Precio y stock a confirmar
DVD Original
<strong>Estado: Nuevo
Origen: Estados Unidos
Blanco y negro
Formato:
Cuéntame tu vida: Fullscreen
El hombre equivocado: Widescreen
Idioma: Inglés
Subtítulos: Castellano
Duración:
Cuéntame tu vida: 111′
El hombre equivocado: 105′
Director: Alfred Hitchcock
Actores:
Cuéntame tu vida: Ingrid Bergman, Gregory Peck, Michael Chekhov, Leo G. Carroll, John Emery, Steven Geray
El hombre equivocado: Henry Fonda, Vera Miles, Anthony Quayle


Cuéntame tu vida

Un amnésico sólo podrá liberarse de la sospecha que recae sobre él acerca de ser un asesino si consigue recordar su pasado, lo que no logra a causa de un traumático incidente de su infancia. Ingrid Bergman es la psiquiatra que intenta ayudarlo. La trama es compleja y de creciente suspenso, como sorprendente su inteligente conclusión.

Un día de 1944 Hitchcock encontró una novela titulada The House of Dr. Edwardes, publicada en 1927, y la ofreció como proyecto para un film al productor David O. Selznick, que por ese entonces era su jefe. Selznick se mostró reacio: la novela se desarrollaba en un sanatorio para enfermos mentales que terminaba en manos de un grupo de adoradores de Satán. En opinión del productor, ese material no era digno del director de la elegantísima Rebeca (1940): sus elementos fantásticos parecían más propicios para una producción de clase B, tal vez con Boris Karloff.

Pese a sus dudas, Selznick aprobó el proyecto poniendo como condiciones que Hitchcock suprimiera la zona sobrenatural de la trama y que trabajara la adaptación con el eficaz guionista Ben Hecht. Según Hitchcock, fue Hecht quien sugirió la idea de prestigiar el proyecto cambiando a Satán por Freud. La zona policial de la trama podía ganar originalidad -y hasta una apariencia de solidez científica- si la solución del enigma del film dependía de la aplicación de las teorías psicoanalíticas, que en ese momento eran una relativa novedad en Estados Unidos y, en todo caso, estaban de moda.

Para Selznick, que hacía terapia desde 1943, la idea de Hecht terminó de convencerlo de la viabilidad del proyecto. Por su parte Hitchcock tomó alegremente la propuesta seducido por su potencial visual pero sin preocuparse demasiado por la «solidez científica». De hecho, cuando una asesora contratada por Selznick objetó una situación del rodaje, Hitchcock le respondió paternalmente: «Pero muchacha, es sólo una película…».

Selznick estaba especialmente preocupado por lograr que Hitchcock no se excediera en el tiempo del rodaje, cosa que había sucedido ya en Rebeca. Pese a que el film está lleno de imágenes de compleja realización, Hitchcock terminó a tiempo y por debajo del presupuesto previsto. Faltaba sólo la producción de una escena onírica, que era esencial porque encierra la clave del enigma del film. Hecht había escrito una descripción de dicha escena procurando que fuera lo más psicoanalíticamente verosímil que fuera posible y Hitchcock no deseaba recurrir a los clichés hollywoodenses.

«Los sueños se hacían siempre con cortinas de humo y un poco fuera de foco, pero yo quería hacer otra cosa. Quería imágenes definidas y precisas, más nítidas que el propio film. De manera que con Hecht pensamos que el estilo de Salvador Dalí era el ideal para visualizar esas imágenes alucinatorias».

Selznick aceptó la propuesta entusiasmado con tener un nombre de prestigio más para promocionar su film y Dalí entregó cinco pinturas que fueron tomadas de base por los escenógrafos del film para crear la secuencia onírica. En una de sus imágenes hubo, incluso, una autoreferencia: la tijera que corta el dibujo de un ojo recuerda inevitablemente a navajazo inicial de Un perro andaluz (Un chien andalou, 1929), que Dalí y Bueñuel habían hecho en plena fiebre surrealista y también bajo la influencia de las teorías del psicoanálisis. Hitchcock supervisó el rodaje de una primera versión de la escena, de unos veinte minutos de duración, pero Selznick no quedó conforme con el resultado y pidió primero al diseñador William Cameron Menzies y luego al especialista en efectos especiales Jack Cosgrove que hicieran ajustes y la abreviaran. El tiempo y el esfuerzo dedicados a la escena pusieron al film muy por encima del presupuesto y además demoraron el estreno durante varios meses.

El hombre equivocado

Chris posee una imagen de hombre excepcional, buen esposo, padre de familia ejemplar, pero se ve envuelto en una situación en donde recae sobre su persona el peso de un crimen que no cometió.

Del héroe Hitchcockiano, se puede rescatar que éste representa dos valores contrarios, debido a que se muestra como un hombre ejemplar opuesto a la imagen de un hombre tentado por el pecado, cargando sobre sí su gusto por las apuestas, lo cual se convierte en una falla que lo condena y agrava su situación penal. Este elemento que parece pequeño, determina en gran parte su situación, restándole credibilidad a su inocencia.

Este filme involucra además el imaginario acerca de la noche, que gira en torno a la maldad y a la peligrosidad del mundo, en donde cualquier sujeto, debido al factor humano de imperfección, puede cargar con eventos que lo turban y amenazan su estabilidad. Los pecados del individuo lo sucumben en la desgracia, aunque éstos sean mínimos.

A lo largo del filme, Hitchcock deja apreciar las manifestaciones simbólicas de destino versus el azar, lo cual se puede ver representado en la concepción que posee Rose respecto a lo que les sucedió. Esta visión deja entrever que hay un destino que conspira contra ellos, el mundo está regido por fuerzas mayores que superan al ser humano, dejándolo en una condición de inmovilidad, que lo vuelve completamente incapaz de solucionar su situación.

El destino puede jugar un papel que amenaza la libertad de las personas, eliminando en ellas cualquier oportunidad de tomar control de sus vidas, ya que es algo impuesto por un orden superior, que nos puede garantizar el éxito o la caída…