICE
Advertencia
Prefacio
Introducción al estudio de los símbolos
De los símbolos en general
De los símbolos en particular
LOS GRANDES TEMAS
I- Exoterismo y esoterismo
Maimónides: exotérico y esotérico
Calila é Dymna
Don Juan Manuel: Libro de los Estados
Raimundo Lull: El paraíso espiritual del Islam (Exposición literal y espiritual)
II- El conocimiento secreto
1- Libro de los engannos e los asayamientos de las mugeres
Notas al Libro de los engaños y asayamientos
La iniciación negativa: el ejemplo XI del Conde Lucanor
Notas al ejemplo Xl del Conde Lucanor
2- La transmisión del conocimiento secreto
El sueño de Adán
El ensennamiento de las cosas celestiales
El Caballero del Cisne
Notas al Caballero del Cisne
3- La búsqueda del saber hermético
Hermes
EI Grial o Graal
III- El conocimiento de Dios
1- El viaje de ultratumba: el viaje nocturno de Mahoma
2- La especulación cabalística
Dios (Unidad)
Los ángeles
El círculo del intelecto y la morada del escondimiento
Los signos del Zodíaco
3- El Juicio Final
Una visión islámica del juicio Final
Notas
MISCELANEA DE TEMAS SIMBOLICOS
1- Adam Kadmon
2- Apertura del corazon de Mahoma
3- Antología astrológica
4- Los Números
5- Anagogía mitológica
6- La cueva
7- El delfín, figura de salvación
8- El concimiento perdido
9- El lenguaje hermético: la «Razón de Amor»
Razón de Amor con los Denuestos del agua y del vino
Notas a «Razón de Amor»