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Ed. Visor, año 1971. Tamaño 19 x 12.5 cm. Selección, traducción y prólogo de Eduardo Chamorro. Estado: Muy Bueno. Cantidad de páginas: 56

A partir del Festival de Música Folklórica de Newport del año 1965, el mundo conoció un nombre nuevo en el ámbito de la música popular. Bob Dylan emergía mostrando una forma nueva e innovadora de utilizar los temas llama­dos tradicionales, transformándolos en la sustentación de un audaz mensaje poético, crítico y folklórico. Para Newsweek era el «Patrie Henry de la revolución folk», para Time, «el más importante compositor de música folklórica». No obstante, la importancia de Dylan radicaba, precisamen­te, en que su significado transcendía lo estrictamente musi­cal, incorporando a lo folklórico la expresión de todas las resonancias y recursos poéticos de la agria y mordaz «beat generation».

Bob Dylan (su verdadero nombre, Robert Zimmerman; Dylan constituye un homenaje al poeta británico Dylan M. Thomas) nació en Duluth, Minnesota, el 24 de mayo de 1941. Al poco tiempo su familia se instaló en Hibbing. Cuando apenas contaba diez años Dylan huyó de su hogar. Era la primera de una serie de intentonas y la policía devol­vió prontamente al precoz evadido, que regresaba con una guitarra bajo el brazo, regalo de un músico callejero. A los quince años aprendió a tocar la armónica y el piano, com­poniendo su primera canción, dedicada a Brigitte Bardot. A los dieciocho, y tras seis intentos infructuosos, Bob Dylan abandona definitivamente la casa de sus padres.

Se inicia así una prolongada existencia peregrina a través de los Estados Unidos, de Nuevo Méjico a Dakota del Sur («Allí no aprendí canciones, sino formas de cantar»). de Kansas a California («… donde vi por primera vez a Woody Guthrie»), almacenando todo un histórico material musical y recogiendo una serie de anécdotas e historias que le sirven para su trabajo como spokeman, y que más tarde incorporara a sus canciones. En una de sus singladu­ras conoce a Victoria Spivey, una cantante de bines por mediación de la cual entra en contacto con Big Joe Williams, quien en un pac de grabaciones («Wichita» y «Sitting on the top of the worid») permite ser acompañado a la armónica por Dylan. Más tarde conoce a Muddy Waters, Hank Wil­liams, Jelly Roll Morton y a una figura mítica del folk: Pete Seeger, que refiriéndose a Dylan dirá: «Ha de convertirse en el más grande trovador de América… si antes no explota».
La mayoría de sus viajes los hace enrolado en un circo tejano, en el que traba amistad con los payasos de entre­actos («De ellos pueden aprenderse muchas cosas. Nadie encuentra más dificultades que ellos. Algunos los conside­ran la clase social más baja. Tienen un conocimiento de la vida muy difícil de conseguir.») Poco a poco el paisaje infer­nal del sur de los Estados Unidos condiciona y modula la creación poético-musical de Dylan.

Al mismo tiempo que investiga y recoge el proceso creador de la música folkló­rica —desde el rag y el gospel hasta la balada vaquera— su mirada se detiene y observa la hipocresía, la injusticia, el chantaje y el hastío que informan la sociedad norteameri­cana. Y este juglar de grotesca silueta, de enmarañada cabe­llera y facciones semitas entra en convulsión con la reali­dad a su alrededor y comienza a segregar una lírica de rasgos alucinantes y figuras fantasmagóricas, apoyada tanto en las raíces folk, tradicionales, como en la escritura automática. La medula poética de su obra le vincula Mtera-riamente con la «beat generation» en una gama de expre­siones que oscila entre la ironía de Like a Rolling Stone y el tono bíblico de A Hard Rain’s a Gonna Fall; entre la nos­talgia de Girl from the North Country y el surrealismo de Mr. Tambourine Man.

Esta senda poética es la que lleva a Dylan a conocer a Alien Ginsberg. Ambos son poetas des­arraigados, portavoces líricos de un testimonio de repulsa hacia la sociedad norteamericana y sus valores. Recordan­do su amistad con los payasos de intermedio, Dylan le pro­pone a Ginsberg el proyecto de montar entre ambos un circo y convertirlo en plataforma de su ácido humor. Ginsberg está de acuerdo con la idea, pero ésta jamás se lleva a cabo, pues en realidad ninguno de los dos está dispuesto a en­claustrarse bajo una carpa.

Hacia 1961 Dylan fija su residencia en el Greenwich Village de Nueva York. Su primer recital público tiene lugar en Gerdes Folk City, en donde Blowin’ in the Wind se con­vierte en algo más que una canción. El 12 de abril de 1963, en el Town Hall de Nueva York, tiene lugar su primer recital de importancia. Dos años más tarde, el Festival de Newport convierte a Bob Dylan en un personaje de controversia. Admirado por los ortodoxos como investigador y creador de música folklórica, es denostado por los mismos por or­questar las composiciones y utilizar la guitarra eléctrica. Le echan en cara desviarse de la música tradicional-folklórica-convenclonal, sin darse cuenta del naevo significado que impregna el folk creado por Dylan.

Sin percibir que las observaciones que el juglar ha extraído de la sociedad, al igual que las opiniones que sobre ella mantiene, han sido trabajadas hasta componer un cuadro poético que sirve a sus ideas, y que éstas no van acompañadas por la instru­mentación musical, sino que son subrayadas por ésta, creando una tensión contenido poético-estructura musical que sirve a la comunicación de todo aquello que ha tomado parte en la composición de la canción, y que origina tanto un efecto dramático como crítico. Por ende, los ortodoxos desdeñaban entrar en consideración de un hecho: cancio­nes como Master of War, Who Killed Davey Moore? y The Times they are A-Chaingin’ se habían convertido en un com­pendio de las ideas de la juventud que iba a manifestarse frente al Pentágono.

Eduardo CHAMORRO, Madrid, agosto 1969.

Indice
Prólogo
Ballad of Hollis Brown
Seven curses
Who killed Davey Moore?
Blowin’ in the wind
Spanish Harlem incident
It ain’t me babe
Tomorrow is a lon time
Love Minus Zero / No limit
Girl of the North Country
Boots of spanish leather
On the road again
Mr. Tambourine Man
Like a Rolling Stone
The Gates of Eden
With God on our side
Master of War
The times they are changing
A hard rain’s gonna fall